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“Vendo humo”: una danza de esperanza, entre relatos familiares e inflación

Juan Onofri Barbato protagoniza la obra que creó y dirige junto a Elisa Carricajo que se ofrece los sábados en Planta Inclán

“Vendo humo”: una danza de esperanza, entre relatos familiares e inflación

el coreógrafo, director, docente y gestor cultural juan onofri barbato en una escena de “vendo humo”

20 de Octubre de 2023 | 05:23
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Humo, un video familiar y la burocracia son algunas de las claves que impulsaron a Juan Onofri Barbato -director, coreógrafo, docente y gestor cultural- a bocetar “Vendo humo”, una obra que terminó de pergeñar con su compañera, Elisa Carricajo (Piel de Lava), y que, con su coreografía e interpretación, lo lleva a decir con palabras, movimientos y otros recursos sobre la inflación, la paternidad y la supervivencia en el mundo del arte.

En su segunda temporada, “Vendo humo” se ofrece los sábados de octubre a las 21.30 en Planta Inclán, en Parque Patricios, una sala que no es cualquier sala, sino la sala que, con mucho esfuerzo y muchas trabas, lograron levantar tras ganar un concurso público del INT. Un dato que no es menor y que forma parte de la obra.

Una obra que fue “construida desde muchos lenguajes, muchos enfoques”, contó Onofri Barbato, en diálogo con EL DIA. Por un lado, el humo, un recurso con el que empezó a trabajar de manera “intuitiva” y del que se terminó “enamorando” en tanto le permitió reconciliarse con el Juan investigador que estaba un tanto ausente. “El humo me refundó mi deseo de observar y allí es donde pude tomarme tiempo para verlo y para dejarme fascinar un poco por sus coreografías, su forma, sus tiempos, su espacialidad”, manifestó el intérprete.

Y mientras Juan coqueteaba con su entidad humeante, sabiendo que ese recurso reinaría en su próximo proyecto, “en simultáneo apareció un VHS que tenía guardado hacía mucho tiempo y que había sido filmado en medio de la hiperinflación de 1989”; un material que “lo tenía dando vueltas con intenciones de alguna vez utilizarlo y que empezó a dialogar solito de alguna manera con el humo, con sus dinámicas, con su poética y de ahí me atreví a que tomara entidad en un material que era personal”.

Porque en la pieza, que lo tiene en el centro de la escena monologando, performando, danzando, manipulando títeres y un largo etcétera, él va descubriendo relatos personales y familiares que dialogan con sus respectivos contextos macro y microeconómicos, develando al público entre el espesor del humo, el complejo y entramado universo de un artista y sus cavilaciones. Sin embargo, y aunque hable de su infancia, de sus padres y de cómo les costó con su compañera decidir si él tenía/debía asistir al parto de su hija, para Juan este material no va por los carriles del biodrama.

“Creo que si bien la obra se vincula de alguna manera con ese tipo de trabajos, no tiene un vínculo de estilo con lo autobiográfico”, remarcó y contó que prefiere decir que esos relatos de su vida privada son “puentes para hablar de otras cosas”, desde la economía hasta la paternidad.

Y entre esas “otra cosas” había algo relacionado con la burocracia que le interesaba especialmente. “Yo estaba tratando de hacer un raconto de mis recorridos burocráticos como artista para subsistir y para poder crear y hacer el tipo de trabajo, de experimentación que realizo, cómo eso se vincula con una burocracia. Entonces era autobiográfico pero también era un puente para hablar de algo que nos afecta a todos los artistas”, recordó.

Admirador y respetuoso del arte de la venta ambulante, Juan admitió que en su profesión hay mucho de ese “chichoneo”, más o menos sofisticado. “A los artistas nos cuesta reconocer a veces que mucho de nuestro trabajo tiene que ver con convencer a otro, con insertarse en sistemas o salirse de un sistema para entrar en otro. En ese sentido hay mucho doble discurso de parte de los artistas para reconocer las posiciones más o menos comerciales para que su trabajo artístico más o menos experimental esté más o menos dentro del mercado del arte”, manifestó.

Por último, el artista resaltó que más allá de que la obra este atravesada por la inflación, en este contexto particular del país, se trata de un material esperanzador y propositivo. “Yo creo que la obra tiene a su manera, sin ser baja línea en absoluto, ni decir qué es lo que hay que hacer y dejar de hacer, una mirada, aunque crítica, esperanzadora. De alguna manera la obra sucede dentro de un teatro que fue construido en plena crisis de mega devaluación y ese teatro está y la obra sucede ahí adentro”, concluyó.

Las entradas para ver “Vendo humo”, que continuará en cartel los jueves de noviembre a las 21.30, se pueden reservar en la web de Planta Inclán. La sala está ubicada en Inclán 2661.

“El humo refundó mi deseo de observar y pude tomarme tiempo para verlo y dejarme fascinar”

 

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