Es muy probable que alguien que lea este texto haya experimentado la sensación de la presencia de un ser querido fallecido en esta fecha del día de los fieles difuntos. Ya sea que estas experiencias se consideren alucinaciones o no, una cosa es segura: pocas personas que han tenido estas vivencias se atreven a hablar de ellas. Esto se debe en gran parte a que en nuestra sociedad no hay reconocimiento de la existencia de los espíritus de nuestros seres queridos o algún conocido. Sin embargo, para muchos estas experiencias son tan reales y usuales como cualquier otro aspecto de la vida.
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Es muy probable que alguien que lea este texto haya experimentado la sensación de la presencia de un ser querido fallecido en esta fecha del día de los fieles difuntos. Ya sea que estas experiencias se consideren alucinaciones o no, una cosa es segura: pocas personas que han tenido estas vivencias se atreven a hablar de ellas. Esto se debe en gran parte a que en nuestra sociedad no hay reconocimiento de la existencia de los espíritus de nuestros seres queridos o algún conocido. Sin embargo, para muchos estas experiencias son tan reales y usuales como cualquier otro aspecto de la vida.
Este 2 de noviembre es una fecha especial para Liliana Mamaní, de Rosario de Lerma: "Yo siento mucha tristeza y a la vez ganas de llorar, siento la presencia de mi marido. En otras oportunidades, y siempre cerca de esta fecha, he escuchado silbar y murmurar en mi casa. No sé si los demás lo cuentan o les ocurre. Siempre tuve sensaciones especiales en estos días cercanos al Día de los Difuntos. Nunca me voy a olvidar cuando falleció mi mamá en una clínica. Al momento de su muerte yo estaba en casa y la vi pasar delante de mí, me miró y se fue por el patio de atrás. Ellos vienen a visitarnos. Avisan de su llegada".
Las antiguas tradiciones de dar la bienvenida a nuestros seres queridos difuntos con ceremonias especiales son un hermoso tributo a aquellos que ya no están entre nosotros. Cada 1 de noviembre, en la víspera de este día sagrado, se prepara la mesa de los tributos.
Se elaboran panes con formas representativas de animales, y a menudo incluyen escaleras que simbolizan el camino hacia el cielo y cruces, que son símbolos de la fe y la esperanza de los seres queridos para que encuentren la paz en el más allá. De esto se conoce mucho, pero de los relatos de encuentros y expresiones, son pocos los que cuentan sus experiencias.
"Soñé a mi marido y a mi hijo en varias ocasiones. No veo sus rostros, solo sus siluetas. Fue muy extraño. En otra ocasión antes de que venga este Día de las Almas ocurrió que alguien me tocó la espalda, y ese día mientras limpiaba el dormitorio donde dormía mi marido él me retó, como diciendo qué haces acá. Fue su voz y la escuché muy claramente", contó Luisa Cala.
Del 1 al 2 de noviembre los pueblos indígenas celebran el "Día de las Almas", en el que se espera y recibe la visita de las almas de sus seres queridos. Es una tradición latinoamericana.
Celina Chocobar relató que cuando vivía en el paraje San Martín sintió el suspiro similar al que hizo su hermana minutos antes de morir: "Me agarró de las manos y suspiró al lado mío, y falleció. En varias ocasiones cercanas a esta fecha ese suspiro lo escucho con frecuencia. No me atemoriza, todo lo contrario, siento su presencia".
Ninguna de estas tres mujeres habló de miedos por la sensación paranormal de la presencia de sus seres queridos días previos a la veneración de los fieles difuntos. Dicen que los jóvenes no respetan estas tradiciones y que se van a ir perdiendo con el tiempo.
Pero de las presencias del más allá no se olvidan. Las tres mujeres que entrevistó El Tribuno aseguran que es un día de profundo respeto y reflexión: "Estas tradiciones no solo permiten mantener viva la memoria de aquellos que ya no están con nosotros, también refuerzan los lazos familiares y la importancia de mantener nuestras raíces", señalaron.