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8 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El gobierno que abrió camino a los 40 años de democracia ininterrumpida en Salta

En una provincia económica y socialmente devastada, Roberto Romero centró los ejes de la gestión de 1983 a 1987 en la salud, educación, trabajo, desarrollo productivo e integración regional.   
Sabado, 09 de diciembre de 2023 21:42
El gobierno que abrió camino a los 40 años de democracia ininterrumpida en Salta El gobierno que abrió camino a los 40 años de democracia ininterrumpida en Salta

Hace 40 años, Roberto Romero iniciaba en la provincia la reconstrucción de los tejidos sociales, económicos e institucionales que había dejado devastados la más sangrienta dictadura de la historia argentina. Luego de ocho años de quebrantamiento del orden constitucional, terrorismo de Estado, endeudamiento externo y supresión de toda actividad política, cerca de 390.000 electores salteños se habían reencontrado con las urnas el 30 de octubre de ese año. En aquellos comicios la fórmula justicialista en la que Romero era acompañado por Jaime Hernán Figueroa había sido proclamada por la voluntad popular con el 50,67% de los votos. 

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Hace 40 años, Roberto Romero iniciaba en la provincia la reconstrucción de los tejidos sociales, económicos e institucionales que había dejado devastados la más sangrienta dictadura de la historia argentina. Luego de ocho años de quebrantamiento del orden constitucional, terrorismo de Estado, endeudamiento externo y supresión de toda actividad política, cerca de 390.000 electores salteños se habían reencontrado con las urnas el 30 de octubre de ese año. En aquellos comicios la fórmula justicialista en la que Romero era acompañado por Jaime Hernán Figueroa había sido proclamada por la voluntad popular con el 50,67% de los votos. 

Al asumir, el gobernador con el que empezó la restauración democrática en Salta puso de relieve que hasta la fe del pueblo estaba destruida. El empresario periodistico, forjado en los principios y valores del Estado del bienestar, tenía 56 años y plena conciencia de los enormes desafíos que él en Salta y el electo presidente Raúl Alfonsín, en la Casa Rosada, debían afrontar tras la noche más larga y oscura del país. 

Por esos días el estado financiero de la provincia era calamitoso y el escenario social, desolador. Desde la primera hora Roberto Romero emprendió, como política de Estado, una lucha contra el hambre y la denutrición infantil. El índice de mortalidad infantil por desnutrición llegaba, en algunos departamentos, al 120 por mil. El territorio salteño, en más de dos terceras partes de su extensión, no tenía establecimientos educacionales de enseñanza secundaria. Había más de 200 escuelas ranchos y la deserción escolar superaba el 50%. El 60% de la población bebía agua no segura. Salta encabezaba el índice de tuberculosis en el país. La falta de fuentes de trabajo era dramática.

En ese desesperante contexto, la gestión de 1983 a 1987 puso los principales ejes de los programas en la salud, la educación y el trabajo. Fue el primer gobierno provincial del país en implementar el 82% móvil. Además, con la "Jubilación Justa", garantizó el acceso a la seguridad previsional a más de 3.200 personas ancianas sin antecedentes de aportes.  

Tambien sentó en Salta las bases de las políticas públicas de turismo, minería, producción agropecuaria e integración regional. El Plan Salares, el Programa de Expansión de Granos, la Empresa Salteña de Turismo (Emsatur), el impulso de la hotelería local, el Complejo Teleférico Salta y la puesta en valor del cerro San Bernardo marcaron ese período junto a otras importantes obras como las del Estadio Polideportivo Delmi y la nueva sede de gobierno en el Grand Bourg. A la par, se construyeron mumerosas escuelas y colegios, cientos de puestos de salud acompañados con un robusto frente de Atención Primaria de la Salud (APS) y un plan de viviendas que abarcó a toda la provincia. 

La reforma de la Constitución de Salta, encarada en 1986, incorporó novedosas figuras institucionales y herramientas participativas de la comunidad que años después incorporaron otras provincias y la propia Nación. Una de esas modificaciones pioneras transformó al Ministerio Público en autónomo e independiente para representar los intereses generales de la sociedad. Otras fueron la elección de intendentes por su pueblo, la autonomía de los Municipios y las garantías establecidas para los ciudadanos a través del recurso de amparo, el hábeas corpus y la acción popular de inconstitucionalidad. El referéndum, la iniciativa legislativa, las audiencias públicas, herramientas de participación de los trabajadores y de los usuarios de los servicios públicos, la protección de la familia como núcleo primario y fundamental de la sociedad, de la infancia, la juventud, la ancianidad y personas con discapacidad; el marco de derechos reconocidos a los pueblos originarios, la movilidad jubilatoria, el derecho a la libre elección del profesional en materia de salud y la condena de toda forma de discriminación fueron parte de aquella visionaria reforma constitucional.

Surgieron, asimismo, relevantes iniciativas culturales y deportivas como la reedición del Festival Latinoamericano del Folclore, los Juegos Latinoamericanos, el Mundial de Motocross y el Campeonato Argentino de Básquet que, con un espléndido marco en el Delmi, catapultó a Salta como sede del Mundial de la disciplina deportiva de 1990.

Con la misma visión y empuje, Roberto Romero impulsó la conformación del Norte Grande, bloque institucional integrado por nueve provincias del NOA y NEA que quedó constituido el 10 de octubre de 1986 en el Cabildo Histórico de Salta, y advirtió la importancia del Corredor Bioceánico compartido por el norte de Argentina, el sur de Brasil, Paraguay y el norte de Chile sobre el eje transversal del Mercosur.

En febrero de 1984, a través de la ley 6.228, la gestión que abrió caminos en Salta a los 40 años de democracia ininterrupida instrumentó una emisión de bonos de cancelación de deudas, que fue complementada con la implementación de premios con sorteos ordinarios y extraordinarios. La emisión inicial, de un millón de pesos argentinos, fue luego actualizada en varias oportunidades. El bono, que operó como herramienta anticrisis, tenía garantía de inmediata convertibilidad, al ciento por ciento de su valor nominal.

En marzo de 1984, el Gobierno de Salta promovió la anulación del decreto 2227/80, con el cual la dictadura había cercenado a la Provincia su participación en las regalías hidrocarburíferas. Una posterior demanda interpuesta ante la Corte Suprema dio lugar, tiempo después, a una reparación que hizo efectiva el gobierno de Alfonsín. La sensibilidad política y social de ambos mandatarios se tradujo en esos años en un vínculo institucional inédito que es recordado como ejemplo de convivencia y madurez política.

El 12 de setiembre de 1984 se sancionó una ley que, ya entonces, puso de relieve la necesidad de contar en Salta una Policía Judicial.

El 25 de noviembre de ese año se realizó a nivel nacional una consulta popular sobre un posible acuerdo con Chile por el Canal de Beagle. Roberto Romero se pronunció a favor de la integración y en las urnas salteñas el 81% de los votantes revalidó esa posición.

El viernes 8 de febrero de 1985 Alfonsín acompañó a Romero en Salta en los actos del Bicentenario del Natalicio de Martín Miguel de Güemes. Era el tercer presidente constitucional que llegaba a Salta en cuarenta años, después de Ramón Castillo (1942), Arturo Illia (1965) y María Estela Martínez de Perón (1974).

El 8 de abril de 1987 el pueblo de Salta recibió al Papa Juan Pablo II en una visita histórica que se concretó por la capacidad de aquella gestión.

Antes, el 16 de marzo de 1986, había llegado a Salta el presidente de Perú, Alan García, el jefe de Estado más joven de Latinoamérica, con 36 años de edad. En un acto desarrollado al pie del Monumento al General Güemes, el mandatario peruano remarcó que la deuda externa de los países de la región era "equivalente a una ocupación territorial sin armas, pero con la misma efectividad mortífera, porque destruye nuestras industrias, quita el pan a nuestros hijos y quita el trabajo a nuestros ciudadanos. En línea con el presidente de Perú, Roberto Romero insistía en que la democracia debía afirmarse en la reconstrucción del Estado.

Desde 1952 ningún gobierno constitucional había podido convocar a una elección de gobernador en Salta. En 1987, aquel desencuentro de 35 años con la voluntad soberana de las urnas se rompió con los comicios generales en los que Hernán Cornejo fue proclamado como sucesor de Roberto Romero en la Gobernación para el período de 1987 a 1991. En esos comicios, además, se eligió por primera vez y en forma directa a 58 intendentes.

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