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Espectáculos |LA CARTELERA LOCAL

Érica Rivas: “La extranjería es el tema de toda mujer en este mundo”

La actriz llega el viernes a la Ciudad para presentar “Matate, amor”, adaptación para el escenario de la feroz novela de Ariana Harwicz

Érica Rivas: “La extranjería es el tema de toda mujer en este mundo”

Érica Rivas en “Matate, amor”, obra que adaptó junto a Ariana Harwicz y Marilú Marini

11 de Noviembre de 2023 | 05:49
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Érica Rivas hipnotiza cada vez que sube al escenario con “Matate, amor”, adaptación de la premiada novela de la escritora argentina radicada en Francia Ariana Harwicz, que adaptó la propia Rivas junto a Harwicz y la gran Marilú Marini. El próximo viernes, los platenses podrán sacar turno para la hipnosis: el magnético unipersonal donde la prestigiosa actriz encarna a una mujer herida, extranjera, de la que dicen que su femineidad está alterada en su manera de amar, se presentará en la sala de 10 entre 46 y 47.

Es una obra feroz, movilizante, donde la mujer es “el otro”, despojado de humanidad por las miradas ajenas, y donde la maternidad, esa noción tantas veces idealizada, esa supuesta forma ideal de querer y entregarse, es atacada de manera descarnada por esta mujer poseída por una fuerza salvaje e imposible de detener. Por allí, en medio del monólogo, se cuelan un marido con el que no comparte nada que la entusiasme, un hijo que no para de llorar, celebraciones familiares y encuentros con vecinos que la aburren soberanamente, le resultan imposturas.

Rivas está involucrada con la adaptación “desde el principio”, relata en diálogo con EL DIA. “Yo había tenido una aproximación al texto, me había gustado, y Ariana se enteró, y me quiso conocer, y ahí me dijo que los derechos estaban liberados, y ahí empecé a armar todo el equipo”.

Entonces, cuenta, “convoqué a Marilú y a partir de que Marilú apareció en el proyecto se hizo todo mucho más hermoso, se hizo real. Fue hermoso trabajar con ella y con Ariana en la adaptación y después se fueron sumando en distintas áreas toda gente muy talentosa con la que siempre quisimos trabajar y siempre de una manera muy suave, con una forma de trabajo que me identifica mucho y me hace querer seguir produciendo también mis propias cosas”.

- La novela es de 2012, y la obra se estrenó en 2018, han pasado años de militancia, de discusiones, también de resistencias. ¿Cómo te parece que han evolucionado los temas que atraviesa la obra, cómo “cae” la obra hoy en relación al pasado?

- Yo creo que esta obra tiene una actualidad ya intrínseca, tiene para mí el brillo de un clásico, puede atravesar distintos momentos de la humanidad que siempre va a iluminar, sobre todas las temáticas que toma, porque es un texto muy vivo, muy tajante, muy sincero. Así que siento que siempre, dentro de la militancia también feminista, es interesante para que nos atraviese y que nos sigamos generando preguntas.

- La novela de Harwicz ofrece una mirada sin edulcorar, brutal, sobre un tema como la maternidad, que a menudo está muy idealizado. ¿Fue algo que te resonó? ¿Te interesó subir al escenario a encarnar una voz tan potente y disruptiva?

- Sí, por supuesto que eso me interesó muchísimo. Me parece que es un texto muy potente, muy necesario y además muy en sintonía con lo que yo quería estar investigando como actriz y quería poner en juego en el escenario; y también para mí porque yo siempre siento que cuando actúo estoy aprendiendo todo el tiempo sobre distintas cosas, que es lo que me interesaba de este texto también. Con la incorporación de cada una de las personas que estuvo con nosotras y que está con nosotras en la producción, en los ensayos que vienen desde hace mucho tiempo, fuimos creciendo, profundizando, ahondando en todas estas visiones y versiones de “Matate Amor” que rebotan sobre partes de mi historia emocional, de mi forma de ser, de mi pensamiento sobre el mundo, así que todo el tiempo lo estoy agradeciendo.

- Hablando de este asunto, me parece interesante que se lleve la novela al cine, y que lo haga Lynne Ramsay. ¿Te entusiasma lo que pueden llegar a hacer, te preocupa?

- Hablando de la versión en el cine, sí, por supuesto, me interesa y me encantaría que me llamaran para hacerla (risas)

- El personaje de la obra derriba los estereotipos de cómo “debería” sentirse una mujer al tener un hijo, pero quizás sea esa misma idea de la maternidad como esclavitud la que la vuelve “extranjera”. ¿La mujer que busca imponer su deseo es un poco una extranjera en el mundo?

- La extranjería para mí es parte del tema más importante de “Matate, Amor” y siento que es el tema casi te diría de toda mujer en este mundo, así que creo que es un condimento esencial para esta apuesta, para esta novela en sí. Y estuvimos muy atentas con Marilú de no tergiversar las temáticas, la dirección en la que va el texto. Pero sí, es una extranjera, la mujer como extranjera en el mundo, sí, sí, exactamente.

 

Subir al escenario es volver al bosque, atravesarlo, volver otra vez a ese lugar en el que estamos hablando sobre estas cosas, sobre estos temas, en donde estamos todo el tiempo ahondando con sinceridad y con humor sobre lo que somos”

 

- Harwicz dice que escribió su trilogía “con ánimo de venganza”, y yo lo relaciono con ese sentimiento de ser extranjero, de otredad, de sentirse atosigado por el mundo. “Escribir”, dice ella, “es una guerra”. ¿Para vos subir al escenario y encarnar este unipersonal tan potente también es una batalla?

- Yo la entiendo a Ariana, la verdad que la entiendo. Para mí subir al escenario es volver al bosque, atravesarlo, volver otra vez a ese lugar en el que estamos hablando sobre estas cosas, sobre estos temas, en donde estamos todo el tiempo ahondando con sinceridad y con humor sobre lo que somos, lo que nos sentimos en este mundo, la distancia que nos plantea también el sentirlo de otra manera que no sea esa manera tan edulcorada y mentirosa que nos propone la sociedad, las sociedades en sí. Para mí es un devenir, un atravesar, no por eso no es doloroso, no por eso no es lacerante, sí lo es, pero lo siento también con humor, lo siento con mucho humor y con una especie de benevolencia también, de empatía para con nosotras, por eso siento que también es necesario para poder conectarnos en ese sentimiento y no sentirnos tan solas, tan extranjeras.

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