Para las farmacias del interior de la provincia la situación se torna cada vez más desafiante por la crisis económica. Los clientes habituales que dejaban "una seña" y luego cancelaban sus remedios quedó en la historia. Antes había confianza y el bolsillo alcanzaba. Esta práctica resulta especialmente problemática en tiempos de crisis. Para empeorar las cosas los farmacéuticos del interior se enfrentan a bajos porcentajes de ganancia debido a las bonificaciones y a las demoras en los reintegros.
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Para las farmacias del interior de la provincia la situación se torna cada vez más desafiante por la crisis económica. Los clientes habituales que dejaban "una seña" y luego cancelaban sus remedios quedó en la historia. Antes había confianza y el bolsillo alcanzaba. Esta práctica resulta especialmente problemática en tiempos de crisis. Para empeorar las cosas los farmacéuticos del interior se enfrentan a bajos porcentajes de ganancia debido a las bonificaciones y a las demoras en los reintegros.
"PAMI, por ejemplo, otorga una bonificación del 11 al 12%, pero, al mismo tiempo, establece precios diferenciales que obligan a vender por debajo del costo de adquisición del medicamento. Este sistema parece ocultar al afiliado el verdadero precio, dejando a la farmacia con márgenes mínimos", acotó Manuel Pío Coronel, dueño de una farmacia céntrica de Rosario de Lerma.
La bonificación del PAMI, al calcularla en relación con la rentabilidad, apenas representa un 40% del valor del medicamento, sin tener en cuenta los impuestos adicionales como el impuesto al cheque, el impuesto de renta y el IVA que los bancos cobran, reduciendo la ganancia a un escaso 7%.
Las demás obras sociales también juegan un papel complicado, ya que, aunque no tienen precios diferenciales, absorben gran parte de la bonificación y rentabilidad, dejando a las farmacias con márgenes escasos. "Las bonificaciones se vuelven como un impuesto regresivo, ya que todos pagan las mismas bonificaciones, independientemente de su situación económica. Las farmacias del interior, al atender a menos pacientes con obras sociales, enfrentan mayores costos, especialmente en el caso de pacientes jubilados", grafica la situación Coronel sobre el padecimiento de las farmacias del interior.
Según este contexto, todas las farmacias en Salta operan a pérdida y la única salvación proviene de las ventas sin obras sociales, aunque estos clientes son la minoría. Coronel agrega: "vender con obras sociales resulta poco rentable hoy en día".
Las farmacias salteñas, ante la dificultad de mantener la actividad, se ven obligadas a limitar la venta de medicamentos con descuentos a afiliados de prepagas y obras sociales. El reintegro para las farmacias también es complicado. La razón detrás de esta medida es la demora de 60 a 90 días en que las financiadoras reintegran el monto de las ventas, un plazo insostenible en el contexto inflacionario actual del país.
Esta combinación de precios diferenciales, demoras en los reintegros y la acumulación de impuestos lleva a las farmacias del interior a una situación crítica, donde la atención a pacientes con obras sociales se vuelve prácticamente inviable económicamente, poniendo en riesgo la continuidad de muchas farmacias, especialmente aquellas que ya estaban en una situación económica precaria.
Pero como resulta siempre, en el interior, la coyuntura económica afecta el doble. Ya no se les puede "fiar" al jubilado, o a la vecina que tiene a su hijo enfermo. La predisposición para ayudar a quien padece un problema de salud, por estos días es imposible de efectuarlo, aunque el corazón y la buena voluntad lo desee. el bolsillo no puede.