Andrés Bugallo: “El canto no le está vedado a ningún ser humano”

Esta noche, desde las 20 en la Catedral de nuestra ciudad, Andrés Bugallo juntará a tres de sus agrupaciones vocales para un encuentro coral navideño: el Coro Polifónico de la Fundación Catedral de La Plata, el Coro Municipal de Ensenada y el Coro Municipal de San Miguel del Monte interpretarán “Navidad Nuestra”, que Ariel Ramírez compuso en simultáneo a su “Misa Criolla”, con Hernán Quinteros, semifinalista de “Got Talent”, que fue acompañado en la competencia de canto por el Coro de Ensenada.

Para el Polifónico de la Catedral será, además, su último concierto con 24 años de vida: el año que viene, el 10 de marzo, la agrupación formada por Bugallo cumplirá un cuarto de siglo, de grandes momentos y también de grandes obstáculos.

Sobrevivir, dice, “es un prodigio: en este momento donde el ser humano está deshumanizado, emprendimientos que duren muchos años puede haber, pero emprendimientos donde grupos de gente heterogénea se junte por amor al arte, por inquietud artística, y arme una obra del arte, es un prodigio. Porque allí entran muchas cosas en juego, que van más allá de si suena bien o suena mal: son 40, 50 personas que se juntan a sacar adelante una obra de arte, no un negocio. Hace tener esperanzas en el ser humano”.

El director platense recuerda los comienzos: “Me llamaron cuando se estaban terminando las obras en la Catedral: había un coro pero se estaba disolviendo, así que fue como empezar de cero. Como todo comienzo, fue difícil, un grupo heterogéneo, gente diversa, distintas formas de cantar… Hasta encontrar un criterio fue difícil”, relata Bugallo, que realizó una convocatoria abierta y construyó un cuerpo de voces que, apenas algunos meses después de formado, tenía su primera gran prueba: “Fuimos el coro anfitrión del acto del 19 de noviembre en nuestro primer año de vida, el día el que se inauguraron el campanario y las torres de la Catedral”. Esa noche, en la escalinata del emblemático templo, el Coro Polifónico se sumó a otras agrupaciones para formar un cuerpo de más de 400 voces, acompañadas por la Orquesta del Teatro Argentino.

Para celebrar el aniversario, Bugallo ya planifica interpretar “Misa por la Paz y la Justicia”, de Ariel Ramírez, acompañados por la Orquesta de la Universidad de El Salvador, una de los tantos proyectos del Coro para el año del aniversario redondo, y que incluye un concierto sinfónico coral de música argentina que Bugallo está recopilando: muchas piezas, adelanta, serán estrenos absolutos.

EL OFICIO

Y allí hace una pausa en la charla: la del director de coro, siente, es “una labor poco reconocida”. Parece que todo se reduce a 2 horas de ensayo, un par de veces por semana, y cada tanto un concierto. Pero “lo que la gente ve en el concierto es la cúspide de la punta del iceberg: la punta del iceberg es el ensayo, y detrás de eso hay horas, días, semanas, preparando material, estudiando, buscando repertorio, investigando”, explica Bugallo. Además, el trabajo es con cantores que no son profesionales, que cantan solo por vocación, muchos no leen partituras ni tienen oficio.

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Bugallo multiplica esa tarea por cuatro coros. Y esa cuenta la ha realizado durante los últimos 35 años de su vida, que ha dedicado a la actividad. Nacido en La Plata, en el seno de una familia musical, Bugallo comenzó muy joven en la dirección de coros, como co-director del grupo Octopus.

Desde entonces ha formado y dirigido numerosas agrupaciones corales, y ha sido preparador y director de importantes obras, tales como la ópera “Die Zauberflötte” de Mozart, la Misa en Sol de Schubert, el “Réquiem”de Fauré, el “Réquiem” de Mozart, el “Gloria” de Vivaldi, “Mesías” de Haendel, la“Petite Messe Solenelle” de Rossini, el “Via Crucis”de Liszt, la “Misa de Catedrales” de Gounod, “Cristo en el monte de los olivos” de Beethoven, el “Requiem” de Duruflé, la “Missa Choralis” de Liszt, la Misa en Do de Beethoven y varias más. Además, es parte de Opus 4, la agrupación formada en 1968 por sus tíos Lino y Antonio, que se encuentra actualmente retirada de los escenarios (aunque eso, desliza, podría cambiar).

En ese recorrido, dice, siempre defendió una idea: “El canto no le está vedado a ningún ser humano: todos pueden cantar. Nunca dejo fuera a nadie: si no sabés cantar, te enseño, porque ante me siento docente, y me da mucha satisfacción saber que inicié a mucha gente en el canto, porque cantar le hace bien al alma, al espíritu, al cuerpo, le hace bien a todo”.