Carpe diem
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LA NACIONMaría José Rodríguez Murguiondo
Ponerse en puntas de pie y estirarse para alcanzar aquello que uno desea. Hacer esfuerzos para llegar hasta donde se puede sentir placer. Eso es lo que hace esta mujer al acercarse a la jirafa para acariciarla y también lo que la jirafa pretende al bajar su cuello para que ella pueda tocarla. Aunque el animal en realidad sea una escultura, una instalación iluminada, el gesto es recíproco. Un intento de encuentro en medio de un pequeño paraíso lúdico en la ciudad de Kyiv, en Ucrania. Sin duda, un enorme desafío a una realidad trágica desde que el país fue invadido por Rusia hace casi dos años. Pero la pulsión de supervivencia supera el horror y demuestra que la vida sigue más allá de una guerra que devasta la existencia de sus ciudadanos. Será que a todo el ser humano se adapta, se resigna y, resiliencia mediante, logra aprovechar lo mejor de lo que el momento ofrece. Carpe diem en su máxima expresión.
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opinión
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