Un oxímoron es una combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido. Por ejemplo: noche blanca, muerto viviente o silencio atronador. Después de ver y escuchar la entrevista que el ex vicepresidente, y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, le dio a la señal de noticias del diario La Nación, podría escribirse un nuevo ejemplo de esta figura retórica: “Olvidos memoriosos“.
Porque quien comandó los destinos bonaerenses desde el 10 de diciembre de 1999 hasta el 3 de enero de 2002, dio sobradas muestras de saber bien de que se trata el clientelismo en sus más que memorables entregas de zapatillas a niños necesitados, en cuya lengüeta figuraba su firma como mandatario provincial: una sola y pequeña de tantas muestras de la estirpe clientelar que tuvo a lo largo de su frustrada y trunca vida política.
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Invitado en el espacio que conduce Paulino Rodrígues en LN+, Ruckauf se explayó a sus anchas, confiado en que del otro lado no tendría a ningún periodista que pudiera repreguntarle algo que lo dejara en evidencia…Y así fue.
FRAUDE Y BOLETA ÚNICA
Por eso pudo extenderse largos minutos hablando de fraude, pidiendo boleta única, y llamando a modificar el sistema electoral argentino.
Quien fuera vicepresidente de Carlos Menem, aún dice autopercibirse como “peronista“, pero cuando se le preguntó por quien votará en el balotaje, prefirió guardar silencio.
“¿Usted Sigue siendo peronista?“, le consultó Rodrígues.
A lo que Carlos Ruckauf respondió de inmediato, y casi como un acto reflejo: “Por supuesto“.
“¿Tiene decidido a quién vota?“, insistió el conductor.
“Sí. No lo voy a decir. Siempre he votado. En todas las circunstancias“, agregó el político de tupido pelo canoso.
“Creo en principios que algunos han perdido. El otro día me preguntaban ¿Dónde está el peronismo? y digo, Perón dejó una Ferrari, y entre todos hicieron cuatro Fiat 600, cada uno anda por un lado o por el otro“, metaforizó el ex gobernador.
CARLOS RUCKAUF, “LAS ZAPAS”, Y SU REPULSIÓN AL CLIENTELISMO
“Pero a mí no me pueden vender que llevar a la gente a la miseria es peronismo: Eso es clientelismo“, sentenció, haciendo gala del “fingir demencia” que tanto utilizan descriptivamente las generaciones más jóvenes.
Y no se detuvo allí. Porque su interlocutor mediático le dio pie al consultarle amablemente: “¿Usted cree que hoy tenemos mucho más clientelismo que el que hubo cuando usted era gobernador en la antesala de la crisis del 2001?“. A lo que Ruckauf replicó: “Obviamente, pero ni hablar“.
Carlos Ruckauf, el olvidadizo, acusó al gobierno de aplicar el clientelismo. Sin embargo no hizo alusión a sus famosas zapatillas
A principios de marzo de 2001, cuando muchos pibes bonaerenses estaban por comenzar el ciclo lectivo, los Consejos Escolares (en especial los del conurbano) comenzaron a recibir unas cantidades importantes de zapatillas para ser repartidos en las escuelas, a los niños más pobres.
Sus colaboradores decidieron entonces estampar la firma del Gobernador Carlos Ruckauf en la lengüeta de las zapatillas que estaban por vestir los pies de 800 mil chicos y chicas bonaerenses.
Como si esto fuese poco, cuando el escándalo ganó las páginas de los diarios nacionales, las explicaciones estuvieron a tono con el papelón que se había consumado: El primero en hablar fue el por entonces secretario de Medios y vocero de Ruckauf, Julio Machi, que muy suelto de cuerpo aseguró: “La firma está en la lengüeta y cuando se atan los cordones, no se ve” (Diario La Nación, 14 de marzo de 2001).
Seguido de esto, y como el escándalo no paraba, tuvo que salir el mismo Ruckauf a dar explicaciones no menos insólitas que las de su vocero, con el agravante de repetirlas delante de cuanto micrófono y cámara de televisión se le pusiera delante.
Palabras más, palabras menos, el Gobernador aseguraba que lo de la firma se hacía para “evitar la reventa de las zapatillas“.
Pasados algunos días, cuando la tormenta mediática se había calmado y parecía que algunos ya habían aprendido la lección, aparecieron más productos con la firma del Gobernador, seguida -como en las zapatillas- de la leyenda “Buenos Aires Para Todos“, y en letra más pequeña “Gobierno de la Provincia“: esta vez se trataba de guardapolvos, paquetes de azúcar, y las camperas deportivas que utilizarían los chicos que iban a competir en los Torneos Juveniles Bonaerenses.
Haciendo gala de una inagotable creatividad, Ruckauf también se le ocurrió que era una buena idea que los guardapolvos estuviesen acompañados por una carta que llevaba la firma de la Presidenta del Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano, Marisa Zapatero (sic) de Ruckauf. La misiva decía, textual:
“Queremos, como siempre, estar cerca de ustedes; esta pequeña colaboración es solamente un signo de nuestro vínculo que intenta ayudar en el crecimiento y desarrollo de sus hijos y que deseamos se vaya acrecentando cada día más“.
Los mayores y más memoriosos quizás recuerden un separador de la artística de La Cielo 103.5, que le dedicaba la frase “Ruckauf, no te vemos…Pero te sentimos”, en alusión a su porteñismo para nada bonaerense, que lo hacía estar siempre más preocupado por llegar a ser presidente de la nación, que por honrar el cargo de gobernador para el que había sido electo.
De todos modos seguramente Ruckauf tendrá una excelente explicación de por qué aquellas actitudes de hace 22 años atrás no se relaciona ni constituye el clientelismo del que ahora se espanta.
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