Antonio Correa, a diferencia de otros deportistas, inició su carrera de grande, a los 26 años. Corría el año 1950 y descubrió sus habilidades con el tiro cuando ingresó al Ejército. Hasta entonces nunca había tenido un fusil en sus manos, pero su precisión en las prácticas sorprendió a todos, incluso a él mismo. El salto a las competencias fue inmediato y desde entonces se cansó de ganar trofeos, hasta tocar el cielo con las manos con el título mundial en 1962. Referente del tiro en la provincia, Correa es una leyenda viviente de la disciplina y está a punto de cumplir 100 años de edad.

A poco de cosechar elogios en el RIM 22 se acercó por el Tiro Federal y se anotó en el Campeonato Sanjuanino. Fue debut y título, el primero del provincial que consiguió durante 11 ediciones, seis de ellas en forma consecutiva.

El salón de actos del Tiro Federal de San Juan lleva el nombre de Antonio Correa, en homenaje a su aporte y trayectoria. 

En 1956 salió campeón argentino por primera vez, en Buenos Aires y en torneo organizado por la Dirección Nacional de Tiro. Si bien siempre representó al RIM 22, en 1961 ganó los Juegos Rioplatenses en Uruguay y a partir de esa conquista y durante varios años fue parte del equipo argentino para los Campeonatos Mundiales de Tiro.

En aquel 1961 obtuvo la medalla de plata en el Mundial de Río de Janeiro, detrás de Estados Unidos, y un año después tuvo revancha. Con Argentina como sede del certamen, el sanjuanino logró el título ecuménico integrando el seleccionado albiceleste.

Talento. Correa tenía un talento natural para el tiro, pero lo descubrió al ingresar al RIM 22, cuando tenía 26 años.

En 1964, con armas desconocidas por ellos, obtuvo el cuarto puesto en Finlandia, detrás del local, Suecia y Estados Unidos. Sin dudas, el equipo argentino se codeaba con el élite y Correa era uno de los referentes.

Aseguran que ver disparar a Correa era inspirador. Se quedaba totalmente concentrado e inmóvil, con el arma estable, el tiempo que fuese necesario. Para ello aplicaba técnicas de respiración que aprendió con expertos, a la vez que también tomó referencias de los norteamericanos para corregir los aparatos de puntería, anticipando los efectos de los cambios ambientales como la velocidad del viento y la luminosidad reinante.

Correa participó durante 11 años consecutivos de los torneos panamericanos que el Ejército de Estados Unidos organizaba en la zona del Canal de Panamá y por su performance le entregaron la medalla de "Tirador Distinguido", reservada para los competidores de mejor desempeño.

El sanjuanino tuvo una trayectoria deportiva impecable y si bien era militar de carrera nunca fue trasladado, como sucede habitualmente con los hombres de armas, ya que el RIM 22 lo mantenía en sus filas por el prestigio que el tirador le daba a la Regimiento en las competencias a nivel nacional e internacional.

Se retiró de la práctica deportiva activa en 1976 y se dedicó a entrenar el equipo del RIM 22, siempre en el Tiro Federal.

El 13 de noviembre cumplirá 100 años y en el ambiente preparan un homenaje.