No sólo Milei es fuerte ni débil

El decreto está orientado a la desregulación de esas relaciones que durante décadas acumularon capas geológicas de un dirigismo estatal asfixiante . La deliberación parlamentaria no está obstruida. Milei convocó a extraordinarias y el Congreso puede rechazar o admitir las reformas.

Como un espejo de la situación económica, la política argentina decidió que esta vez no habrá gradualismo, sino disrupción y shock. La irrefutable gravedad de la crisis es el argumento más sólido de Javier Milei para explicar la potencia con la cual comenzó su administración. Es el mismo fundamento que arguyen sus opositores para defender una inédita decisión estratégica: desconocerle al Gobierno sus credenciales democráticas desde el primer minuto de su gestión.

Hay un abismo entre esas dos posiciones. Ninguna matriz de análisis explicará por completo la escena política si no contempla esas dos realidades, que sólo en conjunto describen la totalidad del sistema.

Durante los primeros días de cualquier gobierno, la figura presidencial es el centro solar de un sistema. Atrae con su gravedad y encandila al resto. El combustible que alimenta esa iridiscencia es la fuerza de los votos. La legitimidad de estreno. Es un hecho dado, constatable en el presente, que proyecta expectativas en carrera contra el tiempo. Los protagonistas de ese momento suelen ser conscientes de ese grado irrepetible de concentración de poder.

Javier Milei percibió la aceptación de dos de sus decisiones inaugurales: el señalamiento al Congreso como epítome de la casta política y la restauración del orden callejero mediante un protocolo estricto para el ejercicio de la protesta. Sobre esa plataforma, anunció un decreto de necesidad y urgencia (DNU 70/23) que introdujo novedades políticas de primera magnitud.

Desde la perspectiva material, los contenidos reformistas del decreto son tan amplios que suponen un principio cierto de reformulación normativa general del marco de relaciones entre la sociedad y el Estado. Un abordaje integral, orientado a la desregulación de esas relaciones que durante décadas acumularon capas geológicas de un dirigismo estatal asfixiante. Un pliego de aplicación práctica para una idea dominante: el regreso al espíritu liberal de la Constitución Nacional de 1853.

Desde el aspecto formal, el procedimiento utilizado para el impulso reformista aplica una herramienta de constitucionalidad controvertida, pero gestada precisamente por quienes señalan a Milei como el emergente de un pensamiento fronterizo con la deliberación democrática. Los decretos de necesidad y urgencia fueron admitidos por la reforma constitucional de 1994 y regulados por el gobierno kirchnerista en 2006.

La combinación de la amplitud conceptual del DNU de Milei y lo controversial de su procedimiento ejecutivo abrió un debate sobre la Constitución, las libertades que protege y los procedimientos que admite. El politólogo Andrés Malamud ensayó una aproximación axiomática: “Si te otorgan la libertad por decreto, te la pueden quitar por decreto”. Los liberales responden: “Entonces está claro: oponerse cuando la quitan”.

La deliberación parlamentaria no está obstruida por el decreto. Milei convocó a extraordinarias y el Congreso puede rechazar o admitir las reformas del nuevo Gobierno.

En el contexto de cambios drásticos en la representación política (las dos coaliciones dominantes hasta 2023 cayeron en las urnas) hay una dimensión adicional que está afuera de la Casa Rosada y el Congreso. El protocolo para protestas que estrenó el Gobierno funcionó frente al desafío de las organizaciones de izquierda, pero prescindió de un despliegue orgánico ante los primeros cacerolazos.

No sólo Milei es fuerte. El Congreso actual también nació del voto. No sólo Milei es débil. También los parlamentarios están interpelados por la crisis.

La mejor foto del sistema político no será la que muestre únicamente a la estrella solar. Tampoco la que exhiba en soledad a los planetas más lejanos que lo orbitan. La imagen real es la tensión inestable y sistémica entre el voto y el veto, que quedó dibujada tras el año de las urnas, sobre el telón de fondo caótico de la crisis.


Temas

Javier Milei
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios