Mientras se juega el balotaje, en la Provincia ya asoman señales de los nuevos tiempos

Sergio Massa se reunió antes de las elecciones generales de octubre con un grupo de intendentes del Conurbano. Apeló al factor miedo para convencer a los alcaldes de la necesidad de poner toda la carne en el asador. “¿Se imaginan gestionando con un gobierno nacional en manos de Milei?”, disparó. Les pidió, incluso, que nadie escatimara esfuerzos económicos. Hay quienes creen que le apuntó a aquellos distritos que tienen atesorados importantes recursos puestos a plazo fijo.

Puede que aquél temor haya surtido efecto. Massa junto a Axel Kicillof redondearon un resultado impensado en la Provincia. El tigrense se quedó con casi el 43 por ciento de los votos y le sacó 17 de ventaja al líder libertario. La anécdota recobra actualidad, porque muchos en el oficialismo analizan que buena parte de la suerte del candidato presidencial del oficialismo en el balotaje se terminará dirimiendo en territorio bonaerense.

“Sergio sacó 4,2 millones de votos; tenemos que llegar como piso a 4,5 millones”, dicen en Unión por la Patria. El objetivo de acariciar esa meta sobrevoló un reciente encuentro de campaña que animaron las principales espadas bonaerenses de Massa y los enviados del Gobernador. En 2019, cuando Kicillof resultó electo, el entonces Frente de Todos trepó a 5 millones de votos. “Tenemos que acercarnos lo más posible a ese techo”, describen.

En la Gobernación coinciden con el diagnóstico primario: el resultado en la Provincia puede ser decisivo por su peso electoral. Pero añaden que un estirón de Massa puede no ser suficiente si el candidato oficialista no mejora en otros distritos clave que para colmo ganó Milei como Córdoba, Santa Fe o Mendoza.

En aquél encuentro de campaña de hace algunos días se convino que Kicillof volverá a tener un rol importante en lo que resta hasta la cita decisiva del domingo 19. El Gobernador se concentrará esta semana en las ciudades cabeceras del Interior en busca de atraer a a aquellos electores que dicen mantenerse equidistantes entre uno y otro contendiente. Buscará, básicamente, atraer el voto radical. El periplo arrancará mañana en La Plata y tendrá estaciones intermedias en Bahía Blanca, Tandil, San Nicolás. Olavarría y Junín.

El mensaje será parecido al que desgranó Massa ante la tropa de intendentes: marcar que las propuestas de Milei “son vetustas” y que derivarán “en un país para pocos”.

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El líder libertario también analiza números. En su equipo creen que, aún con el crujido interno que generó el acuerdo con Mauricio Macri y Patricia Bullrich, su propuesta se ha revitalizado. Algunos dirigentes cercanos a Milei señalan que ya estarían reteniendo el 40% de los votos que obtuvo la candidata de Juntos por el Cambio en octubre.

En la Provincia el líder de La Libertad Avanza consiguió 3.530.000 votos y Bullrich, 2.374.023. Si aquella proyección pudiera trasladarse a la realidad bonaerense, Milei podría estar sumando a su cosecha unas 940 mil adhesiones de quienes se inclinaron entonces por la jefa del PRO.

Esa posibilidad no se descarta en el oficialismo. Cautelosos, creen que asoma una elección presidencial pareja que podría inclinarse hacia el candidato que menos se equivoque y que logre captar mejor con su mensaje a quienes hoy miran el partido de afuera. “Habrá que ver si esos sectores se mueven por la bronca o por el miedo”, analizan en sectores de la oposición.

Mientras la campaña retomó el ritmo al compás de las aritméticas electorales, la Provincia empieza a acomodarse a los nuevos tiempos.

Acaso el tema haya pasado desapercibido en medio de discursos y recorridas, pero ayuda descorrer el velo de una nueva realidad que asoma tras la reelección de Kicillof. Hay un asunto que se ventila en el Senado y que tiene que ver con la cobertura de cargos para la Justicia. Producto de la paridad que aún existe en la Cámara alta, los desacuerdos para llenar vacantes muchas veces paralizaron los trámites. Ahora, parte de esa negociación empieza a destrabarse.

El oficialismo pretende avanzar con un paquete de nombramientos que se venía conversando con Juntos por el Cambio, pero hay un pliego que al parecer el kirchnerismo no quiere dejar pasar: el que corresponde a un juez de Paz de Tres de Febrero.

En ese distrito gobierna Diego Valenzuela, uno de los pocos alcaldes del PRO que logró surfear la ola oficialista en el Conurbano. Y ese nombramiento contaría con el aval del jefe comunal.

El clima se volvió a enrarecer en la negociación, en sintonía con las especulaciones que dan vueltas ya no sólo en el Senado sino en toda la Legislatura y que tienen que ver con qué posición adoptarán los diputados y senadores que ingresarán en diciembre por La Libertad Avanza.

En la Cámara alta, de los 5 senadores libertarios dos tendrían buenos vínculos con el massismo. En Diputados, se da una situación parecida. Juntos por el Cambio, si es que la estructura de la alianza se mantiene como tal, podría dejar de ser un interlocutor privilegiado para el peronismo. Hay quienes ya apuestan a que parte de esa estructura que secundó a Milei sea la garantía para el quórum de Unión por la Patria en ambas cámaras. ¿Cambiará esa lógica si el líder libertario es electo presidente? Es otra de las incógnitas que surgen en la cuenta regresiva del balotaje.