
La cumbre del clima COP28 de Dubái empezó con todos los ingredientes para un fracaso espectacular: proponía el fin de la era de los combustibles fósiles en una conferencia celebrada en un país petrolero árabe y en medio de la abierta oposición del poderoso grupo productor de petróleo OPEP.
El anfitrión de la conferencia, Emiratos Árabes Unidos, tuvo que maniobrar hábilmente para lograr un pacto aceptable para los 196 países, junto con la diplomacia de los principales enviados de Estados Unidos y China.
La presidencia emiratí de la COP28 empleó una estrategia durante las dos semanas que duró la cumbre, consistente en publicar borradores de acuerdo deliberadamente provocativos para obligar a los negociadores a revelar los límites de sus posturas y encontrar un terreno común, según las fuentes.
Los principales enviados de los mayores contaminadores climáticos del mundo, Estados Unidos y China, basándose en una relación personal de dos décadas de duración, encontraron juntos las palabras adecuadas para describir el alejamiento del mundo del petróleo, el gas y el carbón y persuadieron a los líderes de la OPEP para que les acompañaran. Hasta ahora no se había informado de los detalles de la estrategia de los EAU ni del papel de Estados Unidos y China en la consecución del acuerdo.
Un acuerdo de "transición"
Al final de la conferencia, que se prolongó durante horas extraordinarias y estuvo marcada por momentos de casi crisis, los negociadores alcanzaron un acuerdo que abogaba por la "transición" hacia el abandono de los combustibles fósiles, lo que supone la primera vez en la historia que los países expresan un deseo unificado de poner fin a la era del petróleo.
En una concesión a los productores de petróleo, incluidos los miembros de la OPEP y sus aliados, el acuerdo también ofrecía una opción para limpiar el petróleo, el gas y el carbón existentes de su impacto climático mediante tecnologías como la captura y secuestro de carbono, en la que el gas de efecto invernadero se mantiene fuera de la atmósfera.
El enviado especial de Estados Unidos para el Clima, John Kerry, calificó el acuerdo de victoria del multilateralismo, y el presidente de los EAU en la COP28, Sultan Al Jaber, lo catalogó de "histórico".
Algunos delegados, entre ellos la Alianza de Pequeños Estados Insulares, lamentaron las lagunas del acuerdo para seguir utilizando combustibles fósiles, pero finalmente no se interpusieron en su camino.
De bajo a alto
Antes de la conferencia, Al Jaber, que también dirige la petrolera estatal emiratí*** ADNOC, fue tachado por los activistas medioambientales de anfitrión poco fiable para una negociación sobre el clima. Pero no quería supervisar una conferencia fallida. Antes de la cumbre, su oficina emitió comunicados de prensa en los que promovía una declaración de la UE y Estados Unidos para triplicar la capacidad de energía renovable para 2030, y un acuerdo de cooperación entre Estados Unidos y China en California en noviembre. Decenas de países habían acudido a Dubái presionando para que se incluyera en el acuerdo final la "eliminación gradual" de los combustibles fósiles, una opción a la que se oponía especialmente la OPEP, que controla el 80% de las reservas mundiales de petróleo.
Cuestión de palabras
La indignación provocada por el borrador del acuerdo dejó claro que la COP28 sólo tendría éxito si su acuerdo final abordaba el futuro de los combustibles fósiles de forma significativa. Pero el término "eliminación progresiva" seguía siendo una línea roja. Pekín, Riad y otros países nunca lo aceptarían porque había adquirido una fuerte carga política, declararon los delegados.
Algunas fuentes dijeron que Kerry y su homólogo chino, Xie Zhenhua, barajaron una solución: utilizar palabras diferentes que signifiquen esencialmente lo mismo.
Xie y Kerry, que mantienen una cálida relación tras dos décadas de trabajo conjunto sobre el cambio climático, ya tenían una hoja de ruta en su reciente acuerdo de cooperación climática alcanzado en Sunnylands, California, en noviembre. En ese acuerdo no se utilizaron frases como "eliminación progresiva", sino que se pidió la sustitución acelerada de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables. Hasta cierto punto, ese lenguaje describía lo que ya estaba ocurriendo en todo el mundo, con gobiernos que promulgaban políticas de transición hacia una economía más ecológica.
Con los dos principales actores de acuerdo, era cuestión de conseguir que la OPEP se sumara, y se celebraron varias reuniones.
"En última instancia, Kerry, China y los saudíes desempeñaron un papel constructivo en el último momento, cuando estaba claro que no había otras opciones sobre la mesa", explicó la fuente.
* Situación de América latina
En relación al acuerdo de la mayoría de los países reunidos en la COP28 de abandonar los combustibles fósiles para evitar las peores consecuencias de la crisis climática, los países de América latina y Argentina en particular, están ante la disyuntiva de continuar desarrollando los proyectos de explotación de combustibles fósiles o volcarse de lleno a las energías renovables para lo que se necesitan cuantiosos fondos para su financiación.
Hay que tener en cuenta que la región posee alrededor del 15% de los recursos mundiales de petróleo y gas natural, entre ellos grandes reservas de shale gas, algunas de las cuales se están explotando activamente en Argentina, que se está posicionando como exportador de gas gracias a las últimas obras de infraestructura como el gasoducto habilitado el año pasado en el país. Las energías alternativas o renovables como la solar o eólica que ofrecen grandes posibilidades todavía no alcanzan un desarrollo considerable. Por ello cumplir con los compromisos de acción climática llevará un tiempo mayor en relación a lo acordado en la cumbre de Dubái.
Por David Stanway y Valerie Volcovici
Agencia Reuters