Estamos a punto de terminar el año 2023 y empezar el 2024. Un año trascurrido no es poca cosa. Se van dando situaciones de toda clase y color. Para los cristianos diciembre es un mes de "acción de gracias”. El papa Francisco nos enseña que tres palabras tienen que estar siempre en nuestro léxico cotidiano: permiso, disculpa y "gracias”. Es justo terminar un año y decir "gracias” aunque las cosas no se hayan dado como uno quisiera. El riesgo de no agradecer nos pone en peligro a nosotros ya que nos puede transformar en suficientes sin ver las cosas buenas que se nos dan a nuestro alrededor y creyendo que todo se debe gracias a nuestra eficiencia.

En hebreo bíblico el término dar gracias es el verbo "yadah”, de esta raíz se deriva el nombre de Judá, pero también se usa el nombre "todah” que evoca la práctica específica de orar y realizar sacrificios de acción de gracias. La expresión dar gracias (yadah), por lo general, está muy cerca del verbo alabar (hallal). Con los cual quien agradece a Dios se pone en la línea de la alabanza.

Salmos de acción de gracias

En la Biblia encontramos 150 salmos y muchos de ellos son salmos de acción de gracias individual o colectivo (18, 30, 31, 40, 66, 67, 92, 107, 116, 118).

Los salmistas van enumerando las maravillas que Dios va haciendo con su pueblo porque ha sido fiel con él. Un Dios que los va llevando a lo largo de los años y en el trascurrir de la vida diaria. Ir avanzando en los años afianzándose en la memoria para continuar en la confianza. De modo que "dar gracias” es mucho más que un asunto privado de gratitud o de reconocimiento de un individuo para con Dios, se trata más bien de un gesto que expresa la fe de corazones que creen, porque un Dios nos acompaña. En el salmo 35 leemos "te daré gracias en la gran asamblea, te alabare en medio de los pueblos”. Dar gracias es ir devanando cosas puntuales de nuestra vida y exponerlas con fe ante la mirada de Dios. 

Balance sincero del año

¿Qué evaluación hacemos del año? ¿Dónde se enfoca nuestro interés? ¿por dónde hacemos pasar las opciones de nuestra vida? ¿Qué escala de valores motiva el inicio y fin de año? Los hombres vamos viviendo y progresando en el tiempo porque así es la condición caminante de nuestra existencia humana. Hacer un balance sincero del año que se fue es bueno porque nos ayuda a ver las cosas como son y llamarlas por su nombre. 

Es muy provechoso hacer el esfuerzo de mirar el año terminado y el que empieza con una gran mirada de fe. Aprender a quedarnos con lo positivo. No embrollar nuestros pensamientos instalándonos en lo que nos aflige o cosas que tal vez jamás puedan cambiar. Quedarnos con lo bueno hace bien al corazón y los desafíos desanudarlos con paciencia y tranquilidad con la ayuda de Dios. Valoremos lo que hemos sembrado. Todos los esfuerzos tienen su peso y la alegría de terminar un año y empezar otro es tener la conciencia tranquila de haber hecho lo que correspondía hacer y ayudar construyendo el bien. 

 

Por P. Fabricio Pons
Párroco de Santa Bárbara de Pocito