Mañana las urnas hablarán sobre qué proyecto político quieren los argentinos para los próximos cuatro años.

Los votantes argentinos están enojados y asustados. El sentimiento que predomine inclinará la balanza de las elecciones presidenciales de mañana domingo y puede remodelar las relaciones diplomáticas del país y su futuro económico. La nación de más de 45 millones de habitantes elegirá en el balotaje entre Sergio Massa, actual ministro de Economía del peronismo gobernante, y el "outsider" libertario Javier Milei. Las encuestas de opinión indican una carrera reñida y un electorado profundamente dividido. En Buenos Aires y más allá hay furia contra el Gobierno, que no logró contener una inflación acelerada hacia el 150% que ha empujado a dos quintas partes de la población a la pobreza. Eso ha debilitado a Massa y ha impulsado el abrupto ascenso de su rival de derecha. 

Como contracara está el miedo a Milei, un excomentarista de televisión de pelo revuelto cuyo estilo franco y agresivo ha llevado a algunos a compararlo con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. A menudo ha aparecido en actos blandiendo una motosierra, símbolo de sus planes para recortar el gasto estatal. Los dos candidatos ofrecen visiones muy diferentes para el futuro del país, un importante exportador de soja, maíz, carne vacuna y litio, el mayor deudor mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) y un creciente productor de petróleo y gas de esquisto.

Los argentinos mantienen la pólvora seca, aferrándose a la esperanza de que el próximo Gobierno encuentre una solución a los profundos problemas del país. Esa paciencia no durará mucho, sin importar quién gane el domingo". Benjamín Gedan, director del Programa para América latina del Centro Wilson.

LOS CANDIDATOS 

Milei es un duro crítico de China y otros Gobiernos de izquierda a los que llama vagamente "comunistas", incluido el de Brasil; quiere dolarizar la asediada economía argentina y cerrar el Banco Central. 

Massa, un centrista negociador en un Gobierno de centroizquierda, se ha presentado como un defensor del Estado de bienestar y del bloque comercial regional Mercosur, pero tiene el peso de su fracaso en estabilizar la economía sobre su espalda.

"Me inclino por Milei", dijo Raquel Pampa, una jubilada de 79 años de Buenos Aires que agregó que estaba cansada de lo que consideraba "corrupción" de los políticos tradicionales. "Lo que no come el trabajador que gana una miseria, está en las arcas de los políticos y eso es corrupción. No puede existir", afirmó.

Massa, sin embargo, se ha ganado a algunos votantes con sus críticas al plan económico "motosierra" de Milei que, según él, podría afectar la asistencia social y hacer subir el precio del transporte, la energía y la atención sanitaria, actualmente subsidiados por el Estado.

Las amplias diferencias entre los dos candidatos han dividido a la región y los presidentes de centroizquierda en Brasil, México e incluso España han apoyado públicamente a Massa, mientras que el ganador del Premio Nobel Mario Vargas Llosa y exlíderes de derecha de Chile y Colombia han respaldado a Milei. 

ENCUESTAS IGUALADAS

Ni Massa ni Milei llegan a la segunda vuelta con un respaldo amplio. Massa obtuvo el 36,7% en la primera vuelta de octubre frente al 30% de Milei, aunque desde entonces ha ganado el apoyo clave de un bloque conservador que podría llevarlo a ganar. 

Las encuestas de opinión los sitúan muy igualados: algunas favorecen a Milei y otras predicen una victoria de Massa.

Milei, un economista libertario que entró en política hace apenas tres años, ha generado un apoyo incondicional, especialmente entre los jóvenes, al tiempo que ha atraído a algunos votantes de nivel medio que buscan castigar a los peronistas por la crisis económica. La inflación va a su nivel más alto en 30 años. Las reservas netas de divisas están en números rojos.

Por otra parte, Massa tiene experiencia política -a diferencia de Milei- y es considerado alguien capaz de negociar con opositores así como con los poderosos sindicatos, empresas e inversores del país.

Congreso, gobernadores y el malestar social

El nuevo Congreso, ya elegido en la primera vuelta de octubre, estará muy fragmentado y ningún bloque tendrá mayoría, lo que significa que quien gane necesitará el respaldo de otras facciones para impulsar sus propuestas. 

Esto probablemente frenaría reformas radicales y obligaría a Massa y particularmente a Milei a moderarse. Los poderosos gobernadores provinciales también están divididos entre los peronistas y la principal coalición conservadora, y ninguno está aliado a Milei. 

El electorado dividido también aumenta las posibilidades de malestar social, dijo Benjamín Gedan, director del Programa para América latina del Centro Wilson, y agregó que Argentina podría comenzar un "viaje salvaje" si el nuevo presidente no logra mejorar las cosas rápidamente.

"Por ahora, los argentinos mantienen la pólvora seca, aferrándose a una débil esperanza de que el próximo Gobierno encuentre una solución a los profundos problemas del país", dijo. "Esa paciencia no durará mucho, sin importar quién gane el domingo". 

 

Por Horacio Soria y Adam Jourdan
Agencia Reuters