El santo del videojuego
En su simplicidad, el Tetris es el videojuego perfecto. Es un juego platónico: se juega con formas puras y geométricas y se trata de poner orden en el caos. La noticia es que el 21 de diciembre un joven de Oklahoma llamado Willis Gibson alcanzó la iluminación, al ser el primer ser humano en llegar hasta el final de este juego y lograr que pantalla de su Nintendo se congelara en los 999999 puntos.
Gibson llegó al mítico nivel 157, llamado la “pantalla de la muerte”. Los bloques de cuatro piezas caen cada vez a mayor velocidad y se hace imposible ordenarlos. Hizo su último movimiento y la pantalla se congeló. “Oh Dios, oh Dios, oh Dios”, lloró Willis. No sentía sus dedos.
Xul Solar llamaba “Santo” a toda persona que perseverara en una tarea (“y esto incluye hasta a los asesinos”, agregaba Borges). Nuestro adolescente merecería pertenecer a algún santoral; probablemente el de los sujetos tercos y perseverantes que logran conquistar aquello que para nosotros es, sencillamente, inútil. ß
Algo más...
Aunque el juego no fue pensado para durar tanto, una partida de Tetris podría jugarse infinitamente. Muchos gamers tramposos hackearon el software del juego; Gibson es el primero en hacerlo con el software original y es el representante de una nueva generación de jugadores, más ambiciosos y efectivos. ß
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