Bien, Javier: con Scioli a bordo yo me animo a todo
Hay un problema, que es mío, no del Gobierno: no estoy entendiendo al Gobierno. Es un problema recontraserio para alguien que ha tomado la decisión de defenderlo hasta las últimas consecuencias. Cuando digo “últimas consecuencias” no exagero: por Milei yo voy a la guerra; por Milei soy capaz de sacrificar incluso la honra, el futuro, el dinero. Bueno, el dinero ya lo estoy sacrificando, pero también los que no lo votaron. Estamos todos un poquito más pobres, ¿no? De eso se trata esta experiencia libertaria: la pobreza es el precio de la libertad. ¡Presi, qué eslogan acabo de regalarte! Ya me lo imagino en tus discursos, en pancartas y multiplicado por trolls en las redes. No hay plata, jefe, pero tenemos eslogan.
No quiero desviarme. Decía que me cuesta, por mis limitaciones, asimilar algunas cositas que hace el Gobierno. Y ni les cuento con las que deshace; por ejemplo, la ley ómnibus. Yo salí a la calle a jugármela por ese proyecto, y hasta me entreveré en un cuerpo a cuerpo con los zurdos que fueron a protestar al Congreso. Ganaron los zurdos: de aquellos 600 y pico de artículos nos están quedando apenas poco más de 200, o algo así, porque cada 5 minutos la vuelven a podar. Los tramos más importantes volaron. Era una ley machaza, un ajuste más salvaje que los del FMI, y va quedando un texto deshilachado, un ajustecito de mala muerte. Le cortaron las piernas. ¡El ómnibus no se mancha!
Yo estaba indignado, y más cuando me topé, sobre Rivadavia, con un diputado dialoguista que había salido a tomar un poco de aire. “Hay cierta desproporción –me dijo– entre ese megaproyecto revolucionario de 700 artículos y un bloque libertario de 39 bancas. O te asegurás el apoyo, negociando, o no te proponés ninguna revolución”. Claro, “negociando”. ¡Coimero, comunista! Con gente así no se puede transformar el país. Horacito Rodríguez Larreta, gran amigo mío, declaró sobre el Presidente: “Algunas de sus ideas son buenas, pero no te podés pelear con todo el mundo, y menos siendo minoría”. Otro que analiza la política desde una perspectiva matemática. Chau, dejó de ser mi amigo.
La media sanción de Diputados ya es un hecho; obviamente, con el voto en contra del kirchnerismo, lo cual habla muy bien de la ley. Anteayer, Maximito primero estuvo en su banca y después se sumó a la protesta callejera. Gran mérito del Gobierno: en su vida este chico había laburado tanto.
Tampoco el economista Roberto Luis Troster parece comprender el volumen de los cambios emprendidos por Milei. En una nota de opinión en LA NACION, escribió: “Recortó gastos, ajustó la paridad del dólar, eliminó subsidios y desburocratizó algunos trámites, entre otras medidas. Son condiciones necesarias, pero no suficientes”. Siempre un pero, siempre. “Hay que cambiar –puso–, pero hay que cambiar bien”. ¡Otro pero! Troster deber ser peronista.
Así como hay cosas que no me terminan de cerrar, porque soy un cerrado, otras las aplaudo de pie. Brillante la incorporación de Daniel Scioli al Gobierno. El Pichichi es esa sangre nueva que estábamos necesitando. ¿Nueva? Sí: Dani no es el mismo que trabajó para Menem, Rodríguez Saá, Duhalde, Néstor, Cristina, Alberto y Massita. Está más maduro, tiene más fe y esperanza que nunca, y vuelve a su primer cargo, secretario de Turismo, de donde nunca debió haber salido. Viajero empedernido, si lo miramos bien es un gran turista de la política: le gustan todos los paisajes. Con él llegan, además, su hermano y su hija: la pyme completa. Lo de pyme, dicho con todo respeto a su trayectoria. Sé que es un empresario de fuste, con inversiones diversificadas y establecimientos agropecuarios –La Morocha, La Estrella y La Negra, en Balcarce y Tandil: en total, más de 15.000 hectáreas– en los que se puede ver desde la salida del sol hasta el ocaso. Si La Libertad Avanza llegó al poder con la bandera de la lucha contra la casta y la corrupción, ahora tenemos al abanderado.
Lamento mucho que su designación no haya sido tan bienvenida. En los comentarios de la noticia en lanacion.com (más de 1200) leí cosas terribles. Reproduzco algunas –las reproducibles– con su nickname, porque a esos desubicados hay que escracharlos. lramirez58: Ficha limpia x favor. Brendano: La motosierra era como una guillotina: queríamos ver que rodaran cabezas, no que las coronaran. edebarnot: Peluca, el 56% te baja al 15. Por favor… ¿este esperpento? ¿En serio? ¡¡¡Decime que es una fake news!!! LIBERTIDO: Scioli tiene menos palabra que Bernardo, el asistente del Zorro.
En una red recordaron que durante las trágicas inundaciones en La Plata, en 2013, Scioli se dedicó a esconder muertos. Qué horror: buscan empañarle la gloria de este momento.
Javier, está clarísimo: vamos a tener que soportar la deserción de los nuestros. El que quiera bajarse del barco que lo haga. Los fieles seguiremos a bordo. De última, Daniel, en su lancha, nos llevará a buen puerto.ß
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