Un tesoro escondido con toboganes de agua de piedra, cascadas, pozones y leyendas: Carrilil

Cerca de Aluminé, a 18 km y dentro del Circuito Ruca Choroy existe un lugar donde la naturaleza te enamora.

«Llegan del pueblito Aluminé se dirigen a la cuenca Ruca Choroy, comunidad Aigo y a 18 kilómertros tienen la entrada al sendero», dice José Luis Pellao uno de los pobladores de ese lugar donde la naturaleza seduce, y enamora. Carrilil es un rincón increíble, donde los paisajes se combinan con los saberes ancestrales de tres familias integrantes de la comunidad mapuche Lof Aigo y allí, hay un lugar para vivir el verano de una manera diferente, entre toboganes de agua de piedra, pozones, cascadas y también leyendas y enseñanzas sobre plantas medicinales y la magia de la tierra.

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Los pueblos originarios comparten en ese lugar un proyecto de caminatas guiadas imperdibles. Los llevaran a recorrer el lugar en que la sinuosidad del arroyo Carrilil se interrumpe por siete cascadas y nueve piletones de agua que pueden recorrerse en un tiempo de dos a tres horas con una dificultad media. En una invitación a salir, gastar energías y llenarte de recuerdos, paisajes e historias.

Desde allí, Luis explica cómo es la salida que ofrecen. “Cuando llega, se registra, les toman los datos y pagan. A un kilómetro está nuestra casa y acá están los guiadores. El primer trayecto es de 15 minutos y es hasta los piletones. Hay algunos de 5 metros de profundidad, de 3 y 2 metros. Hay un cerro que se llama Carrilil, que en nuestro idioma quiere decir ‘piedra verde’. Ahí el guiador los va a llevar hasta el ultimo tramo, que es un tobogán de 20 metros de largo, y a las cascadas de 7 y de 13 metros de alto. Luis Pellao.

En el trayecto, encontrarán chaquiras, restos de vasijas y con mucha suerte trozos de árboles petrificados.
Esa piedra verde que le da nombre al lugar fue testigo de la resistencia de los pueblos originarios en la época de la conquista. Luis es uno de los pobladores que lo sabe y cuenta que el cerro tiene un valor histórico y cultural significativo.

“En la época del malón nuestro pueblo subió a la cima y a modo de defensa comenzó a tirarle rocas a los conquistadores, pero además, invocó al espíritu del toro que con su descomunal fuerza y apariencia, le dio la victoria de supervivencia. Hay quiénes precisan evidencia para creer en las historias. A los mas intuitivos les bastará ese destello de magia que aunque invisible, se percibe en Carrilil. Allí, se respira esperanza”, decía hace un tiempo, cuando presentaba las guiadas en esta zona.



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