Explosión de alegría. La foto del reencuentro de un héroe de guerra con su familia que ganó un Pulitzer pero tuvo un desenlace amargo
En 1973, Slava Veder inmortalizó el día que Robert Stirm volvió a su hogar después de casi seis años prisionero en Vietnam
8 minutos de lectura'
El 17 de marzo 1973, en la Base de la Fuerza Aérea de Travis, California, una multitud se reunió para recibir a los soldados estadounidenses que volvían a sus hogares luego de combatir en Vietnam. Entre los familiares y la prensa que esperaban ansiosos la llegada, estaba el fotógrafo Slava “Sal” Veder, de la agencia de noticias Associated Press. Sin imaginarlo, ese día Veder capturó una escena que lo llevaría a la fama: el reencuentro del teniente coronel Robert L. Stirm, que había estado prisionero casi seis años en Vietnam del Norte, con su familia. Pero las apariencias, muchas veces, engañan...
En la imagen se observa al teniente, de espaldas a la cámara, caminando hacia su familia. Se destaca una adolescente emocionada que con los brazos extendidos y sus pies suspendidos en el aire corre al encuentro de su padre. La última vez que la joven lo había visto tenía solo 9 años. El resto de la familia, todos sonrientes, avanza detrás de ella.
La instantánea se bautizó Burst of Joy (explosión de alegría) y se popularizó. Para todos, Veder había logrado inmortalizar en la imagen la felicidad plena, el sueño de una familia hecho realidad y, por sobre todo, el deseo de los norteamericanos de dejar atrás la guerra y comenzar una nueva etapa. Al año siguiente, la fotografía fue la ganadora un Pulitzer. Sin embargo, tiempo después, se conoció que la realidad de los protagonistas era muy distinta a la retratada y el desenlace de la historia fue una verdadera guerra marital.
Operación regreso a casa
Robert Stirm, el soldado de la fotografía, era oriundo de San Francisco. A los 20 se alistó en el Programa de Cadetes de Aviación de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y en 1954 se graduó como teniente segundo. Unos años más tarde, en la Base de Laredo, Texas, recibió sus alas de piloto. Para ese entonces Robert había conocido a Loretta en una fiesta, se había casado, y tuvo cuatro hijos: Lorrie, Robert, Roger y Cynthia.
En agosto de 1967, Stirm fue enviado a Vietnam. El conflicto enfrentaba desde hacía más de una década a dos ejércitos de un país que estaba partido al medio: Vietnam del Norte, inspirado en la experiencia soviética y china, buscaba unificar todo el país bajo el régimen comunista, mientras que Vietnam del Sur luchaba por preservar un sistema alineado con Occidente, principalmente los Estados Unidos. En 1965 los norteamericanos intervinieron de lleno en el enfrentamiento: enviaron tropas, confiados en su aplastante superioridad militar que, suponían, les brindaría una rápida victoria. Sin embargo, la guerra se extendió por dos décadas.
Dos meses después de su llegada a Saigón, el cazabombardero que piloteaba Robert Stirm fue derribado. Logró eyectarse, pero fue capturado por las tropas norvietnamitas. Se convirtió en prisionero de guerra. Soportó el hambre y la tortura. Compartió celda con John McCain, quien luego se dedicó a la política, fue senador y candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos en las elecciones de 2008, que perdió ante Barack Obama.
El 27 de enero 1973, la firma de los Acuerdos de Paz de París marcaron “el principio del fin de la Guerra de Vietnam”. Comenzó el retiro de las tropas norteamericanas y la liberación de los prisioneros de guerra.
A través de la “Operación Regreso a Casa”, entre les meses de febrero y abril, 566 prisioneros estadounidenses volvieron a sus hogares. Llegaron en 54 vuelos diferentes. Entre ellos estaba el teniente coronel Robert Stirm, liberado el 14 de marzo de 1973, quien sobrevivió a 1966 días en cautiverio.
“Nuestras oraciones fueron respondidas”
El 17 de marzo, junto con otros 20 prisioneros de guerra, Robert Stirm llegó a la Base de la Fuerza Aérea en California. Bajó del avión y pronunció un breve discurso mientras su familia lo esperaba dentro de un auto, del otro lado de la pista. Cuando terminó, su esposa y sus cuatro hijos salieron del vehículo y corrieron a abrazarlo. Ese encuentro fue el momento que Veder capturó con su cámara y se publicó en todo el mundo.
Tiempo después, Lorrie, la joven de 15 años que fue aparece en el centro de la foto contó: “Estábamos en un automóvil detrás del avión en el pista y luego dijeron: ‘Puedes salir ahora’. Así que salimos del auto y comenzamos a correr hacia mi papá. . . ¡Estábamos muy emocionados! No sabíamos si algún día volvería a casa. Sólo quería llegar hasta papá lo más rápido posible. En ese momento sentí que todas nuestras oraciones fueron respondidas, que todos nuestros deseos se hicieron realidad”.
En 1974, la imagen Burst of Joy ganó el Premio Pulitzer. En agradecimiento, el fotógrafo envío copias autografiadas de la imagen a todos los miembros de la familia que aparecían en ella. Los niños apreciaron el regalo, pero no su padre, Robert Stirm. En una entrevista de 2005, el veterano piloto comentó que prefiere no verla. Que le hace daño. Y reveló lo que nadie imaginó: que la felicidad de aquel reencuentro estaba empañada por una noticia que el soldado había recibido momentos antes... y tuvo un dramático desenlace.
“La vida es demasiado corta”
¿Qué había sucedido? Luego de ser liberado, Stirm fue atendido en Filipinas. Allí, un capellán de la Fuerza Aérea le entregó una carta que contenía la noticia que menos esperaba: su mujer, Loretta, cuyo recuerdo lo ayudó a sobrevivir durante los años de encierro, le comunicaba que había decidido terminar con su matrimonio.
“Bob, estoy segura de que en tu corazón sabes que no podemos lograrlo juntos, y no tiene sentido ser infeliz cuando puedes hacer algo al respecto. La vida es demasiado corta”, decía la misiva.
A Robert le costó aceptar la ruptura. Regresó a California, a su hogar, decidido a pedirle a Loretta una nueva oportunidad para su matrimonio. Y si bien lo intentaron, no lo lograron: al año siguiente protagonizaron un dramático juicio de divorcio.
Robert Stirm alquiló una casa en San Francisco. Se mudó con su madre y sus dos hijos mayores: Lorrie, la joven de la foto, y Robert (h). A los más chicos, que quedaron con Loretta, los visitaba los fines de semana.
El trámite de divorcio se convirtió en una guerra. Robert dio el primer golpe, pidió la custodia de sus cuatro hijos. Al mismo tiempo, reclamó parte del dinero que el gobierno había transferido a su exesposa mientras estaba preso: “Loretta recibió 136.000 dólares en asignaciones del gobierno mientras yo estaba en Vietnam y quiero una parte de ello. No he recibido ni un centavo en seis años y medio. Estaba sentado en ese agujero podrido y apestoso”, dijo ante el tribunal.
Por su parte Loretta, que en ese entonces tenía 38 años, pidió el 50 por ciento de prácticamente todo lo que poseía Stirm, incluida la mitad de la asignación de prisioneros de guerra de 9.830 dólares que el gobierno le otorgó para compensar el tiempo pasado en confinamiento y la mitad de su pensión de la Fuerza Aérea.
“Todos esos sueños que tuve en prisión no fueron más que polvo”, respondió Stirm enojado. Y alegó, con pruebas, que su esposa le había sido infiel. “La señora Stirm era... humana”, admitió su abogado.
Finalmente la justicia resolvió concederle a la exesposa la custodia de los hijos más pequeños, Roger y Cynthia, además de la casa y el coche. También obligó a Stirm a pagar 300 dólares al mes de manutención y a entregar un porcentaje de la pensión que eventualmente recibiera al retirarse la Fuerza Aérea.

Respecto de los 136.000 dólares que Loretta recibió durante el tiempo que Stirm estuvo en la Guerra, y que Stirm reclamó, el tribunal consideró que no se podía hacer nada, pero ordenó a la exesposa a devolver 1.500 dólares que había gastado en viajes. “Me gustaría que alguien, tal vez el gobierno federal, diera un paso al frente y me concediera mis derechos constitucionales. Mi servicio fue honorable, pero el de ella no lo fue” dijo Stirm.
Tras su regreso a los Estados Unidos, Stirm fue ascendido a coronel y después de 25 años de servicio, en 1977, se retiró de la Fuerza Aérea.
Hace un año, el 2 de enero de 2023, Lorrie -la hija protagonista de la fotografía- apareció en un programa de televisión estadounidense de subastas con cinco productos que quería vender: su copia personal de la famosa foto firmada por Veder en 1990; el equipaje de la Cruz Roja con una etiqueta norvietnamita que le dieron a su padre cuando se embarcó de regreso a los Estados Unidos; el uniforme de recluso que Stirm usó durante su cautiverio; la cuchara con la que se alimentó en prisión en la que grabó un rayo; y un par de sandalias que, según los norvietnamitas, fueron hechas con las ruedas del avión estrellado de Stirm.
El subastador, Joel Bohy, primero aclaró que “el valor histórico (de los productos) no tiene precio”. Pero luego arriesgó una cotización: entre 2.500 y 3.000 dólares por artículo.
La Guerra de Vietnam terminó en 1975. Se la recuerda como la mayor derrota de los Estados Unidos en un conflicto bélico. Dejó un saldo de más de 2,5 millones de muertos. Según un reportaje de la revista People de 1974, el Pentágono confirmó que dos de los 566 prisioneros estadounidenses repatriados en 1973 se habían suicidado, que un tercer hombre fue internado en un hospital psiquiátrico y que otros 75 se divorciaron de sus esposas (solo en ese primer año).
Temas
Más notas de Todo es historia
- 1
“Estamos juntos todo el tiempo”. La historia de amor del tercer hombre más rico del mundo y la presentadora de televisión
- 2
Cuándo es el eclipse solar parcial y cómo verlo desde la Argentina
- 3
En velero, sola, a la Patagonia: atravesó tormentas y cruzó el océano para cumplir su sueño a los 56 años
- 4
Por qué los gatos maúllan tan seguido, según los veterinarios
Últimas Noticias
Fred Hoyle. El científico que bautizó al Big Bang sin quererlo y que probó que somos polvo de estrellas
Beneficiosa. La fruta que protege la visión, reduce el colesterol y fortalece el sistema inmunológico
A saber. ¿La inteligencia de los hijos viene del papá o de la mamá? La ciencia responde y pone fin al misterio
Ahora para comentar debés tener Acceso Digital.
Iniciar sesión o suscribite