Estaba por subir al auto y aparecieron motochorros

Los asaltos callejeros protagonizados por los ya conocidos “motochorros” continúan representando un gran porcentaje de los delitos cometidos en la Región.

Hasta hace un tiempo este tipo de atracos callejeros tenían como epicentros las zonas comerciales y bancarias. Pero ahora el “coto de caza” de esta clase de delincuentes parece haberse extendido a prácticamente todos los sectores y barrios de La Plata.

En este alarmante contexto, en las últimas horas una escribana resultó ser víctima de un feroz ataque perpetrado por dos sujetos que circulaban en moto.

El hecho, que tuvo como epicentro la cuadra de 21, entre 35 y 36, (en la zona de Plaza Güemes se caracterizó por la violencia y la rapidez con la que actuó la banda de delincuentes para apoderarse de los objetos de valor de su víctima, a la que abordaron en plena vía pública cuando intentaba subirse a su auto, un Fiat Mobi.

Los momentos del día más elegidos para cometer esta clase de robos suelen ser la noche o a la mañana temprano cuando los vecinos llegan del trabajo o se dirigen al mismo.

Y el caso de la escribana no fue la excepción ya que aconteció cuando se dirigía al trabajo.

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La embestida fue tan intempestiva que la mujer no alcanzó a ver si portaban armas. Sólo atinó a cumplir con las demandas de los delincuentes para evitar un mal mayor.

Justamente esta es una de las principales características de esta modalidad. El efecto sorpresa es crucial para la efectividad del golpe.

La abrupta aparición en escena de estos sujetos neutraliza por completo a las víctimas que, por lo general, se quedan sin chances de poder escapar o de pedir ayuda.

De este modo, la mujer se terminó desprendiendo de su cartera en la que guardaba su teléfono iPhone 13, su billetera con todas sus tarjetas, un juego de llaves de su casa y un token que utiliza para la firma digital de expedientes.

Una radiografía de esta forma de delinquir permite concluir que se trata de maniobras que parecieran ser extraídas de un manual ya que cada hecho de inseguridad en el que actúan estos delincuentes motorizados se repite el mismo patrón de movimientos, sincronización, violencia e impunidad.

La mecánica de estos malvivientes suele ser siempre la misma.

Los sujetos en moto se acercan a su “presa”, a la que presumen incapaz de poder defenderse.

Acto seguido, el acompañante desciende, por lo general, mostrando un arma y lanzando una serie de amenazas, para terminar por arrancarle las pertenencias a su víctima.

Una vez consumado el robo vuelve al rodado y junto a su cómplice, el conductor, huyen a toda velocidad de la escena.

En cuánto a las víctimas, no hay preferencias. Hasta los chicos, cuando se dirigen a la escuela o a hacer un mandado pueden terminar convirtiéndose en presas de estos hampones.

Lo único que “exige” el “manual del motochorro” es que el blanco elegido se encuentre sólo.

Justamente, la semana pasada este diario dio cuenta de al menos seis robos que fueron cometidos con la modalidad motochorro en distintos sectores de la Región.