Los U-15 de San Miguel hicieron valer la localía y se metieron en la tercera fase

Padres entregándolo todo afuera de la cancha. Trabajando a cuatro manos, como quien dice, para ser, una vez más, los mejores anfitriones. Jugadores y cuerpo técnico haciendo lo de siempre, entrenando para ser mejores cada día, y en esa constante búsqueda del crecimiento, intentar competir contra todo y todos. Desde las estructuras que rodean al básquet desde Chubut para arriba, pasando por las federaciones y los clubes. También, por supuesto por los propios equipos. Con más años de experiencia, más presupuestos, más peso federativo, más apoyos, más todo. Desde antes de la pandemia, al menos en lo que respecta a las divisiones formativas, que San Miguel no jugaba ante sus padres, abuelos, hermanos, amigos y compañeros. La expectativa era grande. Se esperaba un CePARD lleno. Lo estuvo ambos días. Fue una verdadera fiesta, como siempre. El Santo, primero, celebró el poder jugar. También ganar uno de los dos partidos que disputó ante Independiente de Neuquén. Por supuesto, además, festejó el pasar de ronda. Lo consiguió gracias a la diferencia de gol, que fue mayor en la victoria que en la derrota. El equipo que dirige Roberto Carballo se impuso en el primer juego por 77 a 53 al Rojo neuquino. Ayer la visita se recuperó y tomó revancha, venció al Santo por 60 a 58. A San Miguel le alcanzó con lo hecho en el arranque de esta serie.  

De esta manera el Santo se clasificó para la tercera ronda. Instancia que se va a disputar entre el 10 y el 12 de noviembre en lugar y con rivales a confirmar.