La Agencia Europea del Medicamento (EMA) anunció el inicio de una revisión sistemática sobre la azitromicina. Las resistencias bacterianas frente la azitromicina están aumentando en la Unión Europea.

El 4 de mayo de 1980, mientras Yugoslavia enterraba a su presidente, Josip Broz Tito, un equipo de investigadores de la pequeña empresa farmacéutica Pliva ultimaba en Zagreb el desarrollo de la que sería el mayor aporte del país a la medicina mundial: la azitromicina. Este antibiótico de amplio espectro, indicado para múltiples infecciones bacterianas, fue convertido poco después por la multinacional estadounidense Pfizer en uno de los fármacos más vendidos del mundo. La muerte de Tito abrió un escenario plagado de incertidumbres que culminaría 11 años después en la violenta desmembración del país. Cuatro décadas más tarde, la humanidad se enfrenta a otra guerra contra las superbacterias que pone en riesgo la vida de millones de personas y amenaza con dejar sin efecto a la mayoría de antibióticos.

"La azitromicina es un buen ejemplo del gran problema al que nos enfrentamos. Una herramienta muy útil y segura contra un gran número de infecciones que en sólo 40 años está dejando de ser eficaz porque las bacterias han desarrollado resistencias frente a ella por su uso excesivo e indebido", alertó la semana pasada José Miguel Cisneros, jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas en el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) durante la semana mundial de concientización sobre el uso de los antimicrobianos.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) anunció el inicio de una revisión sistemática sobre la azitromicina. "Las resistencias bacterianas frente la azitromicina están aumentando en la Unión Europea. Varios estudios han alertado en los últimos años de la creciente pérdida de eficacia de la azitromicina, con resistencias que superan el 30% en varias cepas de algunas bacterias. En cierta manera, las razones que están acentuando el problema son las mismas que hace 40 años llevaron a este antibiótico al éxito. 

La azitromicina fue bautizada con el nombre comercial de Sumamed por Pliva y así salió en sus mercados en 1988. Pfizer optó por el de Zitromax y lo lanzó en 1991 en Estados Unidos. La marca aún está en uso. El éxito fue casi inmediato y el fármaco se convirtió pronto en un blockbuster, nombre que reciben los medicamentos con unas ventas superiores a los 1.000 millones de dólares o euros. Pfizer alcanzó en 2005 el máximo de ingresos – más de 2000 millones de euros- justo antes de perder la protección de la patente.

Los millonarios ingresos que el acuerdo proporcionó también a Pliva permitieron a la compañía croata convertirse en una de las mayores farmacéuticas de Europa oriental y entrar en varias operaciones empresariales hasta que, en 2008, fue adquirida por otro gigante del sector, Teva.

 

Por Oriol Güell
El País