Corazón, corazón
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El fin de año lleva a muchas personas a hacer balances y a ponerse objetivos para el año que comienza. Podría decirse que las famosas New Year’s resolutions tan propias de los norteamericanos han cobrado tanta fama que han trascendido fronteras y se han convertido ya en una tradición que consciente o inconscientemente muchos se plantean. Que esta mujer esté corriendo por Estocolmo un 2 de enero en medio del frío y la nieve, con ese cielo y esas aguas gris plomizo, implica un alto grado de determinación y de sacrificio. O, por qué no, de extremo placer. Depende de lo que cada uno sentiría al estar en el lugar de ella. Sin embargo, es innegable que la escultura del corazón rojo le da un marco y un colorido a la afrenta que no hacen más que realzarla más allá de que sea nueva o habitual. El vívido color de la escultura podría bien ser una réplica de lo que su propio corazón siente ante el desafío.

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