La vida de Kevin y Andrea Griffin cambió por completo cuando se enteraron que habían ganado “la casa de sus sueños”: una propiedad valuada en 1,4 millones de libras esterlinas (casi dos millones de dólares) en Gisborne, una ciudad cercana a Melbourne, Australia. Según el medio Daily Mail, la casa llegó tras la participación de la pareja en una membresía llamada LMCT+ que se dedica a sortear productos de alto valor.
A pesar de la alegría y la emoción, ambos se llevaron una inesperada sorpresa cuando llegaron a la vivienda: los artículos y muebles de lujo con los que supuestamente venía la casa habían desaparecido. Ahora, acusan al dueño anterior de haberles entregado todo “a la mitad”.
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Después de instalarse, Kevin y Andrea descubrieron una grabación tomada por una de las cámaras de seguridad de la propiedad, en la cual se veía al propietario original y empresario de LMCT+, Adrian Portelli, sacando cosas de la casa antes de que la ponga a disposición del sorteo. Entre los artículos que se llevó había electrodomésticos, una cinta de correr y una lujosa parrilla.
Ante las acusaciones, Portelli salió a defenderse y decir que dichos productos “no entraban en el concurso ya que era solo parte del espectáculo y no formaban parte de sus términos y condiciones”. Además, calificó de “desagradecido” al matrimonio: “Desafortunadamente, personas como ellos son las que arruinan la situación para todos y hacen que no queramos volver a hacer cosas como estas”.
Según el medio británico The Sun, los bienes retirados tenían un valor de 33.600 libras esterlinas, es decir, aproximadamente más de 40 mil dólares. En este contexto, Andre y Kevin llevaban pagando un año de la membresía cuando ganaron el premio.
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Ahora, ante la denuncia, Portelli se encuentra bajo investigación en dos estados por Los Servicios Comerciales y para Consumidores de Australia del Sur, quienes lo acusan de violar las leyes del juego. Además, el empresario confesó que tras el reclamo de la pareja recibió mensajes de odio y amenazas por parte de otras personas.
A pesar del escándalo, el hombre aclaró: “Lo que haga con estos artículos depende de mí. Donde quiera que quiera usarlos personalmente o quiera usarlos para organizar futuras casas de regalos, a quién le importa”.
