Por Ruta 12 en Zonda se pueden ver muchas bellezas naturales y algunas que los hombres se han encargado de conjugar en ese medio. Una que resalta -a la altura del kilómetro 27-, por su impactante arquitectura, es el Taller de Artes Plásticas diseñado por Lisandro Vinzio Maggio para su papá Hugo Vinzio Rosselot que acaba de recibir el premio máximo otorgado por el Fondo Nacional de las Artes en el Concurso de Diseño para el Arte y la Cultura Nacional 2023, en la categoría Arquitectura.
Este edificio no sólo goza de una estética única sino que además estuvo pensado desde el primer momento para que Hugo (padre) -quien realizó un gran aporte en la elaboración del programa arquitectónico-, disponga de todos los espacios necesarios para llevar adelante cada una de sus facetas artísticas. A nadie escapa la diversidad de sus obras en pintura al óleo y acuarela, esculturas en metal, cerámica, madera, serigrafía, entre otras producciones con las que este artista sorprende.
Así el taller en sus 86 metros cuadrados logró resaltar la dimensión artística de la arquitectura, resolver las demandas de luz natural, estética, y cada detalle (incluida la flora nativa), que también forma parte de la obra.

Estos son apenas algunos de los detalles que el jurado evaluador tuvo en cuenta para otorgar este premio en una categoría que fue incorporada hace poco tiempo.
"Me llamaron por teléfono para avisarme que había ganado por la calidad del trabajo, la originalidad del uso de los materiales y el aporte de sustentabilidad con el reciclado de las duelas usadas para el techo. Esas cosas fueron las que sobresalieron además del diseño general. Para mi fue una sorpresa porque es un concurso muy riguroso con un jurado muy estricto y todo lo que se presenta es de mucha calidad. Fue muy grato porque uno trabaja para hacer lo mejor que se puede pero si te reconocen de esta manera es muy bueno porque también te posiciona en la escena nacional. Es un salto muy importante para todo aquel que trabaje en el ámbito de la cultura", cuenta el autor de la obra
En la presentación realizada para participar de este concurso Lisandro explica las características geográficas del lugar, el clima que lo caracteriza, los movimientos sísmicos que han determinado el uso de materiales, y toda la historia de esta parte del mundo que se ha constituido en uno de los pilares sobre los cuales se debe trabajar en campos experimentales.
El Fondo Nacional de las Artes incorporó a la Arquitectura hace poco tiempo para sus concursos y cada convocatoria tiene una temática diferente. En este caso el Taller de Artes Plásticas de Vinzio participó y ganó el primer lugar en la categoría "Arquitectura y Patrimonio. A esta se suman otras como Artes Visuales y Artesanías, Artes Escénicas y Letras.
"Este espacio siempre estuvo pensado para la producción artística y por eso decidí presentarme. Cumplía con los requisitos ya que no era ni un lugar adaptado ni nada de eso. Todo fue diseñado para que cumpla con los requisitos que demanda un artista para poder trabajar. Así fue que me presenté con esta propuesta, expliqué la idea, el uso de materiales, las barricas recicladas y hasta un link del video que está colgado en YouTube para todos los que quieran verlo", cuenta Lisandro.

Con sólo ingresar a esa plataforma y colocar Arquitectura "Taller de artes plásticas y visuales", de inmediato se puede ver cada detalle que sólo aplica quien vivió toda su vida palpitando las emociones de la creatividad, de los olores y los colores que su abuelo Mario y su papá determinaban para cada pieza artística.
Fue a finales de los 2000 cuando sus padres deciden construir una casa para vivir en Zonda y crear allí también un espacio de trabajo.
"Hay que pensar que la arquitectura está hecha de futuro pero también del pasado por eso es que en esta atmósfera que intenté construir aquí está el recuerdo de mi niñez, de lo perdido, de lo que ya no está y quiero que se sienta. También crecí en el taller de mi papá, por lo que conozco muy bien las necesidades y hasta los olores a pintura, arcilla y cada material que se trabaja. Para mi la materia y la materialidad siempre fueron determinantes y mi arquitectura -ahora que empiezo a ver en perspectiva-, está ligada con todo eso", relató Lisandro en el año 2021 cuando terminó el taller que ahora fue premiado.
La construcción
Las paredes son de bloques colocados de manera no tradicional por lo que resultó de fundamental importancia la mano de obra y la intervención de Lisandro en cada metro cuadrado de construcción. A esto se sumó que logró crear un ambiente placentero con uso ínfimo de cualquier tipo de energía gracias a la colocación de aleros y una cubierta que protege los muros por lo que son muy poco invadidos por el sol en el verano.

La particular forma del novedoso edificio está pensada desde el diseño y la funcionalidad. "Si prestas atención en las tres alas todo se compone de las mismas partes que geométricamente son dobles curvaturas, se repite todo como las cosas de la naturaleza, alrededor de un centro – como una flor, por ejemplo-. Tiene una génesis natural, muy orgánica, y al mismo tiempo la función se va acomodando según su destino, es decir que aunque todo sea lo mismo, en realidad no lo es. Además buscando la convección, cuando un edificio es un paralelepípedo el aire caliente sube en cambio con este tipo de formas nunca se estanca y por la chimenea central sale el aire caliente", cuenta el arquitecto.
Desde lo estético hay infinidad de detalles para ver y disfrutar. Claro que hay uno que atrapa. Se trata del techo trabajado con duelas recicladas de barrica de roble que dan sensación de curvas entrelazadas cuando en realidad la construcción fue hecha con rectas.
Las aberturas son apaisadas para mayor aprovechamiento de la luz ya que juegan un papel fundamental desde todo punto de vista. Es que están instaladas de tal modo que la luz ingrese sobre el lugar del trabajo teniendo en cuenta la altura de una persona sentada. Si bien todas son de metal, la puerta principal de ingreso tiene el detalle integrador: una gran manivela hecha en roble.
El piso es de cemento alisado en tono gris en consonancia con los bloques de cemento, ya que el color rojo de las puertas y ventanas es lo que rompe con los tonos del desierto para dar un impacto visual fuerte y energético.

Los espacios fueron pensados bajo una única consigna: separar las actividades secas -pintura y dibujo-, de las húmedas -modelado y cerámica-, además el horno debía funcionar en forma independiente para no estar en contacto con los gases que genera ni con el calor.
Cuenta también con una galería abierta destinada a trabajar metales y otros materiales duros.
El resultado final no sólo fue un taller a la altura del artista, como se pensó y se dijo hace menos de dos años, sino que terminó siendo el mejor "por calidad, originalidad, sustentabilidad y diseño", a los ojos de los más estrictos en la materia.
