Una joven chofer de colectivos de la empresa Saeta vio derrumbarse el sueño de su casa propia cuando los albañiles que estaban techando su casa le advirtieron sobre el inminente colapso de la losa de 88 metros que estaban llenando ellos, ya que el supuesto ingeniero constructor y dueño de la empresa contratada les había ordenado llenar los 88 m2 con una mezcla hecha a base de cal, con el agregado de un mínimo porcentaje de cemento.
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Una joven chofer de colectivos de la empresa Saeta vio derrumbarse el sueño de su casa propia cuando los albañiles que estaban techando su casa le advirtieron sobre el inminente colapso de la losa de 88 metros que estaban llenando ellos, ya que el supuesto ingeniero constructor y dueño de la empresa contratada les había ordenado llenar los 88 m2 con una mezcla hecha a base de cal, con el agregado de un mínimo porcentaje de cemento.
Los audios de los albañiles, que están a disposición de nuestros lectores, advierten sobre la dolosa decisión de la constructora. La mujer, en pánico, solicitó inmediatamente la presencia de un ingeniero civil para que corrobore lo que los albañiles le habían advertido. El profesional de la construcción le aseguró a la mujer, apenas vio la losa, que las falencias estructurales eran graves y que si se le sacaba el apuntalamiento a la misma, podía colapsar.
A partir de allí Natalia López intentó arreglar la situación con la empresa constructora El Hornero, sin obtener ninguna respuesta favorable hasta la fecha. La mujer relató que contrató a El Hornero, propiedad de Walter Gustavo Palavecino, para que le construyera su casa en barrio San Vicente, Cerrillos. Para ello celebraron un contrato y le entregó su camioneta a cuenta de cuatro millones de pesos, y dos millones más en efectivo, quedando un saldo de 12 cuotas de 220.000 pesos, a pagar según avance la obra.
Natalia López dijo a El Tribuno que tras convenir que la losa se iba a hacer plana para sostener una segunda planta, le entregó en efectivo otras sumas de dinero por la diferencia y las cuotas a pagar se extendieron a 18 meses.
"Cuando llegó el momento de losear, yo estaba entusiasmada y ya veía mi sueño de la casa propia casi hecho realidad. Pero una mañana los albañiles me llamaron y me dijeron que la losa estaba quebrada, que le habían ordenado hacerle una carpeta de concreto para que no se notara y que ellos pensaban que la misma iba a colapsar, porque no habían llenado la losa con concreto sino con una mezcla de cal y ripiosa reforzada. Me quise morir. Busqué el asesoramiento de un ingeniero civil y lo confirmó, 'está mal hecha', dijo, con negligencia y con 'razonable posibilidad de que colapse'. Eso hizo que denunciara la estafa y el dolo en la construcción, que al parecer es ilegal, porque no pasó el plano por el contralor de la Municipalidad de Cerrillos, no puso cartel ni nada. Tenemos miedo que se nos caiga encima en cualquier momento", dijo llorando de rabia.
Luego aclaró: "Los albañiles lo confirmaron y cuando yo denuncié en la policía les llevé los mensajes de los mismos, que señalan que los despidió sin pagarles cuando no quisieron llenar la losa, en tres tramos y con una mezcla deficiente de cemento, camuflada con el uso de cal. Incluso, cuando nosotros le reclamamos al constructor, este llamó a los albañiles y les pidió que quemen las bolsas de cal que habían utilizado", dijo angustiada la trabajadora del volante.
Luego relató: "Desde entonces comenzó un larga saga de conversaciones y promesas incumplidas. Yo lo denuncié penalmente por la estafa sufrida y ahora exijo que se haga un control a través de los organismos públicos en la materia y que me den la factibilidad de continuar la obra o no. No quiero versos. No quiero muertes evitables", reflexionó.
Luego contó que tras su denuncia el abogado de El Hornero dijo que llevaría un perito, después que le iba a mandar un listado de profesionales en construcción para que elija uno y este evalúe si es verdad lo que dicen los albañiles, pero de soluciones no hablaron nunca. "Lo peor es que buscando me encontré con que este sujeto tiene decenas de denuncias por estafas y que la razón social de su empresa cambió de nombre y sede varias veces, y que soy una más entre decenas de damnificados".
La joven chofer denunció que ya pasaron semanas y que el tal Palavecino no la atiende. La obra quedó paralizada.
"Si esto es grave, más grave aún es que el constructor ahora me envió una carta documento donde me advierte que dará por rescindido el contrato, así de simple. Exijo justicia, como mujer y como madre no pueden dejarme sin techo, exijo una reparación urgente".