Ir al trabajo, mantener la casa en orden, hacer las compras, ocuparse de todo lo relacionado con los hijos y demás, hacen que tener una actividad sexual medianamente frecuente se nos complique y más llegando a fin de año cuando el estrés y el cansancio parecen estar en su punto más alto.
Si bien no siempre se tienen ganas ni todos tenemos el mismo nivel de deseo sexual, es cierto que cuando deja de ser algo puntual y llega a convertirse en algo habitual, termina por provocar sentimientos encontrados y angustias. Por eso, debemos buscar la manera de poder reactivar el deseo y para eso son fundamentales tres cosas:
- combatir el estrés
- tener una buena alimentación
- hacer ejercicio físico.
“Todos atravesamos momentos en los que sentimos deseo con mayor o menor intensidad y es absolutamente normal”, explica la sexóloga española Almudena Ferrer, que además dijo que el problema puede surgir porque estamos en una sociedad hipersexualizada en la que se supone que deberíamos desear mucho y eso puede agobiarnos si sentimos que no cumplimos con las expectativas.
Estrés, la principal causa de que falte deseo sexual
El primer punto sería entender que, si la ausencia de deseo no nos causa ningún problema, no debemos darle muchas más vueltas, pero, si nos preocupa o inquieta, debemos intervenir. La sexóloga indicó que habría que averiguar cuáles son las circunstancias por las que ese deseo desapareció y que, muy a menudo, se trata de un cuadro de estrés. “Son muchos los estudios que han analizado este factor y han concluido que el estrés, directamente, aniquila el deseo” dijo.
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Esta relación entre estrés y deseo es compleja, según la experta, quien señaló que es posible que cuando tenemos ansiedad, sintamos deseo, pero que nos cueste muchísimo tener placer. Es muy complicado obtener satisfacción sexual con un cuadro de estrés que puede producirse por mil factores, pero “no debemos olvidar que el deseo es un modelo biopsicosocial, por lo que el problema puede tener raíces biológicas, psicológicas o sociales, y hay que analizar por qué sucede”.
Las 3 formas que tenemos de activar el deseo sexual
- Alimentación. Hay determinados alimentos que, precisamente por sus componentes, pueden ayudar a activarnos. “El chocolate es un excitante. Si nos vamos al cacao puro, excita el olfato, tiene una textura que se derrite y la experiencia es muy sensorial”, dijo Ferrer. En este caso, la intención cuenta: si planeamos una cena íntima con ingredientes que pensamos que nos pueden activar, ya ponemos la primera piedra para que eso suceda realmente.
- Fantasías sexuales. Cumplen un papel importante, según la sexóloga, que dio un ejemplo: “Imaginemos que estamos en casa tranquilamente y tenemos una fantasía sexual. A partir de ese momento, ya empezamos a liberar hormonas, las pupilas se dilatan, la sangre fluye más, el cuerpo se activa y surge una respuesta sexual solo por el hecho de tener una fantasía” A partir de ahí, la experta sugiere que recobremos nuestra capacidad de fantasear, porque trabajarla ayuda muchísimo a reconectar con nuestro deseo.
- Ejercicio físico. Está comprobado que ayuda mucho al deseo y a la función sexual y, entre las razones, encontramos la liberación de endorfinas, que actúan como analgésicos naturales y mejoran el estado de ánimo, lo que reduce el estrés y la ansiedad. Asimismo, el ejercicio puede ayudar a regular los niveles hormonales, entre los que se incluyen los que están relacionados con el deseo sexual. Por ejemplo, puede aumentar la producción de testosterona.
