
11 claves para dejar atrás la soledad. “La mayoría de las veces encontrar el origen libera angustias”
La terapia, la actividad física, tener mascotas y generar vínculos sociales saludables son algunos de los consejos para no sentirse solo.
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Estar solo no es lo mismo que sentirse solo. Algunos especialistas definen esta dicotomía como que el “estar” es un estado, algo transitorio, ya sea por elección o no. En cambio, el “sentirse solo” es un sentimiento más duradero en el tiempo que genera ansiedad, angustia, desasosiego, inseguridad, vulnerabilidad, incomprensión y baja autoestima.
Esta soledad no deseada, denominada soledad involuntaria, puede afectar la autoestima, haciendo que la persona no se sienta querida, importante, escuchada, comprendida, acompañada por un otro. Muchas veces, quienes se sienten de esta manera adoptan una actitud pasiva, como si nada les interesara, pudiendo llegar a tener estados de depresión si esto perdura en el tiempo.

En esta nota mencionamos los 11 pasos que se pueden poner en práctica para que esos sentimientos dejen de ser los protagonistas principales de cada historia, pudiéndose transformar y renacer teniendo una mejor calidad de vida que incluya nuevos vínculos, proyectos y fuerzas para no bajar los brazos.
¿Qué se puede hacer para no sentirse solo?
1- Comenzar terapia: como primera medida lo más importante es encontrar un espacio terapéutico con un profesional con experiencia a la hora de tratar estos temas y que pueda generar empatía y confianza para que el paciente esté cómodo a la hora de poner en palabras los sentimientos, las frustraciones, los miedos y poder sentirse observado, escuchado y contenido.
2-Poner en marcha el motor para lograr una aceptación activa: una vez que se genera el feedback con el especialista en salud mental es prioritario tomar las intervenciones del terapeuta quien, teniendo en cuenta las características personales, podrá orientar a la persona a ciertas actividades que confronten ese sentimiento y lo minimicen así como trabajar el impacto y el valor que cada uno le asigna a la soledad involuntaria. “La aceptación vendrá de la mano del trabajo terapéutico ya que sería de mucha ayuda evaluar si dicha soledad es provocada por conductas propias del paciente que tiende a alejar a las personas, a propiciar rupturas amorosas, conflictos entre amistades o si es una soledad que no depende de cómo la persona se desenvuelva en su vida como, por ejemplo, sentimientos de soledad por un fallecimiento de un ser querido o de una mascota o por estar en un nuevo lugar”, explica Natalia Cociña, licenciada en Psicología.
3-Terapias alternativas: son un complemento de la terapia psicológica. La meditación, la respiración, la relajación y el yoga sirven para bajar el nivel del estrés y la ansiedad que trae aparejado el sentirse solo. También, ayudan para conectarse más con las sensaciones y con el propio cuerpo. Existen varias terapias alternativas que pueden ayudar a las personas a superar la soledad. Aquí van algunas opciones:
Arte terapia: a través de los mecanismos de sublimación la terapia de arte puede ayudar a las personas a lidiar con sus sentimientos de soledad de una manera no verbal, a procesarlos y a encontrar formas creativas de lidiar con ellos.
Zoo terapia: implica trabajar con animales, como la equinoterapia.”Está demostrado que la compañía de animales puede ayudar a reducir los niveles de estrés y mejorar el bienestar emocional”, explica Monica Cruppi, psicoanalista y escritora.
Musicoterapia: los efectos benéficos son similares a los de arte terapia.
4- Actividad física: aporta muchos beneficios al estado anímico y mental. Los movimientos ayudan a vencer el sedentarismo, el aislamiento y la pasividad, originando una mejor calidad de vida.
La actividad física dependerá de los gustos y del estado de salud físico y la edad de la persona, aunque lo que universalmente se recomienda es caminar, en lo posible, 30 minutos diarios. Analizando la subjetividad del paciente y sus gustos pueden surgir diferentes actividades físicas como zumba, boxeo, baile, spinning, funcional, etc.
“Se recomienda hacer actividades recreativas, en grupo, asistir a algún club. Es recomendable hacer actividad física al aire libre, conectarse con la naturaleza. Es decir, ampliar las redes de contención, tener un grupo de pertenencia, donde se compartan los mismos intereses”, dice Carolina Gramuglia, licenciada en Psicología.
5- Animarse a probar cosas nuevas: para estos casos también se sugiere otras actividades complementarias como, por ejemplo, la pintura, la lectura, aprender un idioma nuevo o ser parte de debates sobre películas. Esto permite, por un lado, abrirse a conocer gente nueva que tenga gustos e inquietudes similares y, por el otro, poder ponerse objetivos claros a mediano y corto plazo y trabajar en ellos.

6-Fortalecer los vínculos familiares: las redes de contención familiar resultan importantes y positivas si las mismas son saludables para el paciente. “Ello se trabaja en el espacio terapéutico analizando qué figuras son las predominantes en la contención emocional, cuales son vínculos negativos, qué tipo de familia acompaña o no a esta persona y con qué recursos cuentan dichos familiares para comprender los sentimientos de ese miembro en particular y actuar en consecuencia como ámbito de contención”, expresa Cociña.
7- Reforzar las amistades: los amigos pueden ser una gran ayuda para superar la soledad. Proporcionan compañía, intimidad emocional, actividades sociales, apoyo a largo plazo y diversión. Es saludable buscar sostén en los buenos amigos y mantener una red social activa y saludable.
8-Adoptar una mascota: tener una mascota puede ser una fuente de compañía y amor incondicional para muchas personas ya que, en general, estas interacciones alivian la sensación de soledad y mejoran la calidad de vida. El estar con mascotas favorece la comunicación, la expresión de emociones, reduce la ansiedad y la probabilidad de depresión.
9-Aprender algo nuevo que resulte de interés: “Tomar clases o cursos puede ayudar a una persona a conocer a otras con intereses similares y a ampliar su red social. Aprender algo nuevo puede ser emocionante y satisfactorio, lo que puede ayudar a mejorar el estado de ánimo y la autoestima. Un paciente de 60 año empezó a los 50 a tomar clases de saxo y hoy tiene una banda y toca en boliches. Otro, a los 60 empezó clases de canto, ejemplifica Cruppi.
10-Practicar la solidaridad: las acciones benéficas demuestran ser de mucha utilidad ya que no solo la persona se siente mejor al realizar una buena acción por otro, sino que además me mantiene más conectado con la comunidad produciendo un buen impacto en la autoestima el sentirse útil y colaborar con otros siendo reconfortante y disminuyendo el sentimiento de soledad.
11- Un mimo nunca viene mal: se trata de hacer pequeñas acciones para satisfacer a uno mismo. Por ejemplo, comprarse un libro que tanto se anhelaba leer, realizar un viaje a un lugar especial, comer de manera saludable para cuidar la salud o darse algunos gustos, escuchar música que resulte relajante o que invite a bailar y a moverse.
Consejos finales:
“Resulta importante identificar las causas subyacentes de la soledad: ¿Es una consecuencia de la falta de relaciones significativas? ¿Es el resultado de una transición importante en su vida, como la pérdida de un ser querido- viudez- o una migración? ¿Es producto del corte del lazo social? La mayoría de las veces encontrar la génesis libera angustias”. (Monica Cruppi, psicoanalista y escritora).
“Cuando estamos capturados por sentimientos como la tristeza, la angustia, la incertidumbre, el miedo, suele ser beneficioso buscar ayuda profesional que nos acompañe en adquirir herramientas que me permiten un buen manejo de los mismos y poder afrontarlos de manera saludable. También es aconsejable en dicho espacio poder analizar mis sentimientos y buscar la mejor salida acorde a mi tipo de personalidad, mis características personales y mis redes de apoyo y mis deseos y gustos personales”. (Natalia Cociña, licenciada en Psicología).
“Sentirse acompañados, escuchados, conectarse con el otro desde un interés en común. En estos casos, proponemos que los hobbies sean en grupo, por el sentimiento de pertenencia, porque suelen tener cierta frecuencia los encuentros. Perder el miedo a conocer gente nueva, a vivir experiencias nuevas que se relacionen con sus intereses particulares, aprender cosas (tocar un instrumento, aprender un idioma, cursos de manualidades, fotografía, canto, danza, arte”. (Carolina Gramuglia, licenciada en Psicología).
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