¿Qué pasa si tengo una deuda de más de 5 años en Argentina?
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Si se cuenta con deudas comerciales o impositivas atrasadas, como pueden ser las de AFIP, pueden convertirse en un verdadero dolor de cabeza. Con el paso del tiempo, suelen acumular intereses y afectar al patrimonio.
Si bien es un inconveniente que puede llegar a generar graves problemas, como el inicio de acciones legales por parte del acreedor, hay casos en los que este último no acciona por diferentes motivos. En este último punto, la ley, en la búsqueda de que no existan reclamos eternos, establece períodos de prescripción.
¿Qué sucede si tengo una deuda de más de cinco años?
En el caso de las deudas que tengan cinco años o más, es muy probable que hayan prescripto. Este recurso está regulado por el Código Civil y Comercial de la Nación, el cual establece los plazos y condiciones bajos los cuales una deuda deja de ser exigible.
Según el artículo 2560, la prescripción, por lo general, ocurre a los cinco años desde la exigibilidad de la obligación. Por ejemplo, si una deuda debe ser abonada el 1 de enero del 2025, recién el 1 de enero de 2030 habrá prescripto.
Durante ese período de cinco años, el acreedor tiene la posibilidad de reclamar la deuda, ya sea de manera extrajudicial o iniciando una demanda judicial. Si el acreedor no toma ninguna acción dentro de ese plazo, la deuda prescribe y pierde la posibilidad de exigir el pago a través de los tribunales.
Esto no implica que la deuda se elimine, sino que el deudor ya no puede ser forzado a pagar mediante acciones judiciales, lo cual le otorga cierta protección. Sin embargo, el plazo puede interrumpirse bajo ciertas circunstancias.
Una de las más comunes es el reconocimiento de la deuda por parte del deudor. Esto puede suceder de forma expresa, por ejemplo, a través de un pago parcial o de una comunicación escrita donde el deudor admite la existencia de la obligación.
En este caso, el plazo de cinco años vuelve a contarse desde el inicio. También se interrumpe la prescripción cuando el acreedor inicia un proceso judicial para cobrar la deuda, lo que suspende temporalmente el cómputo del plazo hasta que se resuelva el litigio.
Otra forma en la que puede reiniciarse el período de prescripción es a través de notificaciones formales. Si el acreedor envía una carta documento o una intimación de pago, el lapso mencionado se interrumpe. De hecho, es muy común que se utilice para ganar más tiempo para realizar el reclamo.
Sin embargo, este tipo de notificaciones deben cumplir con ciertos requisitos legales para ser válidas, como ser clara y precisa, además de ser enviada por medios fehacientes.
¿Qué sucede cuando una deuda prescribe?
Como se mencionó previamente, una vez que el plazo de prescripción transcurrió, el acreedor no podrá iniciar acciones legales para cobrar la deuda. No obstante, es muy común que empresas de cobranza intentan negociar el pago con los deudores a pesar de haber prescripto.
En esos casos, el deudor puede omitir pagar la obligación. Este recurso evita que los deudores estén sujetos a reclamos indefinidos o demandas sorpresivas muchos años después de asumir una obligación.
Para los acreedores, es un incentivo para no posponer sus acciones de cobro, ya que si no actúan dentro del plazo estipulado, pierden el derecho a reclamar judicialmente. En otras palabras, busca equilibrar los intereses de ambas partes.
Por un lado, los acreedores no pueden ejercer presión indefinida sobre los deudores, mientras que estos últimos tienen la responsabilidad de cumplir sus obligaciones dentro de los plazos establecidos.
¿Cuándo prescribe una deuda de AFIP?
En el caso de AFIP, por lo general, prescriben a los cinco años, al igual que otras deudas comerciales. Durante ese lapso, el fisco podrá reclamar e iniciar acciones legales, si lo considerase, para que se haga efectivo el cobro.