Las nuevas tecnologías agrícolas están permitiendo equilibrar cada vez más la productividad con el cuidado del ambiente. En ese rumbo, está BASF, con 170 años de trayectoria y 73 de presencia en la Argentina. La estrategia de la empresa pone al productor agropecuario en el centro y busca el mejor equilibrio entre la productividad agrícola, las necesidades de la sociedad y el cuidado del medio ambiente.
En una gira con periodistas de Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y la Argentina, los ejecutivos de BASF explicaron las soluciones integrales que están impulsando y se mostraron convencidos de que “ese equilibrio sólo puede alcanzarse con un fuerte compromiso hacia la sustentabilidad, la innovación y la digitalización como pilares estratégicos”.
La empresa abrió las puertas de sus centros de desarrollo tecnológico de Rojas (Buenos Aires) y su planta productiva en Santo Tomé (Santa Fe) donde mostró las líneas de trabajo, especialmente en semillas, productos biológicos y digitalización para producir más, con menos y siendo cada día más sustentable.
“Debemos usar cada vez menos recursos para producir y si es posible buscar mecanismos de compensación que permitan al planeta recuperar su estado, y lo tendremos que hacer por años”, señaló Gustavo Portis, director de Negocio Agro para la Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

La compañía apunta a soluciones amplias pensando como un productor que “no solo se preocupa por una enfermedad sino en el proceso productivo en su conjunto”, con la rotación de cultivos, situaciones climáticas, manejo de malezas, aplicación de tecnología y cómo realizar ese proceso de forma sustentable y eficiente, propiciando también su rentabilidad.
En ese sentido, propone “modelos de manejo, apoyados en información digital, incluyendo algoritmos que permiten conocer y aprovechar los distintos ambientes, en sintonía con variedades e insumos específicos y adaptados al clima”.
Portis y una docena de especialistas en distintas áreas explicaron que contemplan diversos mecanismos, que permitirán mejoras de rendimientos en variedades e híbridos, a la par de lograr resistencia a herbicidas, tolerancia a ambientes adversos como salinidad o sequía.
El Centro de Desarrollo Tecnológico de Rojas, en el corazón semillero del país, se planteó hace 6 años como un centro de desarrollo del futuro, con paradigmas que sirvan para las necesidades actuales y también permitan vislumbra la agricultura de las próximas décadas.

Para ello, BASF asegura que invierte 2,4 millones de euros por día en Investigación y Desarrollo, unos 950 millones de euros al año, en diversos Centros: 30 en América Latina, de los cuales 5 se encuentran en Argentina.
La Argentina y Latinoamérica como región tienen “un rol estratégico para el desarrollo agrícola de la empresa”. La de BASF, es la primera estación de la empresa en el mundo que nació integrada para conectar soluciones para el agricultor en todos los eslabones de sus sistemas de producción a lo largo de la campaña. “Fue diseñada para que todas las soluciones se investiguen y desarrollen a la vez y de forma conjunta, en línea con nuestro foco en los sistemas de cultivos y con las necesidades de los agricultores al centro”, aseguraron.
La planta productiva de Santo Tomé se construyó hace 11 años y allí se producen biológicos para toda Latinoamérica. Por ejemplo, se abastece de inoculantes al mercado uruguayo, paraguayo y boliviano, y se exporta a Brasil un producto líder en dicho mercado. El desarrollo de fertilizantes biológicos busca sustituir el nitrógeno, que en vez de obtenerse de la aplicación de un fertilizante se lo obtiene de la atmósfera, generando una agricultura más sustentable. Además, dentro del porfolio de productos biológicos, BASF provee al mercado con promotores de crecimiento, biofungicidas, bioinsecticidas, bionematicidas.
Entre las innovaciones y el fuerte impulso de los insumos biológicos, tienen previsto 25 lanzamientos en los próximos tres años.
En el segmento de tecnologías para la protección de cultivos, BASF anunció la comercialización, en el corto plazo, de dos nuevos activos en la Argentina orientados al sistema de cultivo soja: Voraxor®, ya lanzado en Uruguay. Es un herbicida que contiene el novedoso activo Trifludimoxazin combinada con Saflufenacil, lo que le da un potencial mayor para el control de maleza de hojas anchas y un excelente efecto persistencia; y el funguicida Melyra® que contiene la tecnología Revysol (isopropanol-azole) como innovación .
El segmento de semillas de BASF continúa robustecido en su propuesta para Soja Credenz®, Girasol InSun y Maíz BASF, producidas de manera sustentable con altos estándares de calidad y enfocada a generar altos rendimientos por hectáreas.
Por parte de la digitalización, xarvio es la herramienta digital de BASF que permite al agricultor tomar decisiones optimizadas para la aplicación variable de productos fitosanitarios “siendo más preciso y logrando una mejor gestión del suelo y el cultivo”, aseguran desde la compañía.
También destacan que en la Argentina ha sido fuerte el crecimiento de usuarios de xarvio, con más de 2 millones de hectáreas digitalizadas con esta solución en los últimos años; y la compañía cuenta con un equipo entrenado que colabora con los distribuidores, asesores y productores para entrenarlos en xarvio, y logren tomar decisiones basados en informaciones que favorezcan la productividad rápidamente.