Inconsistente encuadre canino
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Una nota titulada “Familias multiespecie” daba cuenta de la separación de una pareja de novios, dueños de un perro de raza salchicha llamado Pope. Si bien en los primeros tiempos se alternaban en el cuidado del can, en un momento dado, Damián le niega la entrega a Eugenia, quien decide acudir a la Justicia en su afán por recuperar el contacto con la mascota.
La jueza Carolina Macarrein, de Corrientes, resolvió cautelarmente que la mujer podía retirar a Pope los fines de semana y, el hombre o su madre, recuperarlo los domingos a la noche. La resolución cautelar tiene vigencia hasta tanto se dicte sentencia definitiva, en una audiencia prevista para marzo próximo.
Asistimos a un forzado intento por convertir a las mascotas en sujetos de derecho, considerándolos “seres sintientes”, integrantes de una familia “multiespecie”, como si este supuesto encuadre “familiar” fuese necesario para resolver una sencilla disputa entre dos dueños que aspiran a compartir la custodia de un perro.
El maestro Llambías afirmaba que “solo el hombre es el protagonista y destinatario del Derecho. Por ello, en vano se pretenderá, aun hipotéticamente, conceder personalidad a los animales o a los muertos”.
No parece ni razonable ni lógico que, para resolver una sencilla disputa sobre la custodia de una mascota deba recurrirse a la Justicia modificando el estatus que la naturaleza asignó al animal para pretender elevarlo al de miembro de la familia, inexistente esta ya como tal. La solución del caso es perfecta; la terminología y el fundamento resultan por demás forzadas, más efectista que real.

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