Desde que Javier Milei decidiรณ denunciar sin fundamentos ni pruebas, la posibilidad de fraude electoral en el balotaje del prรณximo domingo, todas las alarmas y los anticuerpos del sistema democrรกtico se encendieron para prevenir lo que podrรญa ser una catรกstrofe, como las que vivieron Estados Unidos y Brasil posteriormente a la salida del gobierno de Donald Trump y Jair Bolsonaro respectivamente, con los ataques a instituciones de la democracia.
TE PUEDE INTERESAR
CAPITOLIO DE WASHINGTON 2021
El 6 de enero de 2021, una multitud enfurecida irrumpiรณ en el Capitolio de EEUU, el sรญmbolo de la democracia americana.
Eran los seguidores de Donald Trump, el presidente saliente que se negaba a aceptar su derrota ante Joe Biden. Con banderas, gorras y camisetas con el lema โMake America Great Againโ, los asaltantes rompieron ventanas, puertas y barreras, enfrentaron a la policรญa, ocuparon las oficinas de los legisladores y el recinto del Senado. Buscaban impedir la certificaciรณn de los votos electorales que confirmaban la victoria de Biden. Fue el mayor ataque al Capitolio desde la guerra de 1812, cuando los britรกnicos lo incendiaron.
ยฟQuรฉ llevรณ a estos ciudadanos a cometer semejante acto de violencia y sediciรณn? ยฟQuรฉ papel jugรณ Trump en alentarlos y manipularlos? ยฟQuรฉ consecuencias tuvo este episodio para la polรญtica y la sociedad de Estados Unidos?
Estas son algunas de las preguntas que intentarรก responder esta crรณnica, basada en los testimonios de los protagonistas, los documentos oficiales y las investigaciones periodรญsticas.
Todo comenzรณ el 3 de noviembre de 2020, el dรญa de las elecciones presidenciales. Trump se presentaba a la reelecciรณn con el apoyo de una base fiel, pero tambiรฉn con el rechazo de una amplia mayorรญa que lo consideraba un lรญder autoritario, mentiroso e incompetente. Su rival era Biden, el ex vicepresidente de Barack Obama, un veterano polรญtico con una imagen de moderado y conciliador. La campaรฑa estuvo marcada por la pandemia del coronavirus, que causรณ millones de muertes en Estados Unidos, y por las protestas contra el racismo y la brutalidad policial, que desataron una ola de disturbios y saqueos en varias ciudades.
Los resultados fueron muy ajustados y se demoraron varios dรญas en conocerse, debido al alto nรบmero de votos por correo. Trump se adelantรณ en varios estados clave, pero Biden lo superรณ a medida que se contaban los votos tardรญos. El 7 de noviembre, las principales cadenas de televisiรณn y agencias de noticias proclamaron a Biden como el ganador, con 306 electores frente a 232 de Trump (EEUU es democracia indirecta con Colegio Electoral).
Sin embargo, Trump no reconociรณ su derrota y denunciรณ, sin pruebas, que hubo un fraude masivo orquestado por los demรณcratas, los medios y las empresas tecnolรณgicas. Pidiรณ el recuento de los votos en varios estados y presentรณ decenas de demandas judiciales para impugnar los resultados. Todas fueron rechazadas por falta de evidencia.
Trump se atrincherรณ en la Casa Blanca y se dedicรณ a difundir sus acusaciones de fraude a travรฉs de Twitter, su principal canal de comunicaciรณn con sus seguidores. Muchos de ellos le creyeron y se movilizaron para defenderlo. Organizaron manifestaciones, caravanas y actos de protesta en varias ciudades, bajo el lema โStop the Stealโ (Detengan el robo). Algunos grupos extremistas, como los Proud Boys, los Oath Keepers y los QAnon, se sumaron al movimiento y amenazaron con usar la violencia si no se respetaba la voluntad de Trump. El presidente los alentรณ y les dijo que eran โgente muy especialโ y que los amaba.
El punto culminante de esta escalada de tensiรณn fue el 6 de enero de 2021, el dรญa en que el Congreso debรญa ratificar los votos electorales de cada estado y declarar oficialmente a Biden como el prรณximo presidente. Trump convocรณ a sus partidarios a una gran marcha en Washington, cerca del Capitolio, para presionar a los legisladores y evitar la certificaciรณn. Miles de personas acudieron al llamado y se congregaron en el parque Ellipse, donde Trump les dio un discurso incendiario. Les dijo que nunca concederรญa la elecciรณn, que era un robo, que tenรญan que luchar por su paรญs y que iba a caminar con ellos hasta el Capitolio. Sin embargo, despuรฉs de terminar su alocuciรณn, se subiรณ a su vehรญculo blindado y regresรณ a la Casa Blanca, donde siguiรณ los acontecimientos por televisiรณn.
La multitud, enardecida por las palabras de Trump, se dirigiรณ al Capitolio, donde ya se habรญa iniciado la sesiรณn conjunta de las dos cรกmaras del Congreso, presidida por el vicepresidente Mike Pence. Algunos legisladores republicanos, leales a Trump, habรญan anunciado que objetarรญan los votos de algunos estados disputados, como Arizona y Pensilvania, lo que retrasarรญa el proceso, pero no lo impedirรญa. Trump esperaba que Pence, que tenรญa el rol ceremonial de abrir y contar los sobres con los votos, se negara a certificar los resultados y le diera la victoria. Pero Pence se negรณ a hacerlo, alegando que no tenรญa esa autoridad ni ese deber constitucional. Trump se sintiรณ traicionado y lo atacรณ duramente en Twitter, lo que aumentรณ la ira de la muchedumbre.
CAOS, MUERTOS Y HERIDOS
Los manifestantes llegaron al Capitolio y se encontraron con una dรฉbil resistencia policial. Algunos agentes les permitieron el paso, otros se tomaron selfies con ellos, otros intentaron contenerlos con gas pimienta y porras, pero fueron superados en nรบmero y fuerza. Los asaltantes lograron entrar al edificio, rompiendo puertas y ventanas, y se dispersaron por los pasillos y las salas. Algunos buscaban a los legisladores, a los que consideraban traidores, para hacerles daรฑo o tomarlos como rehenes. Otros vandalizaban las oficinas, robaban objetos y documentos, y dejaban mensajes amenazantes. Algunos mรกs se sentaban en las sillas de los senadores y los representantes, y levantaban sus puรฑos en seรฑal de triunfo.
La sesiรณn del Congreso fue interrumpida y los legisladores fueron evacuados a lugares seguros, escoltados por agentes armados. Algunos lograron grabar videos y enviar mensajes desde sus escondites, pidiendo ayuda y condenando el ataque, mientras que otros se atrincheraron en sus oficinas, armados con palos y extintores, dispuestos a defenderse. El caos y el terror se apoderaron del Capitolio durante varias horas, hasta que llegaron refuerzos de la Guardia Nacional y otras agencias federales, y lograron desalojar a los intrusos. El saldo fue de cinco muertos, entre ellos un policรญa y una mujer que recibiรณ un disparo, y decenas de heridos y detenidos.
El asalto al Capitolio fue un golpe a la democracia de Estados Unidos, que conmocionรณ al mundo y generรณ una ola de repudio y solidaridad. Muchos lรญderes mundiales expresaron su apoyo a Biden y su rechazo a la violencia y al intento de subvertir el orden constitucional. Algunos, como el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se mostraron mรกs ambiguos y siguieron respaldando a Trump y sus denuncias de fraude.
ASALTO A LOS PALACIOS DE BRASILIA
Bolsonaro, un admirador confeso de Trump, enfrentaba una situaciรณn similar a la de su รญdolo: su popularidad estaba en caรญda libre, su gestiรณn de la pandemia era un desastre, y su rival, el ex presidente Lula da Silva, habรญa recuperado sus derechos polรญticos y lo superaba ampliamente en las encuestas para las elecciones de 2024.
Bolsonaro, al igual que Trump, no estaba dispuesto a aceptar una derrota y empezรณ a sembrar dudas sobre la legitimidad del sistema electoral brasileรฑo, basado en el voto electrรณnico. Sin presentar ninguna prueba, afirmรณ que habรญa un riesgo de fraude y que solo reconocerรญa el resultado si se implementaba el voto impreso. Tambiรฉn convocรณ a sus seguidores a movilizarse en su defensa y a resistir cualquier intento de destituciรณn o de inhabilitaciรณn. Sus partidarios, muchos de ellos armados y pertenecientes a grupos radicales, como los camioneros, los evangรฉlicos y los militares, respondieron al llamado y organizaron protestas en varias ciudades, especialmente en Brasilia, la capital.
El 8 de enero de 2023, Bolsonaro encabezรณ una multitudinaria marcha en Brasilia, donde pronunciรณ un discurso desafiante. Dijo que no acatarรญa las decisiones del Tribunal Supremo, que lo investigaba por varios delitos, y que solo Dios podรญa sacarlo del poder. Tambiรฉn amenazรณ con convocar a una intervenciรณn militar si no se garantizaba el voto impreso. Sus palabras fueron recibidas con ovaciones y gritos de โmitoโ por sus seguidores, que portaban banderas brasileรฑas, carteles con mensajes de apoyo y armas de fuego.
Despuรฉs del acto, una parte de la multitud se dirigiรณ al Congreso y al Palacio de Planalto, la sede del gobierno, con la intenciรณn de invadirlos y tomar el control. Sin embargo, se encontraron con una fuerte resistencia de las fuerzas de seguridad, que habรญan reforzado el perรญmetro con vallas, alambradas y vehรญculos blindados. Se produjo un enfrentamiento violento, con intercambio de disparos, pedradas y bombas molotov. Los asaltantes no lograron entrar a los edificios, pero causaron destrozos y heridas en las inmediaciones. El saldo fue de diez muertos, entre ellos tres policรญas y dos diputados, y mรกs de cien heridos y detenidos.
El asalto a Brasilia fue un intento de golpe de Estado, que fracasรณ por la falta de apoyo de las instituciones y de la mayorรญa de la poblaciรณn. Fue tambiรฉn una copia del asalto al Capitolio de Estados Unidos, que habรญa ocurrido dos aรฑos antes, con el mismo objetivo de impedir el traspaso de poder a un presidente electo democrรกticamente. Ambos episodios fueron impulsados por dos lรญderes populistas, Trump y Bolsonaro, que se negaron a reconocer su derrota y que utilizaron a sus seguidores como instrumentos de su ambiciรณn personal. Ambos episodios fueron tambiรฉn una amenaza a la democracia y al estado de derecho, que requieren de la aceptaciรณn de las reglas del juego y del respeto a la voluntad popular.
TE PUEDE INTERESAR