El Senado después de Cristina: el peronismo, un bloque fragmentado unido por la oposición a Milei
La derrota a manos de una mayoría circunstancial en la elección de autoridades provocó malestar con la conducción que lidera José Mayans; el decretazo del Gobierno ayudó a aplacar las críticas
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El “decretazo” de Javier Milei operó como una bocanada de aire fresco y la argamasa que necesitaba el bloque del Frente de Todos en el Senado para mantener unidad de acción y acallar las críticas que había despertado al interior del bloque la derrota a la que los sometió la conducción de la bancada, encarnada en el formoseño José Mayans, en la primera sesión bajo administración libertaria que presidió Victoria Villarruel.
La derrota ante una mayoría circunstancial de 39 senadores fue vista por varios senadores del exoficialismo como un daño innecesario y un error de estrategia teniendo en cuenta lo poco útil de la pelea y, sobre todo, porque ya se sabía que un mosaico de ocho bloques había reunido el número necesario para derrotar al kirchnerismo y su negativa a votar -apegándose al reglamento querían postergar la decisión para fines de febrero-, las nuevas autoridades del cuerpo, entre ellas la presidencia provisional del Senado, cargo de importancia institucional por ocupar el segundo sitial en la línea sucesoria presidencial.

Pero el daño no sólo fue simbólico. En la misma sesión, la nueva mayoría impuso una resolución que deja al peronismo con la mitad menos uno en todas las comisiones del Senado, incluso a la hora de elegir la dotación de la Cámara alta para la bicamerales.
El efecto del golpe quedó a la vista muy rápido. Ahora, cuando tiene que conformarse la bicameral de Trámite Legislativo, la que tiene que controlar el megadecreto de Milei, el kirchnerismo quedó limitado a tres de los ocho senadores y dejó al peronismo lejos de poder controlar la estratégica comisión. “Lo que importa son los números en el recinto”, se consolaba un referente de la conducción del Frente de Todos ante las críticas de sus propios compañeros de bancada.
Hasta kirchneristas de paladar negro, como Oscar Parrilli (Neuquén), opinaron en contra de la decisión impulsada por Mayans y avalada por Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), de La Cámpora, y Juliana Di Tullio (Buenos Aires). El neuquino no fue el único que manifestó su disidencia a una postura que, finalmente, terminó imponiéndose en una reunión de bloque celebrada el mismo miércoles, apenas unas horas antes de la sesión.
“Se acabó el chicote, ya no se puede bajar órdenes y esperar que se cumplan sin más trámite”, le dijo a este diario un senador peronista en referencia a que, ya sin Cristina Kirchner en los controles de la bancada y con el peronismo en la oposición, se terminaron los tiempos del verticalismo a ultranza.
Los más críticos apuntan sus dedos acusadores a Mayans. al que le achacan haber llevado al bloque a una derrota cantada de antemano por su necesidad de ofrendarla a su gobernador, Gildo Insfrán, la cabeza del libertario formoseño Francisco Paoltroni, que había sido elegido por Javier Milei para ocupar la presidencia provisional. “Para un caudillo hasta un cabello hace sombra”, dijo otro senador peronista para explicar la necesidad del mandatario provincial de eliminar cualquier atisbo de oposición en su distrito.
La jugada fue coronada con éxito, al final no fue elegido Paoltroni sino el puntano Bartolomé Abdala en el cargo, pero a un costo considerado excesivo e innecesario por varios senadores del Frente de Todos, como fue entregarle en bandeja de plata un debut exitoso a Villarruel como presidenta de la Cámara alta y, como contracara de la moneda, la derrota del peronismo en pleno recinto.
La integrantes de la dupla Insfrán-Mayans no fueron los únicos señalados. La eterna puja entre las diferentes tribus que existen al interior del kirchnerismo también parecen haber jugado su papel, según las quejas esbozadas tras aquella sesión. Para algunos seguidores de la exvicepresidenta, también influyó la política de La Cámpora de oponerse a todo, incluso hasta en cuestiones innecesarias como otorgarle a un nuevo Gobierno la presidencia provisional del Senado.
En este caso, los dedos acusadores apuntan a la mendocina Fernández Sagasti, miembro de la conducción de la agrupación que lidera Máximo Kirchner. “No puede ganar ni una elección para un Concejo Deliberante”, la menosprecia una senadora kirchnerista de paladar negro, pero de una generación diferente a la de los integrantes de La Cámpora, aludiendo a las derrotas en fila que viene acumulando la senadora por Mendoza en su provincia desde hace al menos cinco elecciones.
Un bloque heterogéneo
Estas quejas muestran la heterogeneidad que atraviesa al bloque del Frente de Todos, en el que los halcones kirchneristas siguen teniendo una clara mayoría, aún cuando manifiestan recelos y resquemores entre sus diferentes subsectores.
Si se cuentan a los senadores que responden a La Cámpora, aquellos referenciados con el Instituto Patria y los que no integran ninguno de estos dos grupos pero se consideran “cristinistas”, el kirchnerismo reúne una quincena de los 33 senadores que componen el bloque del Frente de Todos. A este grupo tributan muchos senadores de provincias que gobiernan otros partidos, conocidos en la jerga legislativa como los “sin techo”.
En clara retirada están aquellos senadores que responden a un gobernador, sector que podría verse impelido a apoyar algunas medidas del gobierno de Milei a raíz de las necesidades financieras de los distritos . El grupo se redujo por la pérdida de provincias que sufrió el peronismo en las elecciones, de este año.

Pero, además, en varios distritos algunos de sus senadores están enfrentados con el mandatario provincial. Es el caso de Tucumán, donde ha vuelto a recrudecer el enfrentamiento entre el gobernador Ovslado Jaldo y el ahora senador Juan Manzur. Así, al mandatario sólo le responde una legisladora, Sandra Mendoza.
Una variante de legisladores que podrían jugar con libertad de criterio son los casos de Buenos Aires y Tierra del Fuego. Los senadores de la provincia patagónica son halcones kirchneristas. Algo parecido, aunque con matices, se podría decir de los bonaerenses Eduardo De Pedro y Juliana Di Tullio.
En esta lista también debería anotarse a los formoseños, Mayans y María Teresa González, que responden sin cortapisas a Insfrán; y el pampeano Daniel Bensusán, de línea directa con el gobernador Sergio Ziliotto, un peronista clásico y, por lo tanto, refractario a todo lo que sean políticas económicas liberales.
Así, apenas un puñado de seis senadores, correspondientes a las provincias de Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero podrían responder a las órdenes, y necesidades, de sus gobernadores ante la eventualidad de tener que votar alguna medida polémica impulsada por el gobierno de Milei.
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