
Milei ya tiene su equipo: las “fuerzas del cielo”
Espectacular. Increíble. Realmente esta fue mi semana. Como que se iban alineando los planetas, y de buenas a primeras tenía tanta información que me quemaba las manos. La espera hasta el sábado se hizo insoportablemente larga. Pero antes de revelar esa mercadería de primera calidad, permítanme desmentir a los movileros apostados en el Hotel Libertador: no me ofrecieron ningún cargo en el nuevo gobierno. Es cierto que en el revoleo de nombres apareció el mío, pero en otros términos. Se trató de una orden del presidente electo: “A ese no lo quiero ver ni en figurita”.
Qué injusto, con lo que lo he remado. Tampoco se interesó en mis servicios Jorge Macri, y mucho menos Kicillof. Por eso digo que fue una gran semana: sigo haciendo periodismo, y del bueno; puras primicias. Va la primera. Salvo las llamadas del Papa, Biden y otros mandatarios, Javier (me da cosa seguir llamándolo Chucky; veré cómo se porta) pidió a su gente no ser interrumpido salvo en casos de extrema necesidad. ¿Tenía que encerrarse a formar su gabinete? No. Tenía que dar entrevistas. Es un tierno: en tres días habló con 20 periodistas. “¿No hay ningún otro?”, preguntaba. Está en duda su performance, pero qué buena onda verlo pasearse por las pantallas. No olvida sus orígenes: nació a la política como panelista. Fue la TV la que lo trajo hasta acá. Retribuya, Javi.
Segunda primicia. Sus propios colaboradores, incluida Karina, el Jefe, se pellizcan: Milei parece en dominio total de la situación. Nuevo como es en estas lides, no se lo ve ni apurado, ni ansioso, ni bajo presión. “Pónganla a Caro Píparo en la Anses”; “sáquenla de la Anses”. Estilo Menem: cero drama. Ministros designados entran anchos por la puerta y salen finitos por la ventana. Tan distendido está que mañana se va a Nueva York a rezar en la tumba de un rabino; seguramente debe haber decenas de rabinos en La Tablada, pero él quiere ir al de Nueva York. Ya en el discurso del domingo les agradeció el triunfo a “las fuerzas del cielo”. La dimensión sobrenatural del libertario pasa a tener un relieve imprevisto. ¿Cómo descartar la asistencia de tropas celestiales para desarmar el esquema de las Leliq o para que el Congreso le vote las leyes? Elevando su vista, Cristina invocaba a “Él”, Néstor; Milei, a una legión de ángeles. Atención: votamos a un hombre y resulta que de yapa viene acompañado por los dioses.
Estas cuestiones estuvieron presentes en el diálogo con Francisco, que se mostró interesado en que le diera más detalles sobre las fuerzas del cielo. “Bueno, la inflación está por las nubes”, explicó Javier. Al Papa estaba por llegarle otro angelito, Grabois. Entre Ezeiza y Fiumicino hay 13 horas de vuelo, el tiempo que le lleva a Grabois cambiar el chip: de la arenga golpista a su infantería antes de subir al avión al mensaje de paz y amor con que se presenta en el Vaticano. Pero Francisco no come vidrio: le canceló la entrevista a Cristina. ¿La causa? La peor: sin causa. Mi reina, qué contrariedad: un cigarrillo y una visita a Santa Marta no se le niegan a nadie.
Tercera primicia. Contra lo que se creía, Milei fue con una enorme expectativa a reunirse con Alberto en Olivos. ¿Lo encontraría? ¿Sería Alberto? ¿Respondería normalmente ante estímulos normales? El profesor estaba, pero no quiso involucrarse en la transición: dijo que ya lo había hecho cuando delegó el mando en Massita. Eso sí, ofició de guía en la residencia: “En esta 85 pulgadas me clavo las series”; “aquel salón es el de la famosa fiestita de Fabiola”; “por estos jardines caminé una vez con Cristina, pero yo, a propósito, iba más despacio: hablaba sola”. De política, poco y nada; de la herencia, menos. Tomaron agua, se gastaron bromas, posaron para la foto. Foto de una cumbre histórica: un presidente que hace rato no está y otro que todavía no asumió.
A propósito de Massita: ¿se sabe algo de él? Estoy empezando a extrañarlo: qué días aquellos en los que el superministro y supercandidato solo pensaba en conquistar a los argentinos, mientras los argentinos pensaban en Milei. Su fórmula platita=votos fue audaz, zarpada. Pero le sobró platita y le faltaron 3 millones de votos. Sos joven, Sergio Tomás, seguí remando; en Tigre.
También paró nuestros corazones la cumbre –o vicecumbre– de Cristina con Victoria Villarruel en el Senado. Aunque el destino supo ser generoso con Cris, no le ha ahorrado tragos amargos: el 10 de diciembre de 2015, tener que darle la mano a Macri, y, ahora, recibir a Vicky, joven, simpática, hija de un militar y “recontra facha”; peor: “¡negacionista!”. Me pongo en su piel: muy entendible que no haya querido fotos. Pero después hablé con Vicky y me dio otra explicación. Dice que la vio desmejorada, con un make up poco feliz y rictus en boca y ojos que parecían indicar desasosiego. Ya estaba enterada del plantón del Papa.
Vicky, un amor, intentó levantarle el ánimo: “Disfrutá. Todavía estás libre”.ß
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