Vivir feriando, historias de vida detrás de los stands en el 30 Encuentro de Artesanos de Neuquén
Unos 500 puestos con artesanías forman parte del 30 Encuentro de Artesanos en Neuquén capital hasta el lunes. La avenida Argentina se transforma en peatonal a partir de las 18. En los laterales, hay arte circense y teatro callejero a la gorra.
“Le devuelvo la plata al neuquino o neuquina a la que se le vuele mi gorro, aún en los días de viento, se queda arriba de la mesa o de la cabeza”, dijo Susana, una artesana de la feria de Las Grutas, que, por primera vez, llegó al 30 Encuentro de Artesanos que se lleva a cabo en Neuquén, en la avenida Argentina, en pleno microcentro bancario. Ella se dedica a la técnica de cestería, está segura de la calidad de su trabajo y orgullosa de lo que fue moldeando con sus manos, tanto, que en una sólida frase desafiante y de confianza, trasuntó el espíritu de la mayoría de las artesanas y artesanos y sus familias que eligieron vivir feriando como forma de vida.
La Feria de Artesanos de Neuquén tiene 44 años. Una de sus integrantes aseguró que armaron el encuentro para verse entre amigos, compartir una vez al año lo que hacen, cómo lo hacen, vender y hacer lo que les gusta.
A partir de las 18 ,la avenida Argentina será peatonal hasta el lunes. Desde el mediodía o antes, los puestos ya están armados y la producción a la venta. Las niñeces de los artesanos juegan entre los puestos, ríen a carcajadas entre lonas y los pasillos (a esa hora con poca gente) o corren todo lo que se pueda a lo largo del bulevar.
Otros artesanos cuentan que sus hijos ya están en la universidad o trabajan, porque la labor en los paños, tras décadas de feriar, les permitió armar su casa y criar niñeces hasta que les llegó el tiempo de irse y sus padres siguieron feriando.

Con orgullo, le explican al público cómo construyeron la pieza, por qué es único, de calidad, para qué sirve o cómo se puede lucir y posiblemente, la clientela se lleve alguna anécdota. No necesariamente vinculada a ese trabajo. El oficio de artesano se despliega en los stands, sobre los paños multicolores en estos días, en la avenida Argentina, entre Alberdi y las vías.
“Corto cuero y me largo a trenzar y armar. Lo bueno es que la gente aprecie nuestro trabajo y poder vivir de lo que hacemos. Vivir feriando es una rutina tan linda, que no la puedo describir”, dijo Oscar Abarzúa.
Es de Allen, hace 37 años que se dedica a la artesanía y hace 2 que solo se queda a feriar en el Alto Valle.
Siempre hizo temporada en las grutas, porque estaba armando su casa y apuntalando a su familia. Una de sus hijas es peluquera, tiene un hijo profesor de matemáticas y otro técnico en seguridad e higiene, así es que decidió no salir tanto y quedarse con la feria de Neuquén y los encuentros.

Silvia Robles vino desde Córdoba, es la primera vez que vino al Encuentro y se volcó a la artensanía en 2016, algunos años antes de jubilarse como maestra jardinera.
“Lo que hago en muñecas lo aprendí de las manos de mi mamá, tenía habilidades para tejer, coser, hacer bordados. Yo, a los 10 años ya estaba cosiendo y tejiendo. Baso mis trabajos en la pedagogía Waldorf: un juguete es un espejo de humanidad, en como se está formando en el primer septenio, debe ayudar a que sea feliz, saludable, blando, habilitante para el juego, cálido como el cuerpo humano, las de plástico y de goma cuesta darle temperatura”, explicó.
Otras muchas artesanas y artesanos vienen “siempre que pueden” porque aseguran que el público neuquino las quiere y los espera para comprar sus regalitos de fin de año. Incluso aseguran que hay clientes y clientas que vienen a conocer qué traerán de nuevo. Liliana, de la feria de Las Grutas, hace 22 años que no se pierde el Encuentro en Neuquén. “Acá nos tratan bien y se vende. Allá no tenemos feria permanente, así es que salimos una o dos veces por mes, ahora, vengo de la feria de Bahía”, dijo.

Postulan en las redes ante cada convocatoria ferial, mandan videítos de los trabajos y salen de feria en cuanto logran el visto bueno.
Cristian es de Mendoza y parte de una feria que expone toda la semana con 104 artesanos estables y 46 puestos para recibir “golondrinas de todo el país, incluso”, dijo. “Salir feriando significa encontrarte con los amigos, gente que no podés ver porque el oficio te roba mucho tiempo, asi es que compartimos ideas, técnicas, precios de materiales”, dijo. Hace 26 años se inició en el oficio, comenzó con metal, alpaca, luego platería, hace joyería de autor y traba el cuero. “En estos años hubo altos y bajos, pero aguantamos, somos felices viviendo de lo que nos gusta”, explicó.
Las piezas únicas
Cada feria artesanal y la que convoca a invitados se rige por un reglamento nacional que busca evitar la reventa o manualidades, como parámetro para la instalación de cada puesto. “La artesanía es un trabajo único donde el artesano logra la pieza desde cero y en un 80% o más, es su trabajo: en un colgante con un dije, por ejemplo, la cadena es hecha por el artesano, no comprada”, explicó Claudio Romano, integrante de la Feria de Neuquén.
Se fiscaliza por rubro: cuero, maderas, metales, hilados y tejidos, entre otros. “Compartimos técnicas y algunos hacen cursos donde enseñan el oficio. Hay artesanos nuevos que se preparan con cursos muy buenos que hay en internet”, explicó.

Claudio se dedica a la vitrofusión y para este encuentro, presentó vitrogemas. “Son piezas que pienso que van a reemplazar a la piedra, las piedras preciosas tienen su significado, éstas son vitrogemas, para bijouterie, con diseño”, detalló. Además presentó clásicos, como fuentes, platos, utensillos, productos para decoración, llamadores y centros de mesa.
“El mate imperial está de moda, pero lo hago piezas a pieza, trabajos únicos”, aportó Crisitian.Explicó que se trata de la calabaza brasilera, de pared gruesa, forrado en cuero, con una virola superior de alpaca trabajada y decorada con detalles en bronce, con patas en meta y bolitas , para darle altura. En cuero, con la ténica Sheridan, con cincelado.“Como soy artesana en cestería, hago sombreros en hilo, con técnica de cestería: el aire se cuela por el trabajo y no se levanta como la tela: es fresco y si se cae al mar, no le afecta, se usa en Las Grutas, donde hay mucho viento”, dijo Susana.

De feria en feria, con los trabajos a cuesta
“Este trabajo me da paz interior, tiene libertad, se pasan las inclemencias del clima, pero es creativo y voy aprendiendo. Trabajo en mi casa y luego salgo a vender; me gusta mucho venir a la feria de Neuquén, acá siempre nos espera”, dijo Edith Esponda, integrante de la feria de Avellaneda, de unos 50 artesanas y artesanos.
Comenzó en madera y ahora trabaja el cuero. Mientras algunos vinieron en montorhome o compartieron auto, ella prefiere usar colectivo o avión, según sea el destino. En el verano se arma un cronograma y comienza el viaje. “Me permite conocer lugares y personas, tengo cuatro hijos que ciré con las artesanías, vivimos las temporadas en familia, les di vacaciones, íbamos al mar, a la playa y a la tarde a la feria”.
Traigo cosas chicas, fáciles de transportar: los clásicos tarjeteros, alforjas, riñoneras, un nuevo modelo de monedero y de billeteras”, detalló.
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