“Pintar abrió algo en mí”: Sharon Stone ahora es artista plástica: el arte es su gran aliado

Sharon Stone siempre fue una mujer especial: de enorme éxito gracias a sus papeles en los 90 en películas emblemáticas como “Casino” y “Bajos instintos”, se ha mantenido al margen del runrún farandulero, viviendo otro tipo de vida, militando causas, eligiendo proyectos y explorando otras avenidas artísticas.

Y en una de esas exploraciones anda ahora Stone: durante la pandemia, una amiga le envió un juego para pintar guiada por números para que se mantuviera ocupada, un gesto que la llevó a descubrir el amor por la pintura. Un amor que ya ha dado frutos: no solo porque la actriz y ahora artista plástica ha utilizado el arte para sanar algunas heridas internas y encontrarse, sino porque presentó recientemente una muestra de sus lienzos gigantes en la Galería C. Parker en Greenwich, Connecticut. La exposición, titulada “Welcome to My Garden” (Bienvenidos a mi jardín), es su segunda y muestra 19 de sus obras de colores brillantes.

Stone se sentía frustrada por mantenerse dentro de las líneas y los colores de ese primer conjunto de pinturas y comenzó a crear sus propias obras abstractas utilizando acrílico sobre lienzo. Entusiasmada, habilitó luego un estudio en su casa, donde trabaja en el interior y exterior que le encanta porque siempre necesita estar en movimiento.

Stone, de 65 años y madre de tres hijos, relata que su amor por el arte data de hace tiempo. “Los museos me permitían venir cuando estaban cerrados, así que iba a museos de todo el mundo los lunes. Eso fue increíble. Viví y trabajé en todo el mundo, tanto en mi vida como actriz como en mi vida como activista por la paz y los derechos humanos. Así que he visto tanto arte extraordinario que es casi como si tuviera una especie de título secundario en arte e historia del arte, lo cual ha sido magnífico. Y eso ha sido increíblemente inspirador para mí”, relata.

Interesada, apasionada, nunca había pasado a la acción hasta que su amiga le envió el juego para pintar. Lo curioso es que desde allí, Stone rápidamente pasó a producir prolíficamente su obra, y a explorar formatos ambiciosos: la muestra exhibe lienzos de 1.8 metros por 2,4.

“Me encantan los grandes formatos. Simplemente me nace pintar sobre un lienzo grande. Si pudiera conseguir otros más grandes...”, dice, entre risas. Y dispara: “Me encanta pintar a gran escala y ha abierto algo en mí. Ha movido algo dentro de mí. Mi primera exposición se tituló ‘Shedding’ (mudando de piel) porque comencé a darme cuenta de que me estaba deshaciendo de mucha opresión. Mucho ‘tenés que hacerlo de esta manera’. Podés ser creativa, pero tiene que ser así, de esta forma”.

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Sharon pinta todos los días, y es algo que, explica, “me encanta, y me encanta que trae tanta alegría a la gente. Simplemente lo hace. Trae mucho placer. Y me encanta cuando la gente viene al estudio y dice: ‘¡Guau, no sabíamos esto!’”. Cuando está pintando, dice además, “me siento valiosa. Disciplinada. Me gusta trabajar. Y me gusta el propósito. El arte tiene un propósito. El arte tiene un gran propósito para mí. Y sabemos que cuando enseñamos arte a los jóvenes, hay menos reincidencia en el sistema penitenciario y, sin embargo, estamos sacando el arte de las escuelas.”

ACTUAR Y PINTAR

¿Y la actuación? Stone confiesa que “no consigo mucho trabajo como actriz”, y sostiene que “el sistema realmente no me ha apoyado. Tuve un derrame cerebral enorme cuando tenía 41 años y salí con vida. Tenía entre un 1 y un 5% de posibilidades de sobrevivir. Todos pensaron que iba a morir. Me sucedieron muchísimas cosas malas porque la gente supuso que estaba muerta. Mi cuenta bancaria llegó a cero mientras estaba en el hospital, mi dinero desapareció. Perdí la custodia de mi hijo. Mi carrera terminó. Todas estas cosas sucedieron”.

Y revela que “tengo una afección convulsiva cerebral que es muy grave. Y traté de ocultarlo durante muchos años porque quería regresar al negocio, a la actuación. Y si tenés una discapacidad, eso realmente no funciona en mi industria. Y así me oculté en mi afección por muchos, muchos, muchos años. Y eso es lo que soy. Soy una mujer con una afección convulsiva cerebral. Tengo una discapacidad y pintar me ha ayudado a no tener la ansiedad que tenía. Estaba tan ansiosa... porque no iba a estar bien y no podían aceptarme. Y pude deshacerme de todo ese miedo y trauma de que no sería aceptada, no podría trabajar en mi comunidad. ¿Y sabés qué? Realmente no me querían de todos modos. No me iban a dejar volver a entrar”.

“There is a Breach in the Atmosphere”