
San Francisco curioso: el cañón de guerra del centro que evoca una tienda de camisas y no combates militares
Cumple este año seis décadas ubicado en la principal zona céntrica de esta ciudad. Sigue siendo un atractivo para chicos. Cómo llegó desde el Ejército. Y por qué se lo relaciona con una cadena de tiendas.

Un cañón de artillería militar que ya no dispara. Bien antiguo, con dos ruedas gigantes y un chapón que oficiaba de escudo para quienes lo manejaban, está próximo a cumplir 60 años de su puesto fijo en una esquina céntrica de la ciudad cordobesa de San Francisco. ¿Qué hace ahí?
Fue bautizado con el nombre de una histórica pero ya desaparecida cadena de tiendas de corbatas y camisas, Rigar’s, que tuvo sucursales por todo el país y que en San Francisco tenía su local frente al punto donde se ubicó esta pieza histórica. Desde entonces y hasta hoy es “el cañón de Rigar’s”.
El dueño de aquella cadena era Armando Gostanián, un empresario textil que murió en 2022 a los 88 años. Se hizo conocido, además, por su amistad con el expresidente Carlos Menem y por haber sido, en sus períodos de gobierno, el jefe de la Casa de la Moneda. En ese rol estuvo vinculado a distintos escándalos siendo investigado y condenado por la Justicia años después por enriquecimiento ilícito, entre otros hechos.
Cómo llegó a San Francisco
Según los registros históricos, el cañón fue instalado alrededor del año 1964, apenas se construyó el edificio Belgrano que tiene departamentos y locales comerciales. Se ubica en la esquina del bulevar 25 de Mayo, principal arteria de esta ciudad, y calle Córdoba, sobre la Plaza Cívica.

El presidente del Archivo Gráfico y Museo (AGM), Arturo Bienedell, explicó a La Voz que allí se había instalado previamente la firma “Fabri camisas Rigar’s”. El mismo Gostanián adquirió el cañón en una subasta de elementos en desuso que realizó el Ejército Argentino en su momento y decidió instalarlo en la esquina sanfrancisqueña como un atractivo.
“Cuando la firma Rigar’s se va de San Francisco quedó como una especie de donación a la ciudad, en lo que se conoce como la ‘esquina florida’”, agregó el historiador.
Restaurado varias veces
En sus casi 60 años que lleva inmóvil apostado sobre el centro de San Francisco, el cañón tuvo varias restauraciones y reparaciones. La última fue en 2020, durante la pandemia. La llevó adelante al artista y escultor Damián Bolaño.
Según contó en su momento, pudo recuperar las placas originales de bronce y partes de acero inoxidable, las cuales fueron pulidas para mantener su forma original. Además eliminó unos asientos de madera que tenía, ya que estaba partidos y se reprodujeron a la manera original, con un tratamiento de impregnante a la madera para su mayor durabilidad.

También debió intervenir los rayos de las ruedas porque estaban muy deteriorados. Se lijaron, se ajustaron y se hidrataron con bastantes capas de impregnante para que tome otra vez el vigor la madera y se mantenga. Se limpió la parte interna donde Bolaño dijo encontrar “muchísima basura” compuesta de pilas en desuso, botellas, bolitas, cascotes y más.
Luego el escultor optó por una pintura verde oliva, similar a la original, que se utilizaban para el armamento del Ejército Argentino.
“Fue una experiencia muy interesante y linda al ver toda la ingeniería que llevaba este cañón y todo el trabajo que seguramente representó en su tiempo”, contaba en aquel momento.
El cañón se convirtió sin dudas en patrimonio histórico de San Francisco. Es un símbolo ya de la ciudad. No pasa desapercibido, muchos chicos se suben al verlo y hasta se siguen sacando fotos.
No representa batallas, ni luchas heroicas. Solo es un ícono que recuerda más a una tienda de camisas que a combates militares. La tienda de Gostanián, el amigo de Menem.
