“Un western” a plena luz del día: asaltan y huyen en un carro tirado por un caballo

Un comercio de Los Hornos fue asaltado ayer a plena luz del día por dos sujetos que, luego de cometer el atraco, se dieron a la fuga en un carro tirado por un caballo.

Según pudo averiguar este diario, el hecho tuvo lugar alrededor de las 10.30 en un negocio dedicado a la venta de metales, que se encuentra ubicado en 60 y 152.

Según pudo saber este diario, ambos sujetos hicieron varias pasadas antes de lanzarse al ataque. Todo a bordo de un vehículo con chasis de madera, montado sobre un semieje de un auto y tirado por un equino.

Por los cartones y otros materiales reciclables que llevaban en la parte trasera de este precario rodado, muy probablemente en el barrio deben haberlos asociado al oficio del reciclaje.

Incluso más de un vecino pudo haber interpretado que se trataba de una pareja haciéndole frente a sus adversidades económicas de manera honrada.

Lo cierto es que tanto la mujer que conducía el carro como su acompañante terminaron protagonizando un episodio delictivo que, sin lugar a dudas, pudo haber terminado en una verdadera tragedia.

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Fuentes policiales indicaron que ambos sujetos llegaron al lugar “en un carro que era conducido por una mujer de contextura robusta que al momento del hecho vestía con musculosa de color rosa”.

En base a los datos a los que tuvo acceso este diario, apenas frenó el carro frente al comercio, un individuo descendió y se dirigió a la puerta. Sin preámbulos el sujeto pidió hablar con la propietaria. Todo apuntaba a que le pediría alguna caja o material reciclable.

No se sabe qué fue lo que hizo disgustar al delincuente, pero terminó castigando a cachetazos a dos clientes. Aparentemente uno de ellos le habría exigido que tuviera respeto, ya que lo estaban atendiendo a él”.

Fue en ese momento que el sujeto decidió jugarse todas las fichas. Acudió nuevamente a su carro y, luego de levantar una lona, extrajo un arma de fuego y nuevamente enfiló hacia el negocio.

Con gritos y mostrando las armas que llevaban, el sujeto infundió miedo entre los presentes y así logró que se hiciera su voluntad en cuestión de segundos.

Luego, exigieron a la persona que se encontraba del otro lado del mostrador, que entregara la recaudación.

A la víctima, que recién había cobrado una suma de cincuenta mil pesos, no le quedó otra opción que entregar el fruto de su esfuerzo.

Fue en ese marco que tomó el manojo de billetes de 500 pesos que tenía en la caja registradora y lo puso en la mano del agresor.

Con el arma en una mano y el botín en la otra, este individuo salió del local gritándole a su secuaz que tenían que abandonar la escena.

Inmediatamente la mujer lanzó un sonido al animal que, pese a encontrarse un tanto exhausto y bajo el rayo del sol, debió apurar el tranco a fuerza de rebencazos.

Con el correr de los minutos, a medida que la pareja se alejaba por calle 60, se fue desvaneciendo el sonido del estallido del cuero en el lomo de este noble animal que, sin elección, terminó sirviendo a los viles propósitos de sus amos.