Luiz Inácio Lula da Silva cumple este 1° de enero el primer año de gobierno de su tercer mandato presidencial con un clima político y económico estables. Sin embargo, algunas derrotas diplomáticas debilitaron su ambición de recuperar su liderazgo regional y más aún con el golpe que significó la asunción de Javier Milei en la Argentina para la política exterior brasileña.
Fue un año con un comienzo dramático. Su gestión quedó en la cuerda floja cuando el 8 de enero cientos de simpatizantes de Jair Bolsonaro, que se negaba a reconocer su derrota en las elecciones y se había instalado en la Florida, asaltaron las sedes de los tres poderes del Estado y exigieron una intervención militar. La democracia brasileña pendió de un hilo. Solo una semana después de jurar como presidente, Lula sorteó con éxito un intento de golpe que puso en serio riesgo la institucionalidad del país.
Leé también: La guerra olvidada en el Mar Rojo que recrudeció con el conflicto de Gaza y amenaza al comercio mundial
Hoy, un año después, Jair Bolsonaro se encuentra inhabilitado para ejercer cargos públicos hasta 2030 en una causa abierta por abuso de poder durante su gobierno (2019-22). Incluso, el informe final de una comisión especial parlamentaria pidió procesarlo por su responsabilidad en el asalto golpista. Desde entonces, una veintena de manifestantes fueron condenados a penas de hasta 17 años de cárcel. Además, hay más de 2000 imputados, decenas de los cuales están bajo prisión preventiva.
“Este primer año fue de reconstrucción”, resumió a TN el analista político brasileño Marcos Teixeira, investigador de la Fundación Getulio Vargas
Inflación en baja y un crecimiento moderado de la economía
Las proyecciones oficiales son optimistas. Brasil termina 2023 con un crecimiento económico de alrededor del 3%, muy por encima del 0,6% previsto a principios de año. La tasa de desempleo se ubica en 7,6%, el menor nivel desde febrero de 2015 y la inflación alcanzó el índice más bajo de los últimos tres años, con un 4,5% anual. Además, el país presenta exportaciones y producción agrícolas récords que recompusieron, al menos por el momento, la difícil relación entre el gobierno izquierdista y el agronegocio, uno de los puntales del “bolsonarismo”.
“Tras una preocupación muy grande por los hechos del 8 de enero, hubo una transición y ahora el gobierno logró la aprobación de algunas pautas muy importantes como el presupuesto, que prevé déficit cero y de alguna manera abre un canal importante con el mercado financiero”, dijo Teixeira. Sin embargo, algunos economistas destacan que el gasto público estuvo al alza este año y que se mantiene una alta tasa de informalidad que ronda el 40%.

Teixeira destacó que la producción agrícola de este año “fue inmensa”. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, el país recogerá en 2023 una cosecha récord de 316,3 millones de toneladas, 20,2 por ciento más que el año pasado, aunque prevé una caída de 3,2% para 2024.
“Esto hizo que el diálogo con el agronegocio (al que se llegó a atribuir la asonada golpista del 8 de enero) esté ahora encaminado”, indicó.
El rendimiento del sector agropecuario y de servicios empujaron a una balanza comercial que se encamina a un récord. Hasta fines de septiembre, el superávit llegaba a 71.309 millones de dólares. Cuando terminen de cerrar las cuentas, se espera un saldo positivo superior a los 93.000 millones.
Leé también: La guerra olvidada en el Mar Rojo que recrudeció con el conflicto de Gaza y amenaza al comercio mundial
Esto le permitió a Lula conjugar una política macro de neto corte liberal con la reactivación de programas sociales dejados de lado por Bolsonaro para ayudar a las capas más pobres de la sociedad. Así, robusteció los subsidios para las familias con menos ingresos, aumentó el salario mínimo y recreó iniciativas para la construcción de viviendas populares, junto a planes de acceso a medicamentos más baratos y el envío de médicos a zonas empobrecidas.
Pero este énfasis en lo social ha maridado con una reforma fiscal para la contención de gastos y otra tributaria que demoró 30 años en implementarse. No obstante, el déficit fiscal nominal casi se duplicó, hasta casi el 8% del PBI, incluidos los intereses de la deuda, en comparación con el año pasado. También creció la deuda pública, desde el 73,5 % en 2022, cuando se redujo unos cinco puntos bajo la gestión de Bolsonaro, hasta el equivalente al 74,4 % del PIB, recordó EFE. Por ello, el gobierno se impuso una difícil meta para 2024 de déficit primario cero.
“La economía parece estable, la inflación está bajo control y el desempleo en caída”, resumió Teixeira. “Ahora el principal desafío es transformar el crecimiento del PBI en distribución de la renta. Y eso no puede continuar haciéndose bajo la vía de los programas sociales. Tiene que generar empleo de calidad”, indicó.
Cómo será la relación de Brasil con el gobierno de Javier Milei
Pero Lula no logró imponer su gran objetivo en el marco internacional: volver a convertirse en el líder regional. A lo largo de este año, sufrió una serie de reveses que lo hicieron trastabillar en la arena diplomática. Su derrota más contundente la sufrió con la dilatación de la firma del tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.
Lula aspiraba a firmarlo antes de diciembre, cuando venció su presidencia semestral en el bloque, que quedó ahora en manos de Paraguay. Pero no solo eso: también fracasó en su ambición de mediar en la guerra entre Rusia y Ucrania, quedó fuera de las negociaciones para frenar la guerra en Gaza y sufrió un duro golpe ideológico con la derrota del peronismo en las elecciones y la asunción de Milei.

El distanciamiento entre ambos es abismal. Los insultos y descalificaciones del entonces candidato libertario hacia el presidente brasileño hicieron que le pasara factura. Lula no asistió a la toma de posesión de Milei el 10 de diciembre, a pesar de los esfuerzos de la canciller, Diana Mondino, de limar asperezas. La ministra de exteriores viajó especialmente a Brasilia para invitarlo a la jura. Pero no obtuvo la respuesta esperada.
Leé también: La nueva derecha mira a Javier Milei: surgen grupos libertarios en la región y en Europa buscan la unidad
Sin embargo, el gobierno se va a plantear nuevos objetivos. “Mondino buscará profundizar los vínculos comerciales y el flujo de inversiones. Por la geografía y la historia que nos unen tenemos que tener la mejor de las relaciones y remover cualquier obstáculo para que los inversores brasileños inviertan acá y a la inversa”, dijeron a TN fuentes de la Cancillería.
En los pasillos del Palacio San Martín son optimistas. “Hay absoluta sintonía entre las cancillerías y estamos trabajando mancomunadamente y con gran coordinación”, señalaron las fuentes. En Brasilia, según se comenta en el Palacio Itamaraty, aún lamentan la derrota de Sergio Massa. Lula siente más que nunca la pérdida de un aliado clave en la región.