Aitana es una influencer de fitness. Según su perfil de IG, es de Barcelona, amante del gaming, le gusta el cosplay y tiene más de 90.000 seguidores. Pero no es real: es un personaje creado con inteligencia artificial.
La modelo es creación de la agencia The Clueless. En su perfil de IG explican que se dedican a producir personalidades con inteligencia artificial que, según ellos mismos, encarnan la diversidad.
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Sin embargo, la “modelo” despertó críticas en las redes sociales: muchos usuarios destacaron que las imágenes de Aitana son todas hipersexualizadas. Es decir, fotos en las que la modelo, que tiene un cuerpo hegemónico, aparece con muy poca ropa, mucho escote y con bikinis sugerentes.
Lo que denuncian es que su perfil va en contra de la supuesta política de diversidad que anuncian sus creadores.
Por otro lado, y aunque en la descripción de su bio la “influencer” aclara que es una modelo IA, muchos de sus seguidores no saben que se trata de una cuenta de un personaje ficticio, que no existe. Con lo cual, muchas personas podrían tener como modelo o estar siendo influenciadas por un cuerpo de ficción.
El uso de personalidades virtuales para interactuar con los usuarios, seguidores y clientes no es algo nuevo. Desde hace décadas que las marcas usan personajes animados y ficticios, con características únicas, para promocionar sus productos.
Sin embargo, con la adopción masiva de la inteligencia artificial y las herramientas de generación de imágenes, apareció una nueva clase de influencer: aquellos que son diseñados de manera digital y tienen sus propios perfiles independientes.
Cada vez hay más influencers creados con inteligencia artificial
Según una encuesta realizada por Influencer Marketing Factory, una agencia digital de análisis y managment de creadores de contenido, el 58% de los usuarios de redes sociales afirma seguir al menos a un influencer virtual y un 35% asegura haber comprado algún producto promocionado por ellos.
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Estos ciberpersonajes, algunos de aspecto tan realista que podrían ser confundidos con humanos, cuentan con su propia audiencia, contratos millonarios y elevadas tasas de interacción con su público.
