Reencuentro de Cristina y Kicillof: saludo frío y cánticos cruzados

En medio de la tensión que cruza al peronismo, Cristina Kirchner y Axel Kicillof volvieron a compartir un acto. Fue un reencuentro forzado, auspiciado por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. El saludo frío entre ambos dirigentes que protagonizaron un áspero e inusual cruce en los últimos días, fue acaso la señal más contundente en el sentido de que la disputa no bajó la espuma.

El reencuentro se produjo anoche en el Teatro Argentino, donde Abuelas celebró su 47 aniversario. Carlotto fue la encargada de invitar a la ex presidenta y al gobernador y logró le cometido de volver a juntarlos. Lo que fue imposible evitar fue el clima de tensión interna que se desparramó con cánticos cruzados entre sectores afines a Cristina y otros que apoyaban a Kicillof.

Apenas se asomó Cristina Kirchner, un amplio espacio de la militancia que colmó la Sala Ginastera entonó el “Cristina Presidenta”, que esta vez estuvo dirigido a sostener la aspiración de la ex mandataria de encaramarse en la conducción del PJ nacional.

A Kicillof se lo notó entre serio e incómodo. Se distendió un poco más cuando esta vez los cánticos fueron para resaltar su figura. “Axel querido, el pueblo está contigo”, se escuchó fuerte. Claro que enseguida vino el contraataque de la barra cristinista.

Acaso como para mediar sobre las diferencias, Carlotto se sentó en la primera fila de la sala. Cristina a su izquierda; Kicillof, a la derecha.

Sobre uno de los costados se ubicó buena parte del gabinete bonaerense. Mezclados, ministros camporistas y kicillofistas. También aparecieron intendentes ultracristinistas como el lomense Federico Otermín y otros alcaldes cercanos a Kicillof como Julio Alak (La Plata), Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso).

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Kicillof y Cristina apenas si cruzaron miradas. A la ex presidenta, en cambio, se la vio en charlas animadas con el senador nacional Eduardo “Wado” De Pedro. Se trata de toda una señal política: el legislador es imaginado en el kirchnerismo duro como posible candidato presidencial, la misma meta que persigue el Gobernador.

La disputa entre Kicillof y Cristina Kirchner terminó por estallar la semana pasada, cuando la ex presidenta le reclamó al mandatario provincial que se pronunciara en forma explícita en apoyo a su candidatura a presidir el PJ nacional.

Kicillof venía haciendo desde hace meses gestos de respaldo a Ricardo Quintela, su para de La Rioja que comenzó a construir su candidatura cuando Cristina no tenía en los planes ir por la presidencial del PJ.

Pese a los pedidos de Cristina, Kicillof insistió en llegar a la unidad en el peronismo, postura que ratificó en el acto que encabezó la semana pasada en Berisso por el Día de la Lealtad. Entonces, la cuerda se tensó.

Al día siguiente la ex presidenta encabezó una reunión en la sede porteña del SMATA y tildó de traidor a Kicillof al compararlo con Judas y Poncio Pilatos.

Lejos de retroceder, el Gobernador se mantuvo en su posición y rechazó esas acusaciones. Habló de “ataques públicos” en su contra y cuestionó la “lógica del sometido o traidor” que, insistió, “entró en crisis y viene causando malos resultados”.

En ese contexto, el acto de anoche había generado una fuerte expectativa. También, un concierto de dudas.

Con Cristina confirmada, restaba conocer si Kicillof iría. El mandatario estaba encabezando una serie de actos en el interior bonaerense, el último en Punta Indio, y se ponía en dudas si llegaría a tiempo. Al final, estuvo.

La expectativa fue en aumento porque durante buena parte de la jornada desde uno y otro campamento se seguían disparando dardos. El ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, volvió a quejarse de las críticas kirchneristas contra Kicillof. La camporista Mayra Mendoza realizó, por su parte, un reclamo por la falta de apoyo del Gobernador a la candidatura de Cristina.

LLAMADO A LA UNIDAD

Al final del acto, Carlotto subió al escenario e improvisó un discurso en el que llamó a la unidad del kirchnerismo. “Aunque tengamos diferencias políticas, somos argentinos y tener hoy acá el honor de Cristina y el honor del Gobernador demuestran que nada está perdido”, dijo. Y luego lanzó un reto general. “Miren, yo levanto el dedo de directora de escuela y digo basta”, soltó.

Cuando para la foto del final subieron nietos recuperados, abuelas, Cristina y Axel Kicillof se ubicaron bien distantes.

No iba a hablar, no estaba previsto. Pero al final la ex presidenta tomó el micrófono para recordar sus épocas de estudiante en La Plata y los actos con Néstor Kirchner en 2005 y 2007 en el mismo escenario.

Luego fue el turno de Kicillof, que debió aguardar que la barra cristinista hiciera silencio. “Cuánto les falta para entender, que no fue magia nos conduce una mujer”, gritaban. El Gobernador apuntó con sus críticas a “la derecha”. Ninguno de los dos ni siquiera rozó la pelea por la presidencia del peronismo que por ahora no los tiene en la misma vereda.

Acaso no hizo falta. Los gestos distantes, el saludo frío y los cánticos cruzados, lo dijeron todo.

Los cánticos fueron el reflejo más fiel del clima de tensión que se respira en el kirchnerismo

Hubo un saludo frío entre Cristina y Kicillof y apenas si se cruzaron miradas