Dólar, inflación y ajuste: qué proyectan para la Argentina tres bancos con sede en Wall Street
Las entidades financieras creen que el Gobierno logrará llegar al equilibrio fiscal este año, pero advierten por el atraso cambiario: esperan otro salto o que se acelere el crawling peg
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La sesión en Diputados para tratar la ley ómnibus es seguida de cerca también por el mercado financiero, que considera que el Gobierno necesita “un gol” para mostrar, luego de que el ministro de Economía, Luis Caputo, anunciara la quita del paquete fiscal del proyecto. Sin embargo, los últimos informes económicos de tres bancos internacionales, con sede en Nueva York, confían en que el Gobierno logrará poner las cuentas fiscales en orden este año, aunque creen que es muy ambicioso llegar al equilibrio financiero (el fiscal más los intereses de la deuda).
Acerca del tipo de cambio, los informes proyectan que el Banco Central no podrá mantener mucho tiempo la política de devaluación mensual de 2% con niveles altos de inflación, y debaten entre la posibilidad de que haya otro salto en la cotización oficial del dólar en abril o una aceleración del ritmo del crawling peg.
Por el lado de la inflación, los bancos creen que la fuerte recesión hará bajar la inflación en el segundo semestre, aunque creen que la caída no será lineal, sino que podría subir nuevamente si el Gobierno vuelve a devaluar de manera fuerte en abril.
“La eliminación del paquete fiscal tiene un costo fiscal del 1,1% del PBI en comparación con nuestro escenario base, y del 1,8% del PBI en comparación con la meta del gobierno. El paquete de consolidación fiscal es el ancla clave del programa del Gobierno. Sin embargo, el objetivo de un superávit fiscal primario del 2% era ambicioso. Seguimos opinando que el Gobierno debería, en principio, ser capaz de consolidar las cuentas fiscales hasta alcanzar un superávit primario de alrededor 0,5% del PBI este año”, dijo el banco de inversión Barclays.
Para llegar al equilibrio fiscal, la entidad hace mención a dos vías que tiene el Gobierno para subir los ingresos y bajar los gastos. “En primer lugar, hay puntos fiscales que no están incluidas en el proyecto de ley –como los impuestos a los combustibles y los subsidios, para los cuales no necesita la aprobación del Congreso– que el Gobierno puede utilizar para compensar la eliminación del paquete fiscal. En segundo lugar, porque hay algunas medidas con apoyo parcial, como la moratoria fiscal y, posiblemente, la reversión parcial del impuesto a las ganancias, que aún pueden negociarse con la oposición”, dijo.
Acerca del tipo de cambio, Barclays dijo que el ritmo mensual del 2% de devaluación “es evidentemente insostenible” y que si se mantiene, “el tipo de cambio efectivo real estaría cerca de los niveles de octubre en abril”.
“Creemos que el camino más probable del Banco Central es acelerar solo ligeramente el ritmo del avance a 4% o 5%, inicialmente. Esto sería coherente con la estrategia inicial de limitar los efectos de inercia, manteniendo el ritmo de avance muy por debajo de la inflación esperada y respaldando la incipiente caída de la inflación mensual. Creemos que es probable que el Banco Central pruebe esta estrategia en febrero, posiblemente seguida de un salto discreto más adelante, con el objetivo de que sea el último”, dijo Barclays.
La entidad dice que la próxima brusca devaluación sería entre marzo y abril, pero aclaró que no sería tan grande como la que hubo en diciembre. “Es difícil ver que la brecha cambiaria se reduzca con las bajas tasas de interés reales actuales, con incertidumbres respecto del programa de estabilización –es decir, la opción de la dolarización todavía sigue sobre la mesa– y la expansión monetaria (debido al exceso de pesos y la acumulación de reservas), combinados con mayores (aunque limitada) incertidumbre sobre el paquete fiscal. Por lo tanto, una tendencia de rápida apreciación del tipo de cambio oficial sería más difícil de sostener, incluso si todavía se encuentra en niveles relativamente débiles. Esto no significa que la estabilización vaya a fracasar: si cuenta con el respaldo de un programa integral de estabilización, se resuelve una buena parte del exceso de pesos y con mayores reservas netas, el Banco Central podría tener más éxito con una segunda y última devaluación más contenida que conduzca a un proceso de desinflación más permanente”, agregó.
Con relación a la inflación, en Barclays dicen que “la profundización de la recesión parece estar limitando el pass-through [traslado a precios de la devaluación], respaldando una caída más rápida de la inflación”. Y dijo que existe la posibilidad de que una caída inicial más rápida de la inflación desencadene en “un círculo virtuoso en el que la apreciación del tipo de cambio real sea más lenta”.
“Si se combina con elementos de certidumbre monetaria y de política para respaldar una brecha cambiaria más baja, puede permitir una salida del problema con un lento ritmo de devaluación mensual que refuerza la caída de la inflación. Sin embargo, la amplia brecha cambiaria plantea riesgos. Además, los aumentos de tarifas anunciados para los próximos meses agregarían una presión inflacionaria relevante que aún es difícil de cuantificar, ya que no está claro si el Gobierno procederá con una reducción parcial o total de los subsidios. Finalmente, ante un shock nominal inicial elevado, los salarios y otros contratos han comenzado a revisarse con mayor frecuencia y sin mecanismos de coordinación. Esta dinámica refuerza la inercia inflacionaria y alimenta las expectativas de inflación. El Gobierno aún no ha complementado su paquete fiscal y su política cambiaria con políticas de ingresos, a pesar de que han demostrado ser efectivas para lograr una estabilización exitosa cuando se combinan con ajustes fiscales y monetarios ortodoxos”, analizó la entidad fundada en Londres.
El banco JP Morgan, en tanto, dijo que creen que se podría lograr un equilibrio fiscal primario, pero no financiero, y advierte sobre los riesgos de implementación. “En cuanto a la performance de las acciones, mantenemos una visión cautelosa considerando los desafíos de implementación que hemos estado señalando. El descontento con la nueva administración ya está provocando malestar en las calles y fue evidente la semana pasada cuando importantes sindicatos y partidos políticos convocaron a la primera huelga general contra el DNU y la ley ómnibus”, dijeron.
Con relación a cómo logrará el Gobierno el equilibrio fiscal, analizaron: “Una forma de mantener el déficit cero es a través de una reducción de las transferencias directas a las provincias, estimándose una caída de 0,5% del PBI para 2024 desde un total de 1,3% en 2023. Otra posible fuente de ingresos es la actualización del impuesto a los combustibles, que se ha mantenido sin cambios durante tres años. En 2023, este impuesto contribuyó en alrededor del 0,4% del PBI, muy por debajo del 1% registrado hace cuatro años. Sin embargo, modificar el impuesto agregaría más presión sobre los precios de los combustibles, y los expertos esperan otro aumento del 20%”.
Finalmente, el banco Morgan Stanley dice que sigue viendo “un fuerte compromiso con la consolidación fiscal”. Sin embargo, señala que el objetivo de alcanzar un superávit primario del 2% “siempre pareció algo optimista”. Y agregó: “Seguimos pensando que se puede lograr un ligero superávit primario este año. Esperaremos más detalles sobre las medidas compensatorias para calibrar nuestras proyecciones fiscales”.
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