La primera ecografía, la primera vez que escuchaste su corazón, el día que por fín viste su cara y lo tuviste en tus brazos, son momento en la vida de una madre que no se olvidan y que están presentes aún con el paso de los años.
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La primera ecografía, la primera vez que escuchaste su corazón, el día que por fín viste su cara y lo tuviste en tus brazos, son momento en la vida de una madre que no se olvidan y que están presentes aún con el paso de los años.
Incluso cuando acaricias su cabeza y le ves las primeras canas.
Pero además de esos momentos, de los buenos y los malos, a veces hay que pensar si ese rol de madre llega algún día a su fin o simplemente va cambiando con los años. Alicia Salinas, Mercedes Segura y Ana Mamaní son madres y ahora abuelas. Vivieron los momentos de la maternidad y ahora la llegada de los nietos. Y desde su experiencia aseguran - sin conocerse- al unísono: "Ser mamá es para toda la vida, aún cuando los hijos son grandes y se van, somos mamás siempre".
Alicia Salinas es docente jubilada y lleva adelante un grupo de Ballet de folclore en Cerrillos.Tiene tres hijos y por ahora tres nietos.
"Tuve tres hijos. La primera nació mucho antes de la fecha prevista, tuve tres días de contracciones sin dilatación y me hicieron cesárea, los dos restantes nacieron también por cesárea. Lo que más me costó fue criar a mis hijos sola", contó Alicia.
El padre de sus hijos murió cuando su hija más chica tenía 8.
Para salir adelante Alicia tenía tres trabajos. "En la mañana era secretaria en Salta, a la tarde de maestra de grado y cuando volvía de la escuela daba clases de folklore en mi casa hasta las 12 de la noche. Se criaron prácticamente con niñeras", contó con un dejo de tristeza, y un poquito de dolor. Ese dolor con mezcla de cultpa que les queda oculto a las madres que trabajan.
A todas las que les tocó hacer ese rol, saben que en la primera infancia, los chicos reclaman la presencia de la madre, casí a toda hora, y si bien es parte de la cotideaneidad irse al trabajo, cerrar la puerta con los hijos en casa deja siempre un poco de dolor.
En este proceso, trabajando y criando a sus hijos, Alicia reconoce que para suplir las ausencias, les daba todos los gustos. "Aprendí que hay que aprender a poner límites, yo cometí el error de darles todo lo que podía y acceder a sus caprichos. Pero gracias a Dios, son buenas personas, todos tienen sus trabajos y pueden mantener a sus familias", contó.
Superando los 60, Alicia se anima a darle un consejo a las madres que tienen su primer hijo. "Cuiden a sus hijos, porque en realidad es solo eso lo que necesitan y mucho amor. Un niño que es amado y bien cuidado por sus padres adquiere seguridad emocional, se siente fuerte, tiene una personalidad y un carácter definido, en cambio un niño que carece de afecto y atención, es temeroso, inseguro, no rinde bien en la escuela, busca atención y cariño quizás en personas equivocadas y puede tomar caminos que no lo llevan a nada bueno. Toda la crianza del niño y su futuro como adulto, se basa en el amor responsable de los padres", aseguró Alicia, que ahora disfruta de otro rol.
Sigue siendo mamá y asegura que lo será hasta el últlimo de sus días y festeja el ser abuela. "Me dicen que soy la abuela malcriadora de mis nietos. A los tres los trato con el mismo amor y a veces también los reto por igual, pero ellos te devuelven la energía, la capacidad de sentirte abuela y madre a la vez, te dan cariño, te hacen reír, pero también vuelves a sentir angustia y dolor cuando se enferman o los ves llorar", contó Alicia en esta nueva etapa de la maternidad que ya le toca vivir y disfrutar.
Mercedes Segura es docente jubilada y tuvo cinco hijos. Su vida como mamá no fue fácil. "Fue muy difícil sacarlos adelante sola, porque no contaba con el apoyo del papá. Él estaba y no estaba a la vez, pero a pesar de todo ellos fueron mi motor y mi vida entera. Por por ellos dejé de lado muchas cosas", confesó Mercedes, que ante la pregunta de si en algún momento, se termina el rol de mamá aseguró: "Nunca, porque a pesar de que los hijos crecen, siempre acuden a vos".
En este camino de la maternidad, Mercedes aseguró que lo que más temía era que no fueran buenas personas y que cometieran sus mismos errores, pero las cosas van saliendo bien por ahora, y aunque los chicos ya están grandes -el más chico tiene 25- parece que logró llevar adelante la tarea.
En cuanto a los consejos para las madres jóvenes es y sigue siendo que cuiden a sus hijos. "Siempre cuiden y luchen por sus hijos y que traten de darles una vida llena de amor y protección", aconsejó Mercedes, ahora abuela.
En esta nueva etapa no duda ni un minuto. "Es lo mejor de este mundo y es un amor doble, por que los hijos ellos ahora son mi motor y mi vida da vuelta alrededor de ellos. Los amo con el alma. Son mi vida", afirmó Mercedes.
La tercera historia de mamás y abuelas es la de Ana Mamaní, que con un poquito más de 52 años, lleva adelante la crianza de sus nietas adolescentes. La vida así lo quiso y sin querer, la tomó de sorpresa, pero con la experiencia de la vivido en su primera maternidad.
Anita, sin dudarlo, asegura que la maternidad no termina nunca. "Es algo que se lleva adentro y que aunque nuestros hijos estén grandes y tengan su familia y tengan sus propios hijos, nosotras seguirmos presentes, procurando su bienestar. Siempre pendientes, siempre tratando de mimarlos cuando van a casa a visitarnos", contó Ana, quien reconoce que lo que más le costó de la crianza de sus hijos fue el tener que dejarlos para ir a trabajar.
"Tenía que dejarlos muchas horas, solos. Los dos mayores tuvieron que independizarse de muy pequeños. A los 7 años ya andaban solo ellos en el colectivo, yendo a la escuela porque la mamá trabajaba desde las 7 de la mañana a las 6 de la tarde. Por supuesto que era su bienestar, para proveernos en el hogar pero uno se pierde muchas cosas en ese tiempo", contó con un dejo de tristeza.
En este proceso, de culpa y tristeza, Anita recordó que trató superarlo dedicandoles mucho más tiempo los fines de semana, tratando de jugar con ellos un poco más, de apoyarlo en sus deportes, en la escuela. "Yo viví maternidad en tres etapas, con los dos mayores que se llevan un año y medio y después de 10 años llegó el tercero y ahora la última etapa es la de abuela-mamá.
"En el camino falleció mi hija y estoy a cargo de mis dos nietas que me dicen mamá. Están conmigo desde los 6 y 5 años. Ahora ya tienen 15 y 13 años. Son tiempos diferentes, etapas diferentes. A ellas para poder criarlas un poco mejor y contenerlas un poco más decidí emprender yo y desde casa hago servicios de catering. Me doy el tiempo de estar con ella, de su adolescencia, cosa que no pude hacer con mis hijos por el trabajo", contó Anita, desde la experiencia de su primera maternidad.
Ente todos las experiencias de Ana, su consejo para las mamás que tienen su primer hijo es que los disfruten todo lo que puedan. "Cada momento con ellos, que los cuide, que crezca un poquito con ellos, porque de eso que trata, de comprenderlo la primera edad que es hermosa", contó llena de lindos recuerdos.
Ana vivió su primera etapa de abuela, como la consentidora. "Las llevaba, las traía, les compraba cosas. Hoy me toca el papel de mamá con ellas y me cuesta mucho poner límites porque yo las veo unas niñas, pero ya son adolescentes, pero trato de sobrellevarla, voy aprendiendo", reflexionó Ana que le ha tocado vivir tantos roles en estos años.
El apoyo desde la psicología
"La maternidad irá variando conforme a las distintas etapas que van atravesado tanto madre como hijo, es importante no quedar anclada únicamente a este rol y sus funciones", analizó Flavia Quispe, licenciada en Psicología.
Buscando tratar de esclarecer si la maternidad termina algún día, y que consejos se pueden seguir, La psicologa advierte a quienes acompañana a las madres primerizas que el primer paso es saber escucharse, para que ellas puedan expresar sus emociones y entender que se trata este proceso de adaptación psicoemocional.
"La maternidad genera vulnerabilidad y estrés al tener que redescubrirse a sí misma, aceptarse, transformarse y encontrarse emocionalmente con un ser humano que depende 24 horas de ella. Es por ello que debemos prestar especial atención para que esta transición se acompañe de los apoyos adecuados, entendiendo que todas esas emociones son normales y que forman parte del proceso", expresó la licenciada Quispe.
La profesional advierte que la maternidad irá variando conforme a las distintas etapas que van atravesado tanto madre como hijo. "Es importante no quedar anclada únicamente a este rol y sus funciones. La maternidad cambia de forma y envergadura a lo largo de los años. La relación entre una madre y su hijo, en el mejor de los casos evoluciona con el tiempo, se transforma en una relación más madura, sabia y amorosa, donde la conexión con los hijos se mantiene a lo largo de la vida", afirmó.
El último de los consejos, para las mamás que recién inician el camino es la necesidad de poner límites sanos, comunicar sus necesidad y expectativas, buscar redes de sostén y apoyo la pareja, amigas o algún familiar cercano confidente. Entender que cada persona desde su individualidad transita su experiencia de manera personal y única.