La ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, es testigo de una lógica comercial preocupante a lo largo de las últimas décadas. Ciertos negocios emergen con un furor casi inexplicable, se reproducen rápidamente, y parecen dominar cada esquina de la ciudad. Tras tres grandes cervecerías artesanales que cerraron en las últimas semanas, el tema de ‘rubros éxitos seguidos de muerte’, vuelve a tener vigencia.
Porque este apogeo muchas veces es perecedero. Como una burbuja que se infla y estalla, estos comercios terminan desapareciendo o reduciéndose a una mínima expresión.
MODA EFÍMERA CÍCLICA
El fenómeno plantea una serie de preguntas sobre la sostenibilidad y la razones detrás de estas modas comerciales que parecen repetirse ‘en loop’ una y otra vez.
Un histórico ejemplo de este ‘fulgor’ fueron los parripollos, esas parrillas que se especializaban en pollos asados. Durante una época eran omnipresentes. Cada barrio tenía al menos una, y el olor al ‘ave rostizada’ inundaba las calles los fines de semana.
Sin embargo, la demanda inicial y el entusiasmo del público no fueron suficientes para sostener el negocio a largo plazo. Con el tiempo, la oferta superó a la demanda y muchos de estos locales cerraron sus puertas.
La historia se repitió con los lavaderos automáticos y, más tarde, con las canchas de pádel: Ese deporte que se juega en espacios cerrados o semi cerrados, vivió un boom que llevó a la apertura de numerosas instalaciones en la ciudad, con costosas inversiones.
Pero, como en los casos anteriores, el mercado se saturó, o el público se cansó, y casi todas las canchas terminaron por convertirse en otra cosa, como lavaderos de auto.
En estos años recientes, se pudo ver cómo las cervecerías artesanales siguieron el mismo patrón. Hace apenas unos años, parecía que no había calle en La Plata sin una cervecería artesanal y sus carnavalescas lucecitas.
Hasta desde el gobierno de Mauricio Macri se lo alentaba como “la salida del emprendedor por excelencia”.
EMPRENDER ERA SINÓNIMO DE CERVECERÍAS ARTESANALES
Estos locales se convirtieron en el punto de encuentro preferido de jóvenes y adultos, ofreciendo una amplia variedad de cervezas, no todas de calidad memorable, pero que con un ambiente distendido, parecían lograr su objetivo.
Como era previsible, la eterna crisis económica y la saturación del mercado las están llevando a la caída, como la de los rubros antecesores mencionados.
Este fenómeno no es exclusivo de La Plata, pero parece tener una particular intensidad en la capital bonaerense.
¿Por qué ocurre esto? Una posible explicación es la tendencia de los emprendedores locales a seguir las modas comerciales sin considerar adecuadamente la sostenibilidad a largo plazo.
Al observar el éxito inicial de un tipo de negocio, muchos se omnubilan y lanzan a abrir su propio emprendimiento en el mismo rubro, creyendo que la demanda será infinita…La realidad es que el mercado se satura rápidamente y solo los más preparados o aquellos con una propuesta verdaderamente diferenciada logran sobrevivir.
EL NEGOCIO EN UN MERCADO SECO
Otro factor a considerar es la falta de planificación urbana y comercial. La proliferación descontrolada de ciertos negocios puede deberse a una ausencia de regulaciones adecuadas que orienten el desarrollo comercial de la ciudad.
Pero por estos tiempos, hablar de regulación se asocia prácticamente a la revolución bolchevique.
Esta lógica guiada únicamente por el supuesto mercado que se regula solo, azuza la creación de más burbujas comerciales que, tarde o temprano, terminan explotando por la desesperación de quien agarró “un manguito” por un despido, indemnización, herencia o retiro voluntario, y se vuelca a lo primero que ve que está funcionando.
SOBRE LLOVIDO, MOJADO
La llegada del gobierno de Javier Milei y las políticas económicas implementadas exacerbaron aún más estas lógicas que lo preceden.
La crisis económica afecta a todos los sectores, pero aquellos que ya estaban en una situación precaria son los primeros en caer.
Las cervecerías artesanales son el claro ejemplo de cómo una moda puede verse truncada por la realidad económica. La gente, sin un peso, elimina lo que no es estrictamente necesario, y está claro que la cerveza no lo es.
Entonces, surge la pregunta: ¿Existe algún negocio que sea realmente sustentable a largo plazo?
La respuesta no es sencilla.
Si bien ciertos sectores como la alimentación y los servicios básicos siempre tendrán demanda, la clave está en la capacidad de adaptarse y reinventarse continuamente.
Los negocios que logran mantenerse a flote son aquellos que entienden que el mercado es dinámico y que las modas pasan.
En definitiva, La Plata es sinónimo de una realidad que se repite en muchas partes de la Provincia de Buenos Aires y el país: La tendencia a seguir modas comerciales sin un análisis profundo de su viabilidad a largo plazo.
Quizás la respuesta esté en una combinación de emprendimientos más diversificados, estudios de mercado previos, una mejor planificación y, sobre todo, en la capacidad de los comerciantes para adaptarse y reformularse a los cambios constantes. Solo así, (quizás) se podrá romper el ciclo de auge y decadencia que caracteriza a tantos negocios en la ciudad.