
Sucesos
Hallaron flotando el cuerpo del turista desaparecido en el lago de Embalse
Por
Redacción La Voz
Por las rutas que llevan a los distintos destinos turísticos de Córdoba es común observar autos y camionetas que arrastran lanchas, motos de agua o llevan kayaks, entre otros tipos de embarcaciones. Casi todos van a pasar un día o varios a los espejos de agua de Córdoba.
Los días de fines de semana con buen clima, el tráfico en los lagos se incrementa. Por caso, al momento de la reciente desaparición del turista en el lago de Embalse, desde la Secretaría de Gestión del Riesgo Climático y Catástrofes de la Provincia advirtieron a este medio que “la gran cantidad de embarcaciones presentes en el agua dificultaban la organización del operativo en esas primeras horas”.
Luego a través de un protocolo, se despejó el área con el único objetivo de encontrar a Jorge Peñaloza, quien apareció ahogado tres días después.
Este escenario de algunas costas con mucha concentración de personas y embarcaciones es una postal que se repite los días de calor en algunos puntos del Embalse de Calamuchita y del dique Los Molinos. Son los principales lagos donde actualmente se desarrollan actividades náuticas en la provincia.
La actividad se concentra principalmente durante los fines de semana pero en la temporada estival se replica también durante la semana.
Según información de la Dirección de Seguridad Náutica de la Provincia, en Córdoba existe un parque acuático de unas 12 mil embarcaciones a motor, entre lanchas, motos de agua, jet ski, surf jet y similares. Si sumamos el resto de las embarcaciones de mayores proporciones (como balsas o veleros) el número asciende a unas 15 mil.
La matriculación de las embarcaciones es constante desde hace más de una década, con una baja considerable en los años 2020 y 2021 por la pandemia. Entre 500 y 700 matriculaciones nuevas se realizan cada año, además de transferencias de un dueño a otro, con números similares.
A eso hay que sumarle la cantidad de licencias de conducir náuticas deportivas, que son obligatorias para conducir cualquiera de esos vehículos. En muchas ocasiones las embarcaciones son familiares o de un grupo de amigos y pueden existir más de una licencia por embarcación.
También están los operadores turísticos cuya oferta de actividades náuticas se diversifica en plena temporada y suman a la ecuación total.
Históricamente, el Valle de Punilla fue el epicentro de las actividades motonáuticas en el dique San Roque. Pero la contaminación y las recurrentes sequías hicieron que los adeptos a deportes náuticos de contacto con el agua se mudaran mayormente a otros lagos.
Además de Los Molinos y del Embalse del río Tercero, también está autorizado navegar a motor en los diques La Viña y Cruz del Eje, y en la laguna Mar Chiquita y algunas otras lagunas rurales del sur provincial. En una decena de diques más, de menor tamaño, no se permite.
En Córdoba no existe un único perfil náutico. Conviven desde familias con tradición en la actividad, deportistas y nuevos adeptos a partir de las inversiones inmobiliarias que hubo principalmente en las costas de Embalse y Los Molinos.
Martín Walter, uno de los socios de Nautycar Hipernáutica, una empresa familiar de venta de productos para deportes náuticos con más de 40 años en el mercado, sostuvo que en su mayoría trabajan con clientes consolidados pero reconoce que existe un mercado virtual también fuerte.
“Estuve en Embalse hace unos días días y me llamó mucho la atención la cantidad de actividad que había, incluso más que en la mejor época del San Roque”, advirtió.
Una de las tendencias más arraigadas de la actividad náutica en la última década es el modo autogestivo: cada vez más personas llevan sus embarcaciones al agua a través de una bajada privada o pública sin intermediarios. Los clubes náuticos siguen vigentes como así también las guarderías, pero no aumentaron tanto su capacidad.
“A mayor cantidad de gente en un mismo lugar, más riesgo puede existir”, coinciden distintos referentes de la actividad.
Pasaron 12 años de la última tragedia con una embarcación en la provincia hasta el reciente fallecimiento del turista de Justiniano Posse que cayó de una moto de agua sin salvavidas. En esos años se avanzó bastante en seguridad.
Hace unos 20 años no existían las motos de agua. Ese boom se sumó al de las lanchas que ya existía.
Tampoco existían los controles de Seguridad Náutica, que se fueron agregando en los últimos años, así como los requisitos de licencia de conducir mediante exámenes.
“La actividad náutica implica un riesgo del cual las personas deben tener conciencia, lo que muchas veces no sucede. Las autoridades pueden aplicar un control pero a través de un equilibrio fino que no mate la actividad”, agregó Matías Arrambide, presidente del Club Náutico Córdoba.