
En las universidades se escribe el futuro
Pensar la sociedad en el largo plazo como el gran desafío es el objetivo por el que debemos interaccionar todos los actores de la sociedad actual en forma integrada. Unirnos, reflexionar, crear y hacer desde el lugar que cada uno ocupa. Proponer transformaciones e innovación, promover cambios más allá de las estructuras conocidas, convencionales y ya probadas.
Es una tarea en conjunto que no pude omitirse, de ahí que es preciso afianzar y construir o reconstruir redes. Los temas urgentes, las lógicas vigentes, impulsan a que este ejercicio sea cada vez más fundamental. La educación es la única mirada posible. La universidad necesita seis años, aproximadamente, para formar a un estudiante en la carrera que elige. Pero en la educación necesitamos diez años como mínimo: un período largo que precisa motivación, apoyo de iniciativas, pensamiento crítico y enseñanza constante.
Los estudiantes e investigadores de la educación comentan que las universidades son la parte más importante de la sociedad. En ellas se escribe el futuro. Y es donde, a diferencia de otras etapas de los ciclos educativos, emerge un espacio elegido, un lugar para aprender aquello que se desea, lo cual facilita y promueve entusiasmo. Esto genera una oportunidad única. Los estudiantes universitarios son personas que tienen un promedio de 20 años, deseosas de conocimientos.
Es una etapa particular, cuando es posible colaborar con ellos ya que son suficientemente mayores como para recordar lo aprendido, y a la vez jóvenes para modificar las ideas y movilizar sus talentos. El estudiante deja de ser receptor pasivo para involucrarse en todo el proceso, además de desarrollar las habilidades blandas. Los pilares para la comunidad actual son el pensamiento a largo plazo, con la educación y las universidades como protagonistas en la generación de cambios.
En esta amalgama está el desarrollo del futuro. Para lograrlo es necesario generar alianzas por la educación involucrando a múltiples sectores que incluyen a los privados, al mundo empresarial. No pasa solo por formar profesionales, sino por generar la posibilidad de investigar, realizar pruebas y experimentar, animándose a salir de la zona de confort.
Invitamos a la sociedad para que se involucre en más aspectos. Lo riesgos de avanzar demasiado despacio o de conformarse son mayores que los riesgos de innovar y de probar cosas nuevas. Coincido en esta visión con Larry Summers, ex Secretario del Tesoro estadounidense, presidente emérito de la Universidad de Harvard, en comentarios que hizo en el “V Encuentro Internacional de Rectores Universia”, en Valencia, España, un encuentro en que participamos 700 rectores, líderes universitarios de 14 países, personalidades políticas, representantes de empresas e instituciones nacionales y globales. La educación desafía y nos hace plantear cosas que generan incomodidad. No obstante, en ellas está la clave. Son el motor de empuje del futuro.
Rector del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA)
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