Los profesionales de la sommellerie existen desde hace años en el mundo entero, aunque San Juan tiene su tecnicatura en la Universidad Católica de Cuyo hace poco más de una década. Desde entonces han egresado decenas de sommeliers que si bien están formados en todo lo concerniente al servicio, conocimiento cultural, sensorial y comunicación del vino, entre otros aspectos, también están capacitados para adaptar estos saberes a otros productos como aceite de oliva, yerba mate, café, mieles, dulce de membrillo, bebidas espirituosas, infusiones y muchos más. En este contexto de crecimiento continuo de la carrera un grupo de profesionales decidió poner en marcha la Asociación Sanjuanina de Sommelier -ASaS-. que fue presentada en sociedad ayer en el Museo de la Memoria Urbana.

Como no podía ser de otro modo la presentación contó con degustaciones de dos vinos locales, además de un aceite de oliva para mostrar apenas una parte de las labores que llevan adelante estos profesionales. 

La Asas está integrada por Mariana Lloveras, presidente; Cecilia Besednjak, secretaria; Myriam Pérez, tesorera; Daniela Soto, Martina Canales y Lía de Bárbara, vocales; Hugo Ugarte y Julio Pérez, fiscalizadores. A quienes se suman alrededor de 50 asociados entre egresados de la carrera y estudiantes.

Si bien el término sommelier es el más conocido en el mundo, en España se utiliza la palabra sumiller

"Junto con Ceci Besednjak habíamos presentado un par de proyectos de la Universidad Católica de Cuyo para armar el panel certificado de análisis sensorial de vinos, bebidas y otros productos que lo requieran. Si bien tuvieron buena aceptación, incluso a nivel gubernamental, dos personas no teníamos representatividad y así fue que decidimos comenzar a armar la asociación. A esto se sumaba la necesidad de firmar convenios con otras instituciones para realizar actividades y ejecutar proyectos. A la par nos planteamos varios objetivos, sobre todo uno vinculado a que los sommelier de San Juan seamos los mejores preparados para ejercer la profesión no sólo en la parte de vinos sino también de otros productos típicos como tomates, espárragos, pistachos, dulce de membrillo, miel, entre otros", asegura Mariana Lloveras, la presidente de la entidad.

Miembros de la Comisión Directiva de la Asociación Sanjuanina de Sommelier

Los objetivos planteados serán desarrollado en subcomisiones que permitirán acotar diferentes tareas: "Eventos y capacitaciones; "Análisis sensorial"; "Comunicación", y finalmente una destinada a la realización del "Concurso Mejor Sommelier de San Juan".

A la fecha, la flamante entidad ya ha participado de varios eventos como por ejemplo ser parte del Jurado de la 35 Cata de Vinos de San Juan gracias a la buena recepción por parte de las autoridades del Consejo y Centro de Enólogos de la provincia; como así también de un encuentro realizado con el Club de Catadores Ciegos de la provincia de Córdoba". 

"Esta Asociación también busca contribuir al posicionamiento y promoción de San Juan a través de alianzas estratégicas con colegas e instituciones dedicadas y relacionadas con la sommellerie de otras provincias, países y regiones". agrega Mariana. 

Un poquito de historia

El origen del trabajo de sommelier como tal se encuentra en la Edad Media. Y es que fue en el siglo XIV, cuando el rey Felipe V apostó por contar en la corte con una figura como esa. ¿Qué misión tenía? Básicamente debía probar el vino que después iba a tomar el monarca para poder certificar que no estaba envenenado. Una función que, según los historiadores, se mantuvo hasta que se desencadenó la Revolución Francesa.

Claro que no hay precisiones concretas sobre sus orígenes ya que también existían evidencias de su actividad en Mesopotamia en el siglo V a.C., designándose como shagû a la persona encargada de servir el vino. En el antiguo Egipto los faraones eran muy aficionados al vino y en sus séquitos se encontraban los maestros coperos (siglo IV a.C.), quienes eran los encargados de manipular la bebida.

Así se podrían mencionar otros tantos ejemplos. Lo cierto es que la palabra tiene origen francés y así se denominaba a las personas que transportaban las cubas y todos los enseres relacionados con el vino, acompañando a la corte en sus viajes.