Para el despliegue de seguridad nacional de Israel, el frente sur no era la principal amenaza. Hamas, que controla desde 2007 una Franja de Gaza con su enorme densidad de 4000 mil habitantes por km2, o sea más que Manhattan, se especializaba en infiltraciones de algunos pocos terroristas y atentados suicidas puntuales, sin capacidad para acciones militares masivas y coordinada, como sí demostró Hezbollah en la frontera norte en los combates del 2006.
Los efectivos israelíes desplegados en las cercanías de Cisjordania eran por lo menos diez veces superior a lo existente en el flanco sur lindero a Gaza. Han invertido varios miles de millones de dólares, se calcula en unos 6 mil millones, invertidos en cercos inteligentes y muros al sur al norte. Aunque en el caso de la frontera con Gaza, sin la presencia de minas anti tanques ni particulares medidas contra inversiones aéreas.
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Hamas no tenía ni aviones, helicópteros, tanques ni vehículos blindados pesados. Por eso, el sábado varias decenas de terrorista cruzaron por el aire el muros usando paracaídas impulsados por motor y los cercos eran perforados por topadoras como las que se usan en la construcción. Los bloques de cemento que se interponían también fueron volados con cohetes anti tanques.
En pocos minutos, Hamas mostraría una capacidad operativa para combinar todo lo anterior, con drones, asaltos en botes de goma desde el mar y ataques informáticos contra los sistema de vigilancia. Entre 1500 a 2000 terroristas penetraron en puestos militares israelíes en plena madrugada y en barrios poblados por civiles, asi como en una fiesta electrónica donde bailaban mas de 3000 jóvenes, de los cuales al menos 260 fueron asesinados.
Fue, a fin de cuentas, una cacería humana como pocas veces se vio en la historia y como nunca se había visto en Israel desde su independencia en 1947.
Esta guerra, que recién empieza, tiene todas las conducciones para superar el récord de israelíes fallecido en un conflicto armado, como los 2500 caídos de Yom Kippur 1973. En la anterior guerra de 1967 se llegó a los 800. En ambos casos fueron militares en su inmensas mayoría. La clave en la lucha contra el terrorismo es entender claramente, con la cabeza fría y el corazón caliente, qué es lo que esa organización criminal, sea cual sea su ideología o religión, pretende que el Estado agredido haga o deje de hacer.
¿Qué están buscando Hamas y su aliado Irán?
En primer térmno, ambos buscan que Israel invada Gaza, se adentre en un combate casa por casa, bloque por bloque, que desangre a la población árabe y que eso tenga una fuerte repercusión en las redes sociales y medios de prensa. Resulta políticamente difícil que el poder político israelí pueda evitar esa incursión. Los mandos de Hamas se colocarán a buen resguardo para recomponer lo antes posible a la organización luego de los mazazos que recibe y recibira.
Hezbollah y su mandante Irán estarán atentos a aguijonear a Israel en flanco norte. Asi como buscar agitar en todo lo posible a los sectores palestinos de Cisjordania que ven con malos ojos a la Autoridad Palestina encabezada por la ex famosa OLP por su dialogo pragmático con Israel y Estados Unidos. Sin olvidar y lanzar gasolina al fuego para alentar mayores tensiones entre los árabes con la ciudadanía israelí que se muestran crecientemente defensores de la causa palestina.
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Luego podrá llegar la estrategia de sensibilizar, en la medida de lo posible, a la prensa occidental progresista con imágenes e información de la tragedia humanitaria de una Gaza sin luz, ni agua y bombardeada. Teherán sabe que Washington está muy pendiente de evitar que una abrupta suba del petróleo desmadre la lucha contra la inflación en los Estados Unidos un año de las elecciones presidenciales.
Con un Partido Demócrata que se debate sobre la viabilidad de un nuevo mandatos de Joe Biden pese a su estado de salud y edad, con una vicepresidencia que no es vista como alternativa valida. Tampoco hay que olvidar las largas negociaciones de la Casa Blanca con Irán para acordar mecanismos que eviten el avance del régimen de los Ayatolás hacia el armamento nuclear.
Si Israel quiere dar un golpe serio a los que financian y entrenaron a Hamas, el brazo armado de Israel deberá llagar a territorio sirio e iraní. El régimen islámico confía en que Washington no lo dejará y que todo se limitara a una traumática invasión a Gaza y fricciones y escarceos en el morte con Hezbollah.
Todo ello, presumen, podría ser coronado con un parate por tiempo indeterminado del acercamiento diplomático y estrategico entre Israel y Arabia Saudita. Mientras tanto el poder del premier israelí podría ir diluyéndose más allá que siga en el cargo hasta el fin de las operaciones militares en pleno desarrollo y que se conforme un nuevo Ejecutivo con personajes destacados en el campo de la Seguridad Nacional y no atrapados por las grietas sobre temas judiciales y personales que han tenido atrapado y distraído a Israel a lo largo de estos años.
El oprobioso ataque terrorista de Hamas, podría derivar en un trauma que le ayude a Israel a desatar el nudo que representaba el aguda e inmovilizante grieta política que arrastra el país desde hace años.
