Con el 0-1 ante River, Talleres sumó cuatro partidos sin marcar al cabo de las ocho fechas que se llevan jugadas en esta Copa de la Liga Profesional. Sí, en la mitad de los partidos, la “T” no pudo convertir y esa es una de las razones por las que hoy está fuera de los clasificados a cuartos de final de la Zona A de la Copa de la Liga Profesional, cuyo campeón irá a la Fase de Grupos de la Libertadores 2024, un objetivo muy claro para el club.
Resulta llamativo y preocupante para un equipo que fue el segundo más goleador de la la Liga Profesional, torneo en el que registró 42 tantos al cabo de 27 fechas, ocho menos que el top River, también campeón del certamen. Su promedio fue 1,55 por partido contra el 1,2 actual. Cuando quedan seis fechas para el cierre de la fase clasificatoria y, en lo inmediato, en el cruce de cuartos de final con Boca por Copa Argentina, es un punto clave que debe recuperar.
Haber perdido ese promedio de un gol y medio por partido tiene su explicación y va más allá de las salidas de Michael Santos y de Diego Valoyes, quienes se fueron con 13 y cuatro tantos, respectivamente, además de las seis asistencias que tenía cada uno. Hay razones técnicas, tácticas y de estrategia.
Pieza por pieza y a esperar
Igual. Con la salida del colombiano y del uruguayo, el DT Javier Gandolfi estaba ante la alternativa de cambiar pieza por pieza o dar nacimiento a otro Talleres con modificaciones más profundas, aunque sin dejar de tener el perfil ofensivo, aunque con otro sistema y nuevas estrategias. “Cobija” eligió esperar que las alternativas de las que disponía, propias y extrañas, pudieran aportar ese faltante. La única vez que Gandolfi metió el volantazo desde el inicio fue con el famoso 5-3-1-1 ante Argentinos para hacer “espejo”, pero duró un poco más de un tiempo, ya que, luego, el DT volvió al sistema tradicional de 4-2-3-1. Será difícil que vuelva a cambiar cuando se avecina el tramo final del doble frente competitivo. Se toman como excepciones aquella línea de tres que se tiró ante Colón por Copa Argentina o el doble 9 con David Romero ante Central, ambas en el ST. Más atrás, en Liga Profesional, cuando Garro estuvo al lado de Villagra para jugar con el doble “9″ integrado por Michael Santos y por Nahuel Bustos.
Relevos y ensayos, goleadores se necesita. En el extremo derecho, jugaron el colombiano Luis Angulo, el canterano Diego Barrera, Valentín Depietri y Nicolás Vallejo. Todos mostraron algo interesante, pero el vacío no pudo ser cubierto en lo inmediato. Una asistencia y un gol (se considera el del ex-Independiente ante Barracas más allá del rebote en Desábato) fueron el aporte conjunto de los nuevos extremos derechos. Fue en el caso del delantero central donde más se notó. En primera instancia, Nahuel Bustos fue el elegido cuando Santos se desgarró y faltó en las fechas finales del torneo anterior. En este certamen, jugó los partidos ante Gimnasia LP y ante Huracán, en los que Bustos marcó un gol por partido; luego, vinieron el 2-2 frente a Colón (Copa Argentina, octavos de final), el 0-2 con Rosario Central y el 0-0 ante Instituto. En la previa a Argentinos, sufrió una lesión muscular, que lo marginó de ese partido, del 4-0 contra Barracas. Recién pudo volver en el clásico con Belgrano y en el juego ante River, como suplente. En ambos casos, le costó gravitar y no fue un definidor letal como se lo conoce. Cuando se lesionó, el turno fue para el pibe Francisco Pozzo, quien fue titular ante Argentinos, pero, en el ST, dejó su lugar a Valentín Depietri.
El ex-Fortaleza pasó de extremo derecho o relevo de Rodrigo Garro al puesto de delantero y con mucha movilidad, por cierto. Ha sido el más apto para participar del juego del equipo y llegar a la definición. Ahí no estuvo derecho. ¿David Romero? Se lesionó ante Rosario Central como doble “9″ y volvió ante Belgrano –casi en la posición de Garro, detrás de Bustos, que también había entrado– y ante River (de doble nueve con “NB10″).
Lo de Tomás Molina es llamativo. Entró en los partidos ante Huracán y ante Instituto, en el torneo federal en Mendoza. Sin embargo, pese a la lesión de Bustos, siguió en el banco hasta salir directamente de la convocatoria. En el clásico estuvo sentado en la platea y tampoco fue al Monumental. En este plan, Molina no encaja para el DT y, para contemplarlo, necesitaría cambiar la forma de atacar para contemplarlo como referencia de área. “Para aguantar 90 minutos, tenés que estar preparado. El ritmo del fútbol argentino es muy alto. Preferí que arrancara desde el banco. Los roces y los controles los agarrará jugando. La idea es que vaya teniendo minutos y que lo antes posible regrese a completar un partido”, sostuvo “Cobija” recientemente. Los goles de Bustos fueron el saldo de los especialistas probados por Gandolfi.
Adaptación colectiva e individual. No es fácil ser Santos y Valoyes. Ni para ellos mismos lo fue. Se fueron en el pico de sus respectivos rendimientos, pero para llegar a eso debieron someterse a un proceso de años. El colombiano ofreció lo mejor en los últimos dos, y había llegado cinco años atrás; el uruguayo explotó en 2023, pero había llegado en 2021. Se fueron jugadores con nivel de selección, pero no llegaron con esa condición. Esa adaptación es la que se vive en el extremo derecho y en el centro del ataque albiazul.
Pérdida de sociedades, juego y goles; el modo Sosa. Villagra-Garro-Sosa es la única sociedad que tiene Talleres, pero necesitan incorporar los recursos que faltan. Se perdió impronta, pero más opciones de ataque, movimientos mecanizados con o sin pelota. Va más allá de la falta de puntería que se expone permanentemente como principal razón. Con el “16″ marcado, el paraguayo muchas veces se hace conductor, su transporte es mayor y la jugada corre riesgo de terminarse con una infracción o con un choque por sumarle un tiempo más. El modo Sosa. Como alternativa goleadora ha surgido un defensor como Lucas Suárez, quien ha demostrado pisar con determinación el área rival. Sosa es el goleador de Talleres con tres tantos; le siguen Bustos y Suárez, con dos uno.
Disponibilidad. Lesiones musculares como la de Nahuel Bustos –venía siendo titular– y convocatorias como las de Ramón Sosa a la selección de Paraguay o del mismo Matías Galarza, que es un volante con gol, harán que Gandolfi tenga que cambiar al menos ante Boca.
Lo que viene
Terminar con la sequía. Talleres tiene por delante la definición de Copa Argentina y de la Copa de la Liga Profesional y necesitará romper el cero. Este domingo, a las 21.10, Gandolfi deberá resolver la falta de gol sin Sosa, su máximo artillero que se va a la selección de Paraguay para jugar la doble fecha eliminatoria.