El caso que estremeció a San Juan en las primeras horas del jueves, tuvo gratas noticias este lunes. Mateo Miranda Herrera, el pequeño de 9 años que había sido baleado por su propio madre, mostró una gran evolución y pasó a una sala común. En tanto que Julieta Herrera (32), su mamá, también tuvo una mejoría y ya camina; mientras que su hermanito Santiago, de 4, también continúa recuperándose. Todos fuera de peligro
El pequeño de 9 años fue quien se llevó la peor parte en el ataque a balazos cometido por su padre, José Luis Miranda. El hombre de 35 años terminó disparándole a los tres e intentó suicidarse en una casa de la Villa Don Pablo durante las primeras horas del jueves.
Mateo estuvo internado en el Hospital Rawson producto que el impacto de la bala fue en su cabeza, cercano al pabellón de la oreja derecha, recuperó la conciencia el sábado y pidió elementos para poder dibujar, indicaron fuentes judiciales. Este lunes, pasó a sala común.
Su mamá, Julieta Herrera este lunes se levantó de su cama y ya logró caminar pos sus medios. Además, los tres están con asistencia a cargo de psicólogas de Cavig.
La audiencia de formalización se prevé que tenga lugar este miércoles, dijeron fuentes de la investigación.
EL HECHO
El ataque a balazos de un hombre hacia su ex y sus dos pequeños hijos se conoció en las primeras horas del jueves. Julieta Herrera, y el imputado José Luis Miranda (35), tuvieron una relación de 15 años aproximadamente, de los cuales 8 fueron conviviendo en el mismo techo: sus dos hijos en común son Mateo, de 9 años, y Santiago, de 4, quien padece autismo.
Herrera describió a Miranda como muy celoso y controlador. En agosto de este año, ella le pidió que él se vaya de la casa porque descubrió una infidelidad. Y agregó que a mediados de octubre radicó una petición de medidas en la Comisaria 25 dado que eran constantes los hostigamientos. El miércoles, cerca de las 16 Miranda le manifestó que "quizás tenía un trabajo en Jáchal" y que se iba a ausentar por un mes, por lo que quería ver a los chicos y hablar con ella del tema de la comida y plata. Quedaron de acuerdo para juntarse en la casa de la Villa Don Pablo a eso de las 20.30, aunque él llegó una hora después.
Miranda llevó a los chicos a tomar un helado y regresaron cerca de las 23. Mientras los chicos cenaban, Miranda tomaba una cerveza. Padre e hijos jugaron un rato más después, hasta que el mayor se fue a dormir. El pequeño siguió jugando solo mientras los dos adultos empezaron a hablar de una hipotética cuota alimentaria.
Según la denuncia de Herrera, imprevistamente Miranda se transformó: comenzó a decirle que no metiera a cualquiera a la casa. Advirtiendo que la situación iba a empeorar, le dijo a Miranda que se fuera de la casa o llamaba a la policía. Lo que vendría, ni lo imaginaba. El hombre de 35 años sacó un arma de fuego y le apuntó a la victima a la cara, mientras le decía: “Te voy a matar a vos y a los niños, vamos a salir todos muertos de aquí”.
El niño menor seguía jugando sin darse cuenta de lo que ocurría, Herrera dijo que tomó una silla de caño y se trató de cubrir, mientras gritaba el nombre de su vecina, Carolina. Por los gritos, se despertó el hijo mas grande y la madre con los chicos buscaron refugiarse en la habitación. Miranda pudo abrir la puerta y llevó a la mujer tomándola del cabello al baño, mientras el niño trataba de sujetarla. En medio de los gritos y llantos, con Miranda empuñando siempre el revólver, Herrera trató de llamar al 911 pero él se dio cuenta y la llevó de nuevo a la habitación. El hijo mayor le rogaba al padre que "no fuera malo".
Cuando el imputado quiso cerrar la puerta, la mujer intentó escapar. Escuchó disparos, dijo que sintió algo en la cabeza y se desvaneció unos segundos. Cuando recobró el sentido, dijo que vio como Miranda le apuntaba esta vez a su hijo menor con el arma y ve a su hijo mayor tirado en el piso, con una herida en la cabeza. Lo sacó de la casa, arrastrándolo, y cuando regresa a la habitación, se llevó al menor en brazos, con Miranda tirado en el suelo. Desde ahí le volvió a gatillar, sin salir el disparo. También agregó que mientras disparaba, su ex se metía un polvo blanco en la nariz.
El personal policial que llegó primero al lugar (por un llamado al 911) encontró a la mujer herida y shockeada, al niño de 4 años llorando en una habitación y al de 9, inconsciente tirado en el piso del patio. A Miranda lo encontraron tirado en el baño y un revólver que sería calibre 22.