Carretas semejantes a las de la fotos eran utilizadas a prinicpios del siglo XIX para transportar productos sanjuaninos como, uvas, pasas, cueros de vicuña, higos y orejones a Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Chile.

 

El cultivo de distintos productos llegaba a ser intensivo y de alto rendimiento en la provincia ya a finales del XVIII, mientras que a principios del XIX esto trajo como consecuencia discutir qué hacer con los excedentes. Naturalmente, se pensó en exportarlos: "allá van los sacos de cueros, las árganas llenas de orejones, descarozados, higos, uvas, pasas y otras frutas apetitosas y los bien contrapesados barriles en las mulas viñateras o toda esta mercadería en las carretas de altas ruedas. Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán, Córdoba y Santiago de Chile "se acostumbraron a paladear las frutas y caldos cuyanos y se familiarizaron con el carretero y arriero cuyano”, según se afirma en los Anales del Primer Congreso de Historia de Cuyo (1938). Es que, desde los tiempos iniciales de la colonia, San Juan exportó cueros de vicuña y tambien, como hemos visto, sus reconocidos aguardientes. 

La uva de viña

En el caso de la uva sanjuanina, era la criolla, llamada uva de viña, y la moscatel de grano redondo, bajo el clima seco, el fuerte sol y el riego artificial "motor este último del cultivo intensivo”, ya que la superficie de labranza dependía del caudal del agua que llegaba por las acequias y canales realizados por el hombre, como escribió Horacio Videla. 

Los cultivos del valle de Tulum a mediados del siglo XVIII, registraban chacras en Puyuta (Desamparados), Zonda y La Bebida. En síntesis, "una cintura vegetal envolvía durante los primeros años del siglo XIX a la dos veces centenaria ciudad de Jufré, y un mosaico de tierra arada dividida en parcelas de dos a diez hectáreas, sucedía desde Puyuta y Zonda hasta Santa Lucía, y desde el Pueblo Viejo (Concepción) y Chimbas hasta Trinidad.

Las acequias y canales que conducían el agua y los desagües devolviendo los sobrantes, semejaban una doble red muy similar a la venosa y arterial en el cuerpo humano”, agrega Videla.

 

El transporte 

Junto a Mendoza, San Juan abasteció de vinos y frutas pasas a los más apartados centros de América, y se explica también que "las carretas y arrías cuyanas tragaron leguas de pampas y serranías para hacer llegar la codiciada cosecha de sus huertas a pueblos que las solicitaban enclavados al pie del Andes y en el camino del Mar del Norte y del Sur, vale decir entre Buenos Aires y Valparaíso”. 

En el mismo sentido, Eugenio Gastiazoro, en su "Introducción al análisis económico social de la Historia Argentina” se refiere al destino de excedentes de distintos productos, frente al escaso consumo local: "Hubo trigo y harina para el intercambio con Buenos Aires, en Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Mendoza y San Juan. Mayor firmeza, aunque no sin avatares, tuvo la producción de frutas desecadas, vinos y aceite de oliva en Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. Y otro producto ya importante para la época, el lino, alcanzaba una altura similar a los de Italia. Mientras, "la trucha de Huanacache, blanca y delicada y de media vara más o menos de largo que, en Europa, sería alimento de una mesa real, "en Cuyo, era sustento del pobre”. Esta evolución de los productos locales y su comercialización merecieron la mirada de otros destacados escritores. 

Comercio en los tiempos de colonia

Antonio de la Torre, por ejemplo, al abordar el tema de la exportación de cueros de vicuña, aguardientes, vinos y pasas, cuenta que esto sucedía "desde los primeros tiempos de la colonia”, y menciona a Juan Draghi Lucero cuando asegura que "San Juan y Mendoza surtieron de esos productos a centros lejanos de América”. Agrega que las carretas "que llevaban el vino y el aguardiente sanjuaninos traerían cueros de Buenos Aires, maderas de Tucumán y yerba mate del Paraguay”.

En este contexto de positiva evolución del comercio cuyano en general y el de San Juan en particular, Margarita Ferrá de Bartol, subraya en "Contribución al conocimiento del comercio cuyano en relación a Chile y Potosí en el siglo XVIII” (1ª parte), para el Quinto Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina (1988), que la colocación de excedentes de la producción fue utilizado como moneda corriente por "todos los sectores involucrados en esa actividad (…) aún en operaciones de crédito”. 

Así las cosas, recuerda Ferrá que la creación del Virreinato del Río de la Plata, a mediados del siglo XVIII, rompe con ese esquema. A su vez, Videla en su Tomo I de "Historia de San Juan”, asegura que la economía sanjuanina había alcanzado entonces por primera vez "un carácter definido a pesar de los inconvenientes de la dependencia política de Chile”. 

* Fuentes:  Anales del Primer Congreso de Historia de Cuyo, Tomo VII, Talleres Best Hnos, Mendoza, 1938; Gastiazoro, Eugenio, "Introducción al análisis económico social de la Historia Argentina", Tomo I, Ed. Agora, Bs As, 1986; Quinto Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Tomo II, Artes Gráficas Santo Domingo S.A., Bs. As. 1988; Videla, Horacio, Historia de San Juan, Tomo I. 

San Juan unido con Mendoza

En el mismo texto y página del "Cuarto Centenario de San Juan. 1562-1962”, De la Torre afianza sus expresiones valiéndose de escritos de Bartolomé Mitre cuando escribió que "las poblaciones de San Juan y Mendoza eran entonces las dos únicas agrícolas del territorio y a esto debían ser relativamente más civilizadas que el resto del país. Se cultivaban allí la viña y el olivo, los cereales y todos los árboles de la región templada”.